FUENTE | ABC Periódico Electrónico S.A. (18/06/2012)
Sara Gable, que así se llama la autora del trabajo que se publica en Child Development , analizó a más de 6.250 niños procedentes de distintas escuelas infantiles. Los niños fueron seguidos desde que comenzaron la educación infantil (4 o 5 años) hasta quinto grado (11 o 12 años).
La investigadora recogió información de la familia en cinco momentos definidos de este periodo. Además, los maestros informaron sobre las habilidades interpersonales de los niños y su bienestar emocional; los niños fueron pesados y medidos, además de que se sometieron a exámenes académicos.
PEORES RESULTADOS
Los resultados mostraron que, en comparación con los niños que nunca fueron obesos, aquellos, niños y niñas, cuya obesidad persistió desde el inicio del jardín de infancia hasta quinto grado tenían peores en los exámenes de matemáticas. Su bajo rendimiento continuó hasta el quinto grado. En cuanto a los niños cuya obesidad surgió más tarde, en el tercer o quinto grado, no se encontraron diferencias, mientras que las niñas que se convirtieron en obesas más adelante, su peor rendimiento en matemáticas fue temporal.
«Nuestro estudio sugiere que la obesidad infantil, especialmente la obesidad que persiste a través de los grados de primaria, puede perjudicar el bienestar social y bienestar emocional y el rendimiento académico de los niños», dijo Gable. En su opinión, los hallazgos ilustran las complejas relaciones entre el peso de los niños, sus habilidades sociales, el bienestar emocional y sus resultados académicos.
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