17 oct 2021

GRIPES CATARROS y CORONAVIRUS ADIOS

GRIPES CATARROS y CORONAVIRUS ADIOS

GRIPES CATARROS y CORONAVIRUS ADIOS

Adiós a GRIPES, CATARROS y CORONAVIRUS: el plan perfecto para acabar con todos los virus respiratorios

Ni vacunas ni medicamentos hicieron falta en el siglo XIX para vencer al cólera en Londres

Un nuevo sistema de alcantarillado, para que el agua potable no se mezclara con los desechos humanos, fue el que frenó la trasmisión de las bacterias que provocaron esta terrible epidemia que se cobró miles de vidas. Solo se necesitaron ladrillos y hormigón para que la capital inglesa no volviera a experimentar un brote importante después de 1866

Tampoco hicieron falta grande avances médicos en el siglo pasado en Estados Unidos para frenar la fiebre amarilla y la malaria. Una combinación correcta de pesticidas y mosquiteras en las ventanas redujo las infecciones por estas enfermedades.

Una por una, estas y otras enfermedades –como la disentería o el tifus– se han ido controlando simplemente atendiendo a la calidad del agua y manteniendo a raya a los insectos. A lo que no hemos atendido hasta el comienzo de la pandemia del covid-19 es a algo tan sencillo como el AIRE y cómo gestionarlo bien puede salvar vidas.

A pesar de que no fuésemos conscientes hasta hace año y medio de cómo el aire viciado que respiramos puede llegar a enfermarnos, la pandemia puede habernos dado un plan para detener todos los virus respiratorios a la vez: la ventilación.

Más allá del coronavirus, una correcta gestión del aire en espacios cerrados puede salvarnos de GRIPES, CATARROS y CORONAVIRUS.

“Actualmente se está reconociendo que la trasmisión por los aerosoles de enfermedades es más frecuente y abundante de lo que se creía”, explica a El Confidencial la viróloga del CSIC Margarita del Val.

Un claro ejemplo es el editorial que un grupo de expertos en construcción, salud pública y medicina publicaron en ‘Science’ a principios de este año pidiendo un “cambio de paradigma” en torno al aire interior.

Estaba infravalorada la capacidad de las partículas exhaladas por la gente al hablar, toser, reír o gritar; de mantenerse en el aire y contagiar.

La viróloga del CSIC subraya que “antes se pensaba que los aerosoles eran muy pequeños y no entraban tan fácil y rápidamente en la persona receptora, y que no tenía suficiente virus. Pero ahora se conoce que permanecen varías horas en el aire en suspensión y si se multiplica por la cantidad de tiempo exhalando..., pues la trasmisión es mucho más eficaz que una gotita que emites y cae a una superficie, que sería necesario tocarla rápidamente o acercársela a una mucosa para que virus tuviese éxito de enfermar”.

El tiempo de suspensión en el aire no se conocía y ahora se está reconociendo que hay otros agentes infecciosos de enfermedades respiratorias que también es probable que se extiendan por aerosoles. Por eso la ventilación es muy importante para luchar contra todos ellos”, apostilla la experta.

Asimismo, Del Val recuerda que la ventilación es “muy fácil y muy eficaz”. “Quien haya tenido algún elemento de medida de la cantidad de CO2 que hay en el aire, que es una medida indirecta, habrá visto que solo con la ventilación se mejora la calidad de este. Solo con abrir las ventanas, si es ventilación cruzada, funciona. Y cuando se cierra se pierde. Es una solución sencilla, barata para cuando el tiempo lo permite y podrá ser eficaz frente a muchos agentes infecciosos”, explica la estudiosa de los virus.

Frenar GRIPES, CATARROS y CORONAVIRUS

Las mascarillas y la ventilación han causado que la cantidad de aerosoles en el aire sea menor, que han demostrado que frenan las enfermedades. La viróloga lo ejemplifica con la bajada del número de casos de GRIPES, CATARROS y CORONAVIRUS.

Pero matiza que no está demostrado que sea tan eficaz con los adenovirus (como conjuntivitis o gastroenteritis) y los rinovirus (como el resfriado común). “Lo que si está claro es que sería más fácil controlar muchas de estas enfermedades, bajar el número de casos y la gravedad de otros”, añade.

Asimismo matiza que también es importante saber “cuántas partículas infecciosas tienen que llegar a una persona para que enferme, enferme grave o tenga una patología complicadísima. Eso no lo sabemos y dependerá del estado de las defensas de cada uno. Pero probablemente también dependerá de la dosis de infección”.

La ventilación cruzada (también en coches)

La clave para una buena gestión del aire en espacios cerrados es que la ventilación sea cruzada. Para ello debe haber puertas y ventanas abiertas simultáneamente en lados opuestos de la sala. “No hace falta que sea muy intensa, con una pequeña apertura basta”, señala la viróloga.

Del mismo modo, Del Val destaca que no debemos olvidarnos de la ventilación en los coches particulares; tampoco en taxis y otros transportes VTC.

“Cuando compartimos coche no nos damos cuenta, pero es un riesgo. El aire está saturado con solo cinco minutos de viaje con otra persona. Se satura de agentes infecciosos y estás respirando aire respirado; es como si se bebiese el agua que otro ha utilizado para enjuagarse la boca y eso no se le ocurre a nadie”, desarrolla la experta.

Oficinas sin ventanas

Los edificios inteligentes están a la orden del día en las oficinas actuales y las ventanas no cumplen su función como elemento de ventilación.

En este sentido, la viróloga lanza un mensaje tranquilizador a la población porque, si se está gestionando de una manera correcta, la filtración “se puede ajustar para que se renueve tanto el aire que la calidad sea suficientemente buena”.

Si la ventilación es forzada con renovación total, la calidad del aire es muy buena, pero es cierto que se gasta más energía y más dinero; porque en invierno cada vez que coges aire lo tienes que calentar y en verano al revés, en lugar de recircular el que ya tiene la temperatura adecuada”, añade.

En caso de que no se disponga de un sistema que renueve correctamente el aire en un edificio con ventilación automática o se quiera ahorrar dinero, la viróloga recomienda poner filtros HEPA.

“En cada pasada del aire por el filtro no gasta tanta potencia, ni mucho motor y ni mucha energía. Y aunque una sola pasada no filtre todo el virus, al estar filtrando constantemente, el aire puede estar razonablemente limpio. Por lo tanto recircula una cierta parte del aire y renueva otra”, desgrana.

Las pandemias que están por venir

La experta explica que las pandemias más esperadas que podrían azotar al mundo van a venir por dos vías: respiratorias o por trasmisión por insectos.

“Teniendo en cuenta que son las más probables, si nos quitamos en general agentes respiratorios, bajaremos también la posibilidad de que nos pille otra pandemia como esta”, concluye Del Val.

AIRE con CALIDAD y SEGURIDAD gracias a la PURIFICACION del AIRE interior

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SIN RESIDUOS en los VIÑEDOS

SIN RESIDUOS en los VIÑEDOS

Ozono para la renovación sin residuos de los viñedos contaminados

Aplicación del Ozono a los procesos agrícolas es una tecnología y método innovador basado en el Ozono en la renovación de los viñedos a través de Ozono

El Ozono es la alternativa natural, ecológica y sin residuos al uso de productos químicos, tóxicos y peligrosos para el ser humano y el medioambiente

La reducción del empleo de químicos, se traduce no solamente en la mejora para la salud y la naturaleza sino también en una mayor seguridad y un gran ahorro para los agricultores, viticultores y bodegas.

Generador de OZONO de AGUA

Por la concentración de Ozono, se consigue agua totalmente pura, rica en oxígeno y desinfectada, con un agua en un alto poder desinfectante.

Agua con OZONO es un desinfectante que tiene una gran capacidad de eliminar todo tipo de virus, bacterias, hongos, levaduras, nemátodos y otros patógenos nocivos.

Nuestro GENERADOR de OZONO modelo OZ3G es para caudales entre 1.000 y 3.000 litros por hora.

Y el GENERADOR de OZONO modelo OZ15G sirve en caudales de 10.000 a 15.000 litros por hora.

Estos 2 GENERADORES de OZONO para el AGUA SON un sistema innovador y de alta tecnología, para las necesidades agrícolas.

Renovación del AGUA sin residuos en los viñedos contaminados

Gracias a la aplicación del Ozono en el agua se consigue la renovación de los viñedos contaminados por patógenos, se consigue calidad y mejora en suu productividad.

Además Y MUY IMPORTANTE es SIN RESIDUOS

Esta regeneración se puede llevar a cabo con el cultivo instalado, sin que sea necesario arrancar la plantación.

En otros casos, tras la aplicación del tratamiento con Ozono la parcela está lista para su reutilización inmediata, sin que sea necesaria una espera de varios años como ocurre con otros tratamientos.

Riego con un agua de OZONO es plena calidad y con alto Redox

Gracias al Ozono conseguimos la potabilización, desinfección y oxigenación del agua de riego.

El riego con agua de OZONO, con un alto redox, resultado oxigenación de las raíces, lo que se traduce en una mayor vitalidad y productividad de los viñedos.

Agua con OZONO es AGUA de calidad que favorece el desarrollo del sistema radicular y ayuda a proteger la planta ante agresiones de patógenos.

Todo ello tiene como resultado una sustancial mejora de la calidad de la uva y de la rentabilidad de la explotación.

Limpieza del sistema de riego

Otra aplicación del GENERADOR de OZONO para el AGUA es la limpieza y desinfección del sistema de riego, eliminando el biofilm, materia orgánica que se pega al interior de las mangueras y conducciones, que las obstruye.

Actualidad ACCION del OZONO

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OTOÑO de la CIVILIZACION

OTOÑO de la CIVILIZACION

OTOÑO de la CIVILIZACION

El OTOÑO de la CIVILIZACION y la ruptura de la cadena de suministros

Hemos pasado el verano de la historia, en el que todo iba cada vez a más y mejor, en el que la abundancia material fue la norma

Históricamente, en nuestras latitudes, el otoño era un tiempo de recogimiento. De frenar el ritmo trepidante del verano. De prepararse para el inevitable y crudo invierno. Pero eso era antes.

Fuente: ctxt.es
Antonio Turiel / Juan Bordera (17/09/2021)

En la actualidad hemos logrado difuminar las estaciones. Gracias a nuestro ingenio, hemos creado un desarrollo tecnológico que nos permite –a los privilegiados– habitar ambientes cálidos en inviernos fríos y viceversa.

Las frutas y verduras ya nos llegan en todas las estaciones y de cualquier parte del mundo en cualquier momento, gracias a la complejidad de nuestro sistema.

En uno de los grandes –quizá aparentes– avances de nuestra civilización, en cierta manera, hemos disciplinado a la fuerza de los ciclos naturales.

Sin embargo –habrá quien le encuentre un reverso poético a esto–, para lograr someter a los ciclos, hemos usado tal cantidad de combustibles fósiles que ya no solo los tiempos están cambiando. Las estaciones también. Nuestra pírrica victoria solo ha sido temporal. Temporal, como los que estamos desatando.

No solo hemos diluido los ciclos, digamos, de puertas para dentro, sino que estamos creando un nuevo estado climático caótico que nos va a sorprender con fenómenos meteorológicos cada vez más abruptos, inesperados, potentes y frecuentes.

Es la consecuencia de haber pretendido dominar los ciclos, sin antes comprenderlos.

A la cadena de suministros le está pasando algo que parece que tampoco comprendemos bien. Al principio fueron los microchips. No se producían los suficientes. Las fábricas de coches empezaron a parar algunos días para acomodar su producción. Después, la escasez de chips afectó a la PlayStation 5. Si quieres una nueva, tienes que encargarla y esperar unos meses.

Luego empezaron a escasear –y a aumentar de precio– muchos materiales de construcción: acero laminado, aluminio, cobre, cemento…hasta madera. También faltan ya algunos pigmentos, resinas epoxi y varios tipos de plásticos.

La lista de materias primas que está escaseando es cada vez más larga, y eso empieza a afectar a las materias elaboradas a partir de las materias primas. Faltan recambios para algunos coches, o para bicicletas. Hay ordenadores e impresoras que discretamente han desaparecido del catálogo.

Materias primas que están escaseando es la lista cada vez más larga y eso empieza a afectar a las materias elaboradas a partir de las materias primas

Pero el problema no se acaba en lo más anecdótico: ocurre que algunos alimentos comienzan también a escasear. Que este año la cosecha de trigo en Rusia será mala y el precio del trigo está aumentando. Que falta acero y aluminio para las latas, que los costes de los contenedores, de los transportes marítimos, se han multiplicado por diez o por veinte. Que falta de todo.

Esto no es todo, ojalá. De repente el precio de la electricidad también se ha disparado, las familias y empresas lo sufren. Rápidamente los medios de distracción y los tertulianos han puesto el grito en el cielo, atacando al Gobierno o a las eléctricas, pero –aunque hay responsabilidades compartidas y el pulso del oligopolio a un ejecutivo blando pero que no controlan del todo es evidente–, poco a poco se empieza a escuchar cuál es la causa principal de la subida de la luz: falta gas natural. Y no falta solo en España: falta en toda Europa. Argelia, antaño suministrador fiable de gas a España, ahora solo nos envía menos de la mitad que hace unos años, y las energéticas han buscado gas en otros países. Obviamente, pagándolo a un precio mucho más caro.

Incluso hemos llegado al punto en el cual compañías productoras de fertilizante están paralizando ya algunas de sus plantas en España y Reino Unido debido al creciente precio del gas. Habrá que vigilar bien esto: tras aquella “revolución verde” en la agricultura, que más bien fue negra, color crudo, la cadena alimentaria es absolutamente petrodependiente.

El mundo se ha vuelto loco. Después de la convulsión de la covid, cuando se esperaba la recuperación económica, todo parece irse al garete, así, por las buenas. Sin previo aviso.

¿Sin previo aviso?

En realidad, sí que hubo aviso. Y no uno: muchos. Y no solo recientes, sino algunos que vienen resonando desde hace décadas. Nada de lo que pasa es casual ni del todo inesperado. Se sabía que acabaría pasando. Se sabía, pero no se quería actuar, porque eso implicaba cambiarlo casi todo.

Tantas cosas, que cada gobernante y cada consejero delegado decidió cerrar los ojos y esperar a que el problema se solucionase solo o lo solucionase otro. Tal vez llegara un milagro tecnológico, pensaron. Pero no vino otro que lo solucionase ni se resolvió solo. Y el milagro no llega.

Hace 16 años, en 2005, la producción de petróleo crudo tocó su máximo. Es lo que se conoce como cenit del petróleo convencional, el peak oil del petróleo más versátil y fácil de extraer. Desde entonces, se han introducido un montón de (malos) sucedáneos del petróleo para compensar el estancamiento y posterior caída de la cantidad de petróleo bueno que se producía cada año; así, se empezaron a producir biocombustibles obtenidos a través de cultivos, se extrajeron alquitranes en Canadá y Venezuela para combinarlos químicamente con gas natural y obtener algo vagamente parecido al petróleo.

Por último, se impulsó la locura/burbuja del fracking en los EE.UU. Había que intentar rebañar las gotas dispersas de hidrocarburos degradados que se encuentran en algunas rocas. Todo prácticamente en vano. Estos sucedáneos, los petróleos no convencionales, son demasiado caros de extraer y tratar, y encima no son tan buenos. Algunos no valen ni para producir diésel.

Las compañías petroleras intentaron seguir en el negocio, pero tras años de pérdidas enormes a pesar de que el petróleo se vendía caro, en 2014 decidieron comenzar a arrojar la toalla. No merecía la pena seguir luchando. Desde 2014, las petroleras han reducido un 60% su inversión en la búsqueda y puesta en explotación de nuevos yacimientos.

Ese frenazo tan rápido garantizaba que la producción de petróleo comenzaría a caer en breve, y así ha sido: desde diciembre de 2018 la producción va cayendo, problema que ha agravado en 2020 la covid. Ojo, importante: agravado. No provocado.

Como hemos dicho, este proceso de caída de la producción de petróleo es conocido desde hace décadas, se ha avisado de él con frecuencia. Y ya está pasando, con el carbón, el uranio y, en menor medida, con el gas natural. Hemos topado con los límites de muchos de los recursos naturales esenciales.

Tal y como se avisó ya en 1972. Hemos entrado en el siglo de los límites. Durante décadas, geólogos, ingenieros de minas y científicos de diversos ramos habían advertido sobre la inevitable crisis energética y de materiales que causaría el peak oil. Y no se ha hecho nada. Se ha esperado a que la escasez comenzara a ser notoria.

Falta diésel desde 2015, y por ello, la extracción de minerales y el transporte marítimo se encarecen. Todas las carencias que se van desencadenando se retroalimentan y hacen el problema cada vez más grave: si hay menos plástico y menos cobre faltan cables, y entonces faltan máquinas, que disminuyen la producción de tantas otras materias primas y elaboradas.

Si se extrae y transporta menos hierro por la falta de diésel y el encarecimiento de los portes marítimos, se fabrican menos contenedores y eso hace que los precios del transporte por mar se disparen aún más. El efecto mariposa de la complejidad, dentro de la propia cadena de suministros.

Europa se enfrenta a una crisis de suministro de gas natural en los próximos meses. Motivo: sus dos principales proveedores (Rusia y Argelia) llegaron a su máximo de producción, su peak gas, y su producción ya cae en este momento. Esto encarece la electricidad, pero también la fabricación de cemento, los fertilizantes y un largo etcétera.

Las ramificaciones de la escasez de petróleo y de gas se extienden por todo el tejido industrial y productivo del mundo. Tanto el mundo empresarial como el político asisten aparentemente perplejos, no saben cómo reaccionar. Bueno, algunos en realidad sí saben: la compañía Maersk –el principal operador mundial de transporte marítimo de mercancías- ha multiplicado por 10 sus beneficios en el primer semestre.

Falta diésel desde 2015, y por ello, la extracción de minerales y el transporte marítimo se encarecen. La propia Agencia Internacional de la Energía, el organismo de referencia en su sector, aún no ha anunciado las conclusiones principales de su informe anual cuando falta un mes para su publicación: ni siquiera se han atrevido a abrir la compra previa –que en julio habitualmente ya estaba disponible–, seguramente porque no saben cómo tiene que continuar la historia para resultar creíble.

Todo ello entremezclado además con el enorme reto climático que tantos sustos ha dado ya este verano: olas de calor por todas partes que llevan el termómetro a valores inéditos, incendios que arrasan casi países enteros, DANAS, inundaciones sin precedentes y trombas de agua en medio mundo. Por supuesto también en España. Hasta tornados estamos viendo en algunas zonas del interior de nuestro país. E incluso hemos asistido a un pequeño terremoto dentro del IPCC.

Volviendo a la cruda cuestión de la energía: no se puede resolver la crisis energética y de materias primas con más inversión. El problema es estructural. Los yacimientos han tocado máximos y decrecen inevitablemente. Cada vez costará más obtener petróleo, gas u otras materias primas.

Y como las materias primas ya escasean, no podremos implementar todos esos masivos parques de energías renovables que se proyectan en todas partes al mismo tiempo –presionando más la cadena de suministros–, y que requieren de ese neodimio, plata, disprosio y otros tantos materiales cada vez más buscados.

Además, el abaratamiento de muchos de esos paneles o aerogeneradores (que tienen una vida útil determinada de unas pocas décadas y luego han de ser sustituidos) ha sido posible gracias a la globalización y a las economías de escala. Cuestionable, como mínimo, que se puedan mantener a medio plazo.

Aún tenemos tiempo para hacer preparativos y evitar lo peor. Pero no podemos esperar más, porque de hecho ya llegamos tarde.

Deberíamos dejar de hablar de macroproyectos y tecnofábulas fantasiosas, y centrarnos en cosas más simples e imprescindibles. Garanticemos el suministro de alimentos, garanticemos el agua limpia, aseguremos las necesidades locales, relocalicemos el trabajo, trabajemos con materiales de proximidad y montemos los sistemas locales y resilientes que necesitamos, tanto de producción de energía como de todo lo demás.

Dejemos de encandilarnos con las eternas promesas tecnológicas incumplidas y salvemos lo salvable. Adaptémonos a lo que ha de venir igualmente.

Repensemos el modelo Just In Time, ese modelo basado en la aceleración perpetua y evitar almacenar para ahorrar costes. Asumamos que solo fue posible mientras sobraba de todo. Que nos ha dado problemas durante la pandemia –ahora sabemos bien que las cosas no siempre llegan justo a tiempo– y que su influencia en la escasez creciente también es notoria. Al fin y al cabo, qué era el otoño sino el momento de almacenar para afrontar el duro invierno.

Hemos pasado el verano de nuestra civilización, en el que todo iba cada vez a más y mejor, en el que la abundancia material fue la norma. Como la cigarra de la fábula, no hemos aprovechado la bonanza del verano para hacer acopio para los malos tiempos. Ahora se acerca el OTOÑO de la CIVILIZACION.

El otoño siempre fue una especie de ruptura natural en la cadena de suministros. De repente, pasado el cénit energético del verano, se llegaba a un punto en el que se empezaba a tener menos, y había que adaptarse para afrontar el invierno. Aún tenemos tiempo para hacer preparativos, para tomar medidas adecuadas con determinación, para evitar lo peor. Pero no podemos esperar más, porque de hecho ya llegamos tarde. Estos preparativos tardíos de otoño no serán tan efectivos como habrían podido serlo en pleno verano.

OTOÑO de la CIVILIZACION no es ni más ni menos que nuestro inexorable regreso –en principio lento– a vivir dentro de unos ciclos que nunca debimos dar por vencidos. En tiempos que cada vez serán menos complejos, pero más difíciles, vamos a tener menos energía para aclimatarnos a un invierno profundo que puede durar décadas, incluso siglos. Y ni la primavera ni el siguiente verano aparentemente invencible están asegurados. Habrá que ganárselos.

Benedetti, a su manera, también lo vio venir: aprovechemos el otoño / antes de que el invierno nos escombre […] aprovechemos el otoño / antes de que el futuro se congele / y no haya sitio para la belleza /porque el futuro se nos vuelve escarcha.

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OLA sexta de la PANDEMIA

OLA sexta de la PANDEMIA

Margarita del Val vaticina cuándo se producirá la sexta ola de la pandemia

El ritmo de la campaña de vacunación española ha permitido superar el 70% de la población inmunizada con la pauta completa

Además, la incidencia acumulada sigue desciendo y ya se encuentra en 176,74 casos por cada 100.000 habitantes.

Sin embargo, la científica Margarita del Val ha pedido cautela porque prevé una nueva OLA de contagios de cara al otoño.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya ha marcado un nuevo objetivo de vacunación: alcanzar el 90% de vacunados con la pauta completa, que se conseguirá cuando los mayores de 12 años reciban las dos dosis.

Una meta que, en cambio, no tiene por qué asegurar la erradicación del virus.

De hecho, las vacunas actuales no previenen del contagio.

Así, la científica del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa ha asegurado que se van a seguir produciendo picos de contagios y ahora la sexta OLA.

"Las oleadas van a seguir, en cuanto entre un poco de fresco por las noches vamos a empezar a meternos en los interiores y a tener nuevos casos en una nueva ola de otoño", explicó la experta en la programa Al Rojo Vivo de La Sexta. "Creo que va a haber una sexta OLA. El año pasado ocurrió: subieron muy rápidamente los casos al venir los primeros fríos. La pandemia de gripe A nos enseñó exactamente lo mismo", añadió.

Cómo evitar los contagios en los interiores

Los espacios interiores es una de las mayores preocupaciones de la comunidad científica. Desde que se confirmó que los contagios se producen mayoritariamente por aerosoles, los expertos han trabajando por concienciar a los ciudadanos y autoridades sanitarias a extremar el cuidado en los interiores.

Así, la propia Margarita del Val, junto con centenar de colegas, envío una misiva a comienzos de este año a la Presidencia del Gobierno de España, Gobiernos Autonómicos, y otros cargos públicos con responsabilidades en materia sanitaria; para abordar de forma prioritaria la transmisión de SARS-CoV-2 por inhalación de aerosoles

1. Las mascarillas son clave: los cubrebocas, explican los científicos en la carta, constituyen una de las herramientas de prevención más eficaces.

Por esto, las administraciones solicitan que aumenten la información sobre la eficacia y recomendaciones de uso, la retirada urgente de mascarillas que no proporcionan una protección real (p. ej., de rejilla o semitransparentes, o con ajuste defectuoso) y más información sobre la correcta colocación y ajuste, que son aspectos críticos. Además, entienden que hay que exigir el uso de mascarillas en el interior de lugares de trabajo.

2. Promover la actividad en el exterior: la probabilidad de contagio al aire libre, aseguran los firmantes, es al menos 20 veces menor que en interiores.

Entienden que el Gobierno y las CCAA deberían promover las actividades en el exterior como es mantener abiertos parques y jardines, promocionar actividades al aire libre cuando sea posible, por ejemplo reuniones familiares, de trabajo, colegios...Y, por último, revisar normativa y vigilancia sobre los espacios de terraza con cerramientos.

3. Una correcta ventilación de los interiores: el centenar de firmantes entiende que a ventilación con aire exterior en cantidad suficiente, mediante ventilación natural, mecánica o combinación de ambas, debe instaurarse como una medida imprescindible en todas las actividades que se realicen en espacios interiores de todo tipo, sean públicos o privados.

4. La medida de CO2 es el mejor indicativo para valorar la ventilación: la epístola contempla que la medición de la cantidad de dióxido de carbono en el aire es el mejor indicativo para saber si un espacio está bien ventilado.

"Es la mejor, si no la única, solución tecnológica de bajo coste disponible para verificar en cada momento si la ventilación es suficiente o si es necesario incrementarla", explican los científicos. "Consideramos necesaria su implantación urgente y generalizada, con medidores fiables (tipo NDIR)", sentencian.

5. Aclarar información sobre las tecnologías de limpieza del aire: desde el inicio de la pandemia han surgido varios avances tecnológicos que permiten atajar la transmisión del virus.

Así, este grupo de científicos pide a las autoridades que hagan un posicionamiento oficial sobre ellas. En concreto, sobre el filtrado de alta eficiencia (los conocidos como filtros HEPA), una solución contrastada para la eliminación de aerosoles respiratorios; y sobre el uso de otras tecnologías, como UV-C, fotocatálisis, ionización, OZONO, etc.

6. Atención especial a los centros educativos: el centenar de investigadores ven a los centros educativos como un espacio de riesgo.

Así, consideran imprescindible implantar de manera generalizada estrategias optimizadas de ventilación con aire exterior, utilizando medidores de CO2 y ventilación continua, cruzada y distribuida.

7. Límites claros de CO2: la misiva dirigida a la autoridades sanitarias insta a que se creen protocolos claros y generalizados sobre las los límites de CO2 y su correlación con las limitaciones de aforo en las empresas.

"En concreto, desde instancias oficiales deberían establecerse como valores de referencia los límites de 700-800 ppm (hasta 1000 ppm si hay filtración suficiente) propuestos en diversos documentos", dicen.

8. Una fuerte apuesta por la divulgación científica: para garantizar que la información científica sobre el Covid-19 llegue de forma correcta a los ciudadanos, los investigadores firmantes platean tres líneas de actuación:

- Generar información de calidad, clara y accesible.

- Difundir, a través de distintos medios (redes sociales, TV, radio, prensa), espacios institucionales donde se expliquen de manera breve y clara las ideas principales.

- Crear infografías que incluyan específicamente la transmisión por aerosoles y medidas de prevención asociadas, para su utilización en infinidad de lugares públicos y privados.

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