FUENTE | EFE verde (05/10/2012)
Autor: Ana Cerrud
INTERÉS INTERNACIONAL
El VI Congreso Internacional de Medicina Ambiental que se celebró en Madrid identificó patologías por contaminación ambiental por los Perfumes, los disruptores endocrinos, entre otros, como cáncer, enfermedades neurodegenerativas, trastornos del comportamiento, infertilidad y enfermedades emergentes como el síndrome de sensibilidad química múltiple (SQM), la fibromialgia y la fatiga crónica.
Dolores Romano, ingeniero agrónomo del Instituto Sindical del Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS), presentó las conclusiones del Congreso de Riesgos para la Salud Pública y Medio Ambiente como punto de partida para el debate. Entre las recomendaciones establecidas, mencionó la importancia del etiquetado en los productos, para identificar sustancias de riesgo en los Perfumes, (en nanotecnología y transgénicos) y ante las nuevas enfermedades relacionadas con los campos electromagnéticos (cáncer, entre otras), fijar límites legales máximos de contaminación, a nivel internacional. La Unión Europea puso ya en marcha un portal gratuito on line para intercambio de información sobre sustancias y tecnologías alternativas a los químicos tóxicos identificados.
Sobre el impacto en la salud humana de los contaminantes orgánicos persistentes, como los disruptores endocrinos, destacó su relación probada con alteraciones en el sistema reproductor masculino (criptorquidia, hipospadias y reducción de la calidad del semen) y femenino (pubertad precoz, reducción de la fecundidad, abortos espontáneos, ovarios poliquísticos, endometriosis) y cánceres en órganos hormono dependientes como mamas, próstata, testículos y tiroides. Se estableció, por otra parte, la relación de estos disruptores con daños en el sistema neurológico y la causa de enfermedades metabólicas como diabetes y obesidad o del sistema neuroinmunológico, como el SQM, fatiga crónica, fibromialgia y esclerosis múltiple.
Según los estudios de Nicolás Olea, de la Universidad de Granada, recordó Romano, dosis bajas de disruptores endocrinos pueden dar lugar a efectos más potentes que dosis altas, por lo que se invita a la ciencia a revisar el concepto establecido "la dosis hace el veneno" y destaca la importancia de las mezclas en los síndromes por contaminación ambiental.
"La respuesta de la sociedad y la administración a estos descubrimientos científicos", señaló Romano, "debe ser la prohibición total de los disruptores en los productos de consumo, cuya acción se conoce, además, puede afectar a los descendientes, por la modificación de la línea germinal, origen de espermatozoides y óvulos".
Destacó Romano, que apuesta por la presión del consumidor para lograr cambios.
Y recomienda a nivel individual, medidas de autoprotección, sin olvidar la responsabilidad del ministerio de Sanidad y de Alimentación y Medio Ambiente de informar a los grupos de riesgo para evitar la contaminación. La mejor fórmula de Romano ante las dudas: agua, jabón y vinagre, para la limpieza de casa y agua, jabón, piedra de alumbre o limón para el aseo. "No hay que complicarse tanto la vida", declaró.
TÓXICOS TAMBIÉN EN LA ALIMENTACIÓN
Entre los ponentes internacionales, el especialista mexicano Javier Hernández Covarrubias, que identificó los carbohidratos simples, por su adicción y toxicidad, como los grandes contaminantes en la alimentación. Las madres jóvenes, dijo, "son la generación del cambio", porque con la información suficiente controlan la entrada a los hogares y la exposición de los niños a los cerca de 500 químicos con los que un individuo tiene contacto a diario. Autor de la Guía para vivir sano en un mundo tóxico de los Perfumes, el alergólogo y otorrinolaringólogo mexicano señaló que las enfermedades degenerativas y crónicas de origen inmunológico, relacionadas con la contaminación ambiental, se han convertido en una "epidemia mundial".
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