…y trajeron 40 barcos cargados con troncos de cedro. Así escribió un antiguo escriba listando los éxitos de Snefru, faraón de Egipto allá por el 2650 a.C.
Fuente: cienciaes.com (2012/08/02)
Al principio de los tiempos el hombre navegó no en el mar, sino en aguas tranquilas y no en barcos sino en cualquier cosa que pudiera flotar: quizás agarrados sobre troncos o en primitivas balsas de madera o juncos o quizás incluso en flotadores hechos de pieles. La primera embarcación propiamente dicha pudo ser la canoa, una especie de tronco ahuecado. Pero, cuando surgió el deseo o la necesidad de construir algo más grande, el ensamblaje de planchas de madera con clavos también de madera para construir embarcaciones se hizo realidad. Este fue uno de los logros del hombre primitivo y el crédito por ello probablemente sea de los egipcios del 4º milenio a.C.
No fue éste su único logro. Más tarde, también a orillas de las aguas poco profundas del Nilo, los egipcios dieron con algo que revolucionó para siempre el transporte: aprendieron a usar el viento como medio de propulsión mediante el uso grandes lienzos de papiro: habían nacido las velas. Este fue un descubrimiento cuyos efectos han perdurado hasta nuestros días y desde entonces, la forma más económica y rápida de transportar personas y mercancías ha sido por agua.
Afortunadamente, disponemos de restos arqueológicos de embarcaciones. El barco más antiguo del que quedan restos es la barca solar del faraón de la IV Dinastía Khufu, más conocido como Keops. Se trata de una estilizada barca funeraria unos 43m de eslora, que fue hallada enterrada a los pies de la Gran Pirámide de Gizah, donde probablemente se depositó a la muerte del faraón alrededor del 2500 a.C.
Otra importante fuente de información ha llegado hasta nuestros días en forma de representaciones pictóricas y grabados encontrados, entre otros lugares, en los tempos y en las cámaras mortuorias de las pirámides. En el S de Egipto los arqueólogos han encontrado cientos de representaciones de barcos, antes del 2900 a.C. fueron realizadas atropelladamente en afloramientos de rocas o que fueron incluidas en obras de cerámica. Entre ellas hay algunas que muestran en medio del barco un mástil con una ancha vela colgando de él. No se han encontrado representaciones tan antiguas como éstas en otros lugares, aunque otros pueblos podrían haber desarrollado tecnologías similares. Por ejemplo, en Mesopotamia, una tierra próxima a Egipto, que abraza a los milenarios ríos Tigris y Eufrates, y cuya civilización es tan antigua como la Egipcia.
Los egipcios no sólo desarrollaron el arte de la navegación fluvial. El registro más antiguo de comercio marítimo a gran escala del que se tiene constancia se encuentra de nuevo en Egipto, y hace referencia al envío por parte del faraón Snefru (en el 2650 a.C.), de una flota de 40 barcos a Fenicia para importar madera de cedro. Poca madera crece en el valle del Nilo y cedro por supuesto que no, así que Snefru tenía que traerla desde otras tierras. Así mandó una flota a Fenicia, donde crece una variedad de cedro en las laderas de los Montes del Líbano. Si antes del tiempo de Snefru hubo otros viajes como este no hay forma de saberlo, pero éste es el más antiguo registro de comercio marítimo a gran escala. Sobre el 2550 a.C. el faraón Sahure construyó una flota de transportes para mover sus tropas a algún punto de la costa asiática. Para conmemorar este hecho ordenó a sus artistas que plasmaran el hecho en su pirámide. Sus artistas lo hicieron de forma tan fidedigna que aparece cada detalle de la construcción naval. También establecieron comercio marítimo hacia el año 1500a.c. con País de Punt, en la actual Somalia, importando animales exóticos, perfumes e incienso que se quemaría en los templos. Estas y otras expediciones al Mediterráneo y Mar Rojo ponen de manifiesto las altas cotas alcanzadas en la construcción naval en Egipto.
Los diseños egipcios presentaban serias debilidades y por buenas razones no jugarían un papel importante en la historia de la arquitectura naval. Los antiguos egipcios como ingenieros de embarcaciones fluviales no tuvieron igual. Pero esa misma fue su debilidad. Cuando se abrieron camino hacia el mar, construyeron embarcaciones similares a las del Nilo, pero más grandes. El problema era que las condiciones en mar abierto son muy distintas a las que presenta un río.
En diferentes tiempos y lugares, el hombre, a la hora de construir barcos, usó un armazón con quilla y cuadernas. La quilla era algo así como la columna vertebral del barco. Las cuadernas, que salían hacia arriba a ambos lados de la quilla a modo de costillas, servían para sujetar firmemente las planchas de madera que harían el barco estanco. De esta manera se confería al navío rigidez y fuerza. Sin embargo, los egipcios no lo hicieron así. Construir barcos para la navegación fluvial, donde no hay violentas tormentas ni fuertes vientos que generen grandes oleajes, exige otra tecnología. Requiere barcos con poco calado, que se sumerjan poco para evitar que el barco toque el fondo. Pero con eso el barco pierde robustez. Construyeron sus barcos, incluso los más grandes, sin quilla y con pocas y muy ligeras cuadernas. Las tablas de madera se engancharon unas con otras más que estar amarradas a un esqueleto (las cuadernas). Este tipo de construcción era adecuada para un río, pero no para navegar, por ejemplo, en el Mediterráneo.
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