Fuente: Modesto Varas Lorenzo, especialista en Aparato Digestivo de Centro Médico Teknon y del Hospital Universitario Valle de Hebrón, de Barcelona.
Entre estos trastornos figura el síndrome del intestino irritable (SII), que a afecta al 15% de la población y representa alrededor de un 3% de los pacientes atendidos en atención primaria y un 25% en la especializada del aparato digestivo; la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), que comprende la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, y que supone más de 10 casos nuevos por 100.000 habitantes y año; y el cáncer de colon, el segundo tipo de cáncer que más afecta a los españoles, por detrás del de pulmón y del que cada año se diagnostican 60 casos por 100.000 habitantes y año.
Los expertos señalan que el mayor número de personas que sufren estas enfermedades se debe a que cada vez se diagnostican antes y mejor. Entretanto, los especialistas aconsejan aplicar el principio de precaución basado en seguir hábitos de vida saludables.
El intestino está poblado por la flora intestinal, que es el conjunto de microorganismos, en su mayoría bacterias, que se localizan en él. Se estima que el cuerpo humano podría albergar más de 1.000 clases de bacterias y que nuestro intestino podría estar colonizado por 10 millones de bacterias. Estas bacterias nos defienden frente a las infecciones, estimulan el sistema inmune, fabrican las vitaminas B y K y ayudan a digerir y absorber los nutrientes, entre otras funciones. Las alteraciones de esta flora intestinal, con la que se nace pero que cambia durante la vida por la dieta y el consumo de antibióticos, se han asociado a desórdenes intestinales como el colon irritable o la enfermedad de Crohn, y en cada uno, la flora está alterada de un modo distinto. Cuando el intestino no funciona bien, el síntoma fundamental que lo advierte es el tipo de defecación (diarrea o estreñimiento), así como dolor abdominal, hinchazón y también, en ocasiones, flatulencia o meteorismo. Además, si hay una mala absorción de nutrientes, puede producirse malnutrición, anemia y hierro bajo, entre otras consecuencias. Y en el cáncer de colon, otro signo delator es la presencia de sangre en las heces.
• Evitar el estreñimiento mediante la dieta mediterránea, que incluya fibra, presente en frutas, alimentos vegetales e integrales y cereales (sobre todo el salvado de trigo).
• No abusar de los laxantes, ya que alteran la flora intestinal, son irritantes y pueden producir síndrome del intestino irritable (SII).
• Mientras que el 70%-80% del cáncer colorrectal se relaciona con una dieta insana, en cambio, una alimentación como la dieta mediterránea, rica en fruta, verdura, con pocas grasas y carne roja podría ayudar a prevenirlo, según el Instituto Catalán de Oncología (ICO).
• Consumir líquidos, ya que favorecen la hidratación, la progresión del bolo alimenticio y previenen el estreñimiento.
• Recurrir a los prebióticos y probióticos. Como el intestino tiene una función en la autoinmunidad, si esta se altera, los prebióticos y probióticos son esenciales para restaurar la flora intestinal. Los prebióticos son sustancias que favorecen el crecimiento de los probióticos, mientras que los probióticos son alimentos funcionales (sobre todo lácteos) que contienen microorganismos que llegan intactos al intestino, donde se alojan y aportan beneficios para nuestra salud. Así, los probióticos son eficaces en la EII, pues mejoran la malabsorción. Entre los probióticos existentes figuran lactobacilos y bifidobacterias de distintas especies.
• La hidroterapia del colon es semejante a la limpieza con enemas o con preparados por vía oral que limpian el intestino. Se trata de un lavado profundo del intestino grueso con agua, que se introduce y extrae con una cánula, mediante un equipo sofisticado, para eliminar todas las toxinas.
• Practicar ejercicio de forma regular, ya que mejora la movilidad intestinal.
• Mantener una abundante hidratación para ayudar al tránsito intestinal y a evacuar las heces.
• Seguir la dieta mediterránea, con un consumo moderado de fibra.
• No conviene abusar ya que una cantidad excesiva de fibra puede producir gas, meteorismo y diarrea.
• Tomar yogur para reponer la flora intestinal.
• Controlar los medicamentos que producen efectos secundarios, como diarrea o estreñimiento.
• Controlar el estrés, que puede alterar la movilidad y la flora intestinal y provocar los síntomas de la enfermedad inflamatoria intestinal.
• Evitar el tabaco y el alcohol.
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