Fuente: ECOticias (13/01/2012)
Por Antonio Lagarriga
Pero lo cierto es que unas pocas empresas copan la gran mayoría de los productos. Además, siempre se ofrecen las mismas variedades de productos, absolutamente estandarizadas. Y, por si fuera poco, hay que tener en cuenta que muchos productos alimentarios están elaborados, en buena medida, con las mismas sustancias: soja, maíz, colorantes, conservantes, saborizantes… Al final resulta que, detrás de interminables estanterías y pasillos, siempre encontramos más de lo mismo, como en política o en información, puesto que, aunque tengamos acceso a muchas cadenas televisivas, sus informativos no se diferencian mucho en lo que es trascendente.
UNA ALIMENTACIÓN ESTANDARIZADA
El Corte Inglés, Mercadona, Eroski, Carrefour y Alcampo, por ejemplo, controlan más del 50% del mercado de la distribución alimentaria del estado español, según denuncia Consumehastamorir. Además, esas empresas están, en más de una ocasión, en las mismas manos de capitalistas internacionales, bancos, etc. Pero la cosa no queda ahí. Como también señala Consume hasta morir, “un puñado de multinacionales de la alimentación monopolizan la mayor parte de los productos que puedes encontrar en esos establecimientos. Por ejemplo, ¿conoces a la multinacional Unilever? Cada día se venden 150 millones de productos de esta empresa en el mundo”. Sus marcas están por todas partes: Ades-Adez (bebidas de soja), Algida (helados en Italia), Amora (salsas), Annapurna (sal y harina de India), Becel (margarina), Ben and Jerry’s (helados), Best Foods (mahonesa), Bertolli (pasta y aceite de oliva), Birds Eye (congelados), Blue Band (lácteos, sopas), Boursin (queso), Bovril (concentrado de carne), Breyers (helado), Brooke Bond (té), Bru (Instant Coffee India), Calvé (mayonesa y salsas), Carb Options y Carte d’Or (helados), Cica (salsas y puré), Colman’s (mostaza), Country Crock (lácteos), Continental y Doriana (lácteos), Du Darfst (Alemania), Elmlea y Findus (congelados), Flora (margarina y lácteos), Frigo (helados), Good Humor y Hellmann’s (mayonesa), I Can’t Believe it’s not Butter! (margarina), Iglo (congelados), Imperial (margarina), Kissan (salsas de tomate en India), Knorr (sopas, caldos, congelados, etc.), Lawry’s and Adolph’s, Ligeresa (lácteos y mermeladas) Lipton (té), Lipton Ice Tea (Té en lata), Maizena (almidón de maíz), Malloa (salsas de tomate y mermeladas), Marmite (caldo concentrado), Mc’ Collins (té en Perú), Peperami, PG Tips (Té en UK), Phase (aceite de cocina), Pot Noodle (fideos), Ragú (pasta), Rama (salsas), Red Rose Tea (té en Canadá), Saga (té en Polonia), Scottish Blend (té), Skippy (manteca de cacahuete), Slim Fast (productos light), Stork (margarina), Tulipan (margarina), Turun sinappi (salsa en Finlandia-Suecia), Unox y Wish-Bone (salsas). Es posible que si usted compra en cualquiera de los supermercados citados, o en otros, también productos de cosmética y detergentes, se llevará a casa otros tantos productos de la misma transnacional, pues la empresa tiene tantas marcas de limpieza como de alimentación. ¿Variedad? Qué variedad. Y esto es sólo un pequeño ejemplo.
ALIMENTACIÓN TECNOLÓGICA
La masiva implantación de cultivos transgénicos en todo el orbe no hará sino empeorar esta situación. En algunos países de América Latina, la situación es muy grave. Greenpeace México ha denunciado: “Exigimos al gobierno y a las corporaciones biotecnológicas que no se aprovechen de la crisis alimentaria para que las autoridades autoricen aceptar la siembra de maíz transgénico en México argumentando la falacia de mayor producción, cuando sus intereses reales son las jugosas ganancias que implica el monopolio del principal grano de la alimentación a nivel mundial”. La crisis alimentaria la producen las legislaciones internacionales y el afán de lucro de algunas empresas. Una vez aparecida la hambruna, los mismos que la crearon se presentan como los salvadores de la Humanidad.
El plan de los que están corrompiendo el mundo es crear una población famélica, por un lado, y, por otra parte, una población obesa alimentada en base a: alimentos transgénicos, de mala calidad, de unas pocas marcas, rebosantes de productos químicos, ajenos a la soberanía alimentaria y a la producción campesina, alimentos desvitalizados y grasientos, centralizados, industriales, distribuidos a través de grandes superficies de muy pocas empresas.
REVOLUCIÓN ALIMENTARIA
Tenemos que ser conscientes de que, si aceptamos todo esto, le estamos haciendo un flaco favor a la Tierra y a nuestra propia salud.
Más que una apuesta por la seguridad alimentaria, lo que necesitamos es una revolución alimentaria: volver a alimentarnos de los productos de la tierra, de la temporada en que vivimos, de los pequeños productores, de las fincas agroecológicas… Que las grandes transnacionales de las semillas, de la biotecnología y de la gran distribución vean en nosotros unos firmes adversarios y no unos tiernos y sumisos cómplices.
INTELIGENCIA ANCESTRAL
UNA ALIMENTACIÓN MUY VARIADA
A pesar de lo que la gente pudiera creer, la alimentación de las tribus de tiempos paleolíticos, sobre todo en zonas tropicales, era mucho más variada que la del occidental medio en la actualidad.
El hombre de hoy consume siempre la leche del mimo tipo de vacas, los huevos de las mismas razas ponedoras, muy limitados tipo de fruta y verduras… y casi siempre de las mismas marcas, cosa impensable para un cazador-recolector, cuya dieta se basaba, precisamente, en la infinita gama de alimentos a su disposición. Además, el hombre actual come siempre lo mismo sea la estación que sea, otra aberración. Nuestros antepasados se alimentaban de lo que cada estación daba, que es, al fin y al cabo, por razones evolutivas, lo más conveniente desde el punto de vista de la salud.
¿CÓMO AFECTA A NUESTRA SALUD?
NO HAY ESTUDIOS AL RESPECTO
No hay estudios al respecto. ¿Quién iba a querer patrocinar un estudio tan caro, por su visión holística, si, al fin y al cabo, sus resultados probablemente no le interesarán a los que podrían costearse ese patrocinio? Lo único que sabemos es lo que nos dice el sentido común: las personas que han llegado a viejas y han gozado de mayor calidad de vida tuvieron una alimentación austera, variada, local, muy adaptada a la zona, que variaba según las estaciones… Hombre, ¿a quién debería ocurrírsele comer melón en febrero? ¡Qué barbaridad!
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