Prácticamente desde el principio de la evolución del ser humano, éste ha estado buscando maneras de preservar los alimentos, desde el ahumado de la carne hasta la invención de la humilde lata de hojalata. Éstas y otras innovaciones han revolucionado la forma en que comen las personas. Con los avances tecnológicos actuales, los especialistas en ciencia de los alimentos siguen buscando formas de revolucionar el modo en que almacenamos nuestros alimentos.
El consumidor recibe a diario una avalancha de información relativa a los alimentos que consume. El europeo de hoy es más consciente del papel cultural de la alimentación en la vida cotidiana y los científicos de los alimentos deben diseñar tecnología que ayude a las personas a obtener lo que desean de sus alimentos. Los científicos, sometidos a este examen minucioso por parte de la sociedad, presentaron recientemente sus hallazgos en un congreso de la Fundación Europea de la Ciencia (ESF) y COST (Cooperación europea en el campo de la investigación científica y técnica).
Antes, para los científicos, el aspecto más importante era la fecha de caducidad, pero ahora se han ampliado los requisitos. «Los europeos quieren alimentos que sean económicos, cómodos, de gran calidad, seguros y, cada vez más, producidos de manera ecológica», explicó el profesor Brian McKenna, especialista en alimentación del University College de Dublín (Irlanda).
Antes, para los científicos, el aspecto más importante era la fecha de caducidad, pero ahora se han ampliado los requisitos. «Los europeos quieren alimentos que sean económicos, cómodos, de gran calidad, seguros y, cada vez más, producidos de manera ecológica», explicó el profesor Brian McKenna, especialista en alimentación del University College de Dublín (Irlanda).
Además, el profesor McKenna opina que los alimentos desempeñan diversos papeles en la sociedad europea actual. «Los alimentos son importantes para la salud de las personas y, cada vez más, se vinculan a enfermedades como la obesidad, la enfermedad coronaria y la diabetes», señaló.
Este congreso, al que asistieron 75 científicos y responsables de la elaboración de políticas de 22 países, forma parte de una serie de congresos de investigación organizados por la iniciativa Forward Look de la ESF y COST. Forward Look, un instrumento emblemático de la ESF, permite a científicos reunirse con personas que poseen experiencia en el ámbito político y ayuda a fijar prioridades para la investigación del futuro.
Forward Look es una iniciativa conjunta multidisciplinaria de la ESF y COST en la que están implicadas la Comisión Permanente de Ciencias de la Vida, de la Tierra y del Medio Ambiente de la ESF, los Consejos Europeos de Investigación Médica de la ESF, la Comisión Permanente de Humanidades de la ESF, la Comisión Permanente de Ciencias Sociales y el Comité Temático sobre Alimentación y Agricultura de COST.
Si bien el aumento de interés en torno a los alimentos puede ampliar la gama de opciones disponibles para los consumidores, también ha conducido a algunos debates desinformados. Por ello los europeos se han resistido a muchas tecnologías potencialmente útiles por un miedo injustificado a que fueran inseguras. Según el profesor McKenna, «la sociedad de hoy es mucho más escéptica, sobre todo por lo que se refiere a los alimentos».
Este congreso, al que asistieron 75 científicos y responsables de la elaboración de políticas de 22 países, forma parte de una serie de congresos de investigación organizados por la iniciativa Forward Look de la ESF y COST. Forward Look, un instrumento emblemático de la ESF, permite a científicos reunirse con personas que poseen experiencia en el ámbito político y ayuda a fijar prioridades para la investigación del futuro.
Forward Look es una iniciativa conjunta multidisciplinaria de la ESF y COST en la que están implicadas la Comisión Permanente de Ciencias de la Vida, de la Tierra y del Medio Ambiente de la ESF, los Consejos Europeos de Investigación Médica de la ESF, la Comisión Permanente de Humanidades de la ESF, la Comisión Permanente de Ciencias Sociales y el Comité Temático sobre Alimentación y Agricultura de COST.
Si bien el aumento de interés en torno a los alimentos puede ampliar la gama de opciones disponibles para los consumidores, también ha conducido a algunos debates desinformados. Por ello los europeos se han resistido a muchas tecnologías potencialmente útiles por un miedo injustificado a que fueran inseguras. Según el profesor McKenna, «la sociedad de hoy es mucho más escéptica, sobre todo por lo que se refiere a los alimentos».
Concretamente, cita el ejemplo de utilizar la irradiación para matar plagas y prolongar el período de conservación de los champiñones y las setas. Este proceso sólo se aplica en unos pocos países de Europa, como los Países Bajos, a pesar de la cantidad considerable de indicios de que no es perjudicial para el ser humano.
El profesor McKenna confía en que, comprendiendo las influencias socioeconómicas, políticas y culturales sobre lo que consumen los europeos, los científicos de los alimentos podrán aconsejar mejor a los responsables de la elaboración de políticas acerca de cómo se deberían procesar y envasar los alimentos, y cómo deberían venderse y consumirse.
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El profesor McKenna confía en que, comprendiendo las influencias socioeconómicas, políticas y culturales sobre lo que consumen los europeos, los científicos de los alimentos podrán aconsejar mejor a los responsables de la elaboración de políticas acerca de cómo se deberían procesar y envasar los alimentos, y cómo deberían venderse y consumirse.
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