Fuente: xatakaciencia (20 de septiembre de 2012)
Tal y como explica Sam Kean en su libro La cuchara menguante:
Para usarla, se llenaba el depósito con agua, que se tornaba radiactiva tras reposar durante una noche. Las instrucciones sugerían beber cada día seis o más vasos de esta refrescante bebida.
El invento fue patentado en 1912 por RW Thomas, un inválido en California. Vendió miles de ellos durante las décadas de 1920 y 1930, y cada unidad costaba 29,50 dólares de la época. Presuntamente, podría prevenir enfermedades como la artritis, la flatulencia y la senilidad. Pero lo más probable es que una proporción importante de los usuarios de Revigator desarrollase a medio y largo plazo enfermedades cancerígenas, sobre todo por las trazas de de otras sustancias tóxicas, como plomo y arsénico, que también se han hallado en los análisis modernos de tales jarras.
La fiebre radiactiva también hizo proliferar otros productos como pasta de dientes, chocolate y hasta supositorios.
Una compañía competidora de Revigator, Radithor, incluso se atrevió a vender botellines individuales de agua previamente expuesta a una fuente de radio y torio. Un exceso de estos botellines fue lo que mató a Eben Byers, un famoso millonario del acero de los ferrocarriles, aficionado al deporte y campeón de EEUU de golf amateur. Su muerte causó sensación, y también impulsó a la Asociación Médica Americana a prohibir cualquier tipo de radiación salvo aquellas prescritas por un facultativo.
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