FUENTE: El País Digital (28/03/2012) Autor: Cristina Delgado
En la investigación han colaborado el departamento de psicología y la escuela de medicina del centro. Según explican en el propio artículo, trataban de investigar los efectos del consumo de frutas y verduras en el color de la piel y determinar la magnitud y la duración de un cambio perceptible por la modificación de hábitos alimenticios. Eligieron a un grupo de 35 jóvenes y registraron su tono de piel y su luminosidad al inicio del estudio, tres semanas después y seis semanas después. Según la publicación, el análisis se hizo "sin maquillaje, cremas bronceadoras ni una exposición intensa al sol". Los participantes, con una media de edad de 20 años, consumieron de media 3,4 raciones de frutas y verduras repartidas en tres comidas.
La conclusión es que seis semanas de cambios en el consumo de frutas y verduras se correlacionaron significativamente con cambios de enrojecimiento de la piel o la adquisición de tonos amarillos en este periodo. Los cambios, apuntan, se debieron a la absorción de carotenos y no de melanina. Una vez comprobadas las modificaciones, el equipo estudió si el nuevo tono de piel producía algún tipo de cambio de percepción en 24 personas que juzgaron la apariencia mediante fotografías de los diferentes momentos del estudio.
Los responsables del artículo, que señalan que recibieron el apoyo de la multinacional Unilever para elaborarlo, señalan que haría falta un estudio más amplio (y una muestra más amplia, con personas de diferentes razas) para lograr conclusiones más detalladas.
El estudio ha sido citado por José María Ordovás, profesor de la Universidad de Tufts, EE.UU., en la conferencia inaugural del Congreso sobre Dieta Mediterránea, celebrado en Barcelona en el marco de la feria Alimentaria. Ordovás ha expuesto cómo la dieta puede influir en nuestra salud y en la aparición de enfermedades. El estudio sobre la apariencia de la piel, ha señalado, es un ejemplo de cómo preocuparse por estar "sano por dentro tiene después un reflejo exteriormente".
Este tipo de conclusiones, además, cree Ordovás que pueden servir para motivar a la gente a no abandonar los buenos hábitos alimenticios, como la dieta mediterránea, rica en consumo de fruta y verduras.
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