27 ago 2011

Suplementos dietéticos fraudulentos para perder peso

¡¡Píldora mágica que sustituye a la dieta! ¡La grasa se derrite! ¡La dieta y el ejercicio no son necesarios! La División de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de Estados Unidos advierte de que mensajes provocadores como estos figuran en productos que persiguen la pérdida de peso de forma rápida y sin esfuerzo. Se calcula que cada año más de doce millones de estadounidenses recurren a los productos para perder peso con tal fin. En España no se conocen los datos, pero se puede intuir, a tenor de la masiva comercialización de estos productos, que el gasto también es millonario.

Fuente: consumer (11 de agosto de 2011)
Por MAITE ZUDAIRE

La Agencia sanitaria estadounidense ha detectado decenas de productos que se promocionan como complementos alimenticios para perder peso, pero que en realidad contienen medicamentos como la sibutramina u otros compuestos que no se han estudiado de manera adecuada y suficiente en humanos. Según el director de la FDA, Michael Levy, son medicamentos poderosos disfrazados de mensajes confusos como "productos totalmente naturales" o "suplementos a base de plantas naturales".

A finales de 2010, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), organismo que depende del Ministerio de Sanidad y Política Social e Igualdad, ordenó la retirada del mercado de las pastillas para adelgazar "Fruta Planta/Reduce Weight", tras haber identificado la presencia de sibutramina, principio activo del fármaco ya retirado Reductil, en cantidades suficientes como para provocar efectos adversos graves, sin que se declare en su composición ni etiquetado.

Una mirada a Internet basta para comprobar que sigue activa una página web a través de la cual se comercializa este producto peligroso para la salud. La aportación de EROSKI CONSUMER fue denunciar en 2008 de manera pública 12 productos para perder peso y 14 complementos alimenticios (la mayoría plantas medicinales) en los cuales se basan para avalar su eficacia, al comprobar la falta de fundamento científico de todos menos uno.

Fraude: medicamentos en complementos alimenticios

La dificultad para controlar el fraude es que muchos de los productos se importan y venden por Internet.

La alarma llega de Estados Unidos después de que las autoridades sanitarias comprobaran cómo más de 40 productos que se comercializan para perder peso incluyen en su composición ingredientes no declarados. Lo más grave es que son medicamentos o ingredientes potencialmente dañinos.

Un producto para ayudar a perder peso "a base de plantas naturales" y "natural" se puede convertir en un peligro para el consumidor confiado, que busca resultados rápidos y fáciles para quitarse kilos de encima. En el último año, la FDA ha detectado ingredientes farmacológicos y compuestos potencialmente peligrosos, no declarados en la lista de ingredientes de los complementos dietéticos ni en la composición:

• Sibutramina: fármaco anorexígeno (Reductil en Europa, Meridia en Estados Unidos) retirado del mercado europeo y americano en 2010 después de demostrarse su asociación con el desarrollo de problemas cardiacos y accidentes cerebrovasculares.

• Rimonaband: fármaco no aprobado en Estados Unidos y retirado del mercado europeo en octubre de 2008 por efectos secundarios psiquiátricos graves.

• Fenitoína: fármaco anticonvulsivo que puede suponer un problema grave de salud para las personas alérgicas o hipersensibles a tal compuesto, según advierten las autoridades sanitarias.

• Fenolftaleína: compuesto que se utilizó como laxante, pero que en 1999 se consideró "no reconocido como seguro ni efectivo".

• Bumetanida: fármaco diurético que puede provocar serias pérdidas de líquido y electrolitos, elevar las concentraciones de ácido úrico y provocar hipotensión.

• Fenfluramina: droga estimulante y retirada del mercado estadounidense en 1997, después de que las investigaciones demostraran que causó graves daños en la válvula del corazón.

• Propranolol: un medicamento beta-bloqueante que requiere prescripción médica y que puede suponer un riesgo para las personas con asma bronquial y ciertas enfermedades del corazón.

• Efedrina: droga estimulante que se comercializa de forma legal sin receta para el alivio temporal del asma, pero puede suponer un riesgo para las personas con ciertas patologías cardiovasculares.

Mensajes para desconfiar

La dificultad para controlar esta práctica fraudulenta es que muchos de estos productos se importan o venden por Internet. Ello ha llevado a la FDA a instar a los consumidores a que sean críticos y se mantengan bien informados e invita a ver un vídeo para aprender a reconocer los falsos productos reductores de peso y las declaraciones fraudulentas.

Además, advierte de los mensajes engañosos y sospechosos que conviene conocer para no caer en el fraude:

• Promesas de acción rápida como "pierda 5 kilos en una semana".
• Uso de las palabras "garantizado" o "innovación científica".
• Afirmaciones extremas como "rápido y efectivo" o "totalmente seguro".
• Etiquetas o comercialización en un idioma extranjero.
• Comercialización a través de correos electrónicos masivos.
• Productos presentados como alternativa herbal de los fármacos aprobados por la FDA (o por la Máxima Autoridad Sanitaria de cada país, en España la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios) que tienen efectos parecidos a medicamentos que requieren prescripción facultativa.

En su página web, la FDA advierte a los consumidores de que desconfíen tanto de los productos acompañados de mensajes exagerados o irreales, como de testimonios personales que alaban los efectos y los increíbles beneficios obtenidos.

PRODUCTOS PARA PERDER PESO INEFICACES

El hecho de que un complemento dietético se venda en una farmacia no significa que sea efectivo ni seguro para todas las personas que lo consuman, según constató la investigación llevada a cabo por EROSKI CONSUMER sobre productos para perder peso. Las dietistas-nutricionistas responsables de la investigación comprobaron, tras una exhaustiva y completa revisión de la evidencia científica, que tan solo un producto, el glucomanano, podía justificar desde el punto de vista científico su apoyo en la pérdida de peso por medio del control del apetito y un aumento de la saciedad.

Resultó llamativo que la información al consumidor que ofrecen en sus envases, prospectos o folletos, no estaba contrastada con el rigor que merece. Solo 8 de los 12 analizados explicaban ser un complemento a una dieta de adelgazamiento y que, como tales, no pueden sustituir a esta en la pérdida de peso. Del resto, los mensajes en los envases que aluden a su capacidad de "absorber grasa", "reducir la grasa", "quemar grasa", "quemar calorías" o su "efecto saciante", propician la interpretación de que es un producto que sirve para adelgazar.

Solo uno informa sobre sus posibles efectos secundarios o reacciones adversas y siete obvian sus contraindicaciones, pese a que son innegables; entre ellos, el chitosan, el té verde, el glucomanano o el fucus vesiculosus.

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Elegir un restaurante donde prime la higiene y seguridad

Rústico o urbano, tradicional o vanguardista, sencillo o sofisticado, económico o más caro, de cocina regional o internacional son factores que deben valorarse cuando se elige un restaurante. Sea cual sea la elección, todos deben coincidir en una cosa: los alimentos que se ofrezcan deben cumplir con los requisitos que aseguran su calidad, tanto sensorial como nutricional e higiénico-sanitaria. La calidad sensorial es una de las más apreciadas por el consumidor porque es de efecto inmediato. Se elige un restaurante u otro en función del recuerdo de sus elaboraciones (sabor, olor o textura). En la primera visita, como es el caso de viajes y estancias vacacionales, la elección se realiza bien por recomendaciones previas, por cercanía o precio. A pesar de que las propiedades nutricionales y la calidad higiénico-sanitaria no son los puntos que más se valoran, sí son importantes porque influyen de manera directa en la salud.

Fuente: consumer (11 de agosto de 2011)
Por MAITE PELAYO

La primera impresión de un establecimiento supone un anticipo del tipo de restaurante que es. Su situación, fachada y aspecto general, todavía sin entrar, pueden aportar información útil. Sin embargo, una vez en su interior, hay una serie de aspectos que conforman una idea bastante aproximada de la clase de establecimiento. Además de todos los posibles atributos que pueden designarse en el caso de un restaurante, se puede valorar su grado de higiene y, por tanto, el nivel de seguridad de los alimentos con solo fijarse en los siguientes aspectos:

Limpieza del suelo: un suelo limpio es signo de higiene. La suciedad acumulada, como servilletas usadas, restos de alimentos y bebidas, serrín o colillas (en los países donde se puede fumar en establecimientos públicos) son un foco de riesgo alimentario que atrae insectos y propicia posibles infecciones. Por el contrario, un suelo limpio y sin suciedad es un indicador de higiene. El uso de pequeños recipientes para recoger los desperdicios generados por el cliente y evitar que estos caigan al suelo puede ser una buena solución en los bares con gran afluencia de público.

• La barra: recogida y libre de vasos, tazas o platos sucios. Mantener la barra ordenada y más en las horas punta de trabajo es un arte que solo pueden conseguir los establecimientos donde prime la higiene y la organización. En la barra, restos de alimentos o vajilla, cubertería o cristalería sucias son un punto muy negativo. En las vitrinas y armarios traseros debe evitarse la acumulación de objetos accesorios innecesarios porque contribuyen a acumular suciedad e impiden realizar una adecuada limpieza.

• Pinchos refrigerados: un punto muy importante en la organización de una barra son los pinchos, que deben estar protegidos por vitrinas que eviten que caiga cualquier tipo de sustancia contaminante. Las elaboraciones que requieran frío, como sándwiches con salsas, ensaladilla rusa, huevos cocidos con mayonesa o pudines de pescado, deben estar además bajo estrictas condiciones de refrigeración hasta su consumo.

• El personal: su aspecto, vestimenta y forma de trabajar aportan una valiosa información para elegir un establecimiento según criterios de seguridad alimentaria. Su manera de actuar dice mucho acerca de su formación y puesta en práctica de materias relacionadas con la seguridad e higiene de los alimentos. Las malas prácticas, como retirar las basuras a través del interior del establecimiento, son determinantes.

• Cocina a la vista: muchos restaurantes actuales muestran sus instalaciones de cocina como un elemento más de su negocio. Nada que esconder, que en algunos casos es un arma de doble filo. Una cocina a la vista debe permanecer con un aspecto limpio y ordenado, incluso en las situaciones de mayor actividad. Además, su diseño, distribución e iluminación son aspectos que debe valorar el cliente.

• Almacén en los pasillos: el problema del espacio tiene como consecuencia la búsqueda de nuevas zonas de almacenamiento, tanto de alimentos como de otros productos necesarios para desarrollar la actividad del restaurante. Almacenes improvisados bajo escaleras o pasillos o cajas arrinconadas son un signo de un inadecuado almacenamiento y conservación. Mezclar alimentos con productos de limpieza puede tener graves consecuencias.

• Moscas e insectos: la presencia de moscas y otros insectos es un factor de riesgo añadido. Si bien es cierto que hay zonas donde tanto la climatología como el entorno favorecen el desarrollo de insectos, el establecimiento debe implantar sistemas de prevención y erradicación de plagas.

• La temperatura ambiente: además de hacer la estancia más o menos agradable, la temperatura del establecimiento es un factor de riesgo. Dado que los microorganismos se reproducen de manera vertiginosa a temperaturas muy cálidas, el calor es una situación que debe evitarse en la medida de lo posible.

• Mesas preparadas con antelación: es costumbre de algunos restaurantes preparar con antelación las mesas de las comidas o cenas para hacerlas más atractivas y animar al cliente a sentarse. Sin embargo, esta práctica puede ser peligrosa, sobre todo, en el caso de realizarse en terrazas y espacios al aire libre. Insectos, polvo u otro tipo de contaminación ambiental o microbiológica pueden comprometer la seguridad del alimento que se consuma en ellos. Cambiar platos, vasos y cubertería cuando se van a utilizar y servir las preparaciones ya emplatadas es una manera de evitar este tipo de peligro alimentario.

• La carta: junto con la variedad en las preparaciones o precios, el aspecto y estado de la carta puede resultar un buen exponente al valorar un restaurante. Desde cartas tan sofisticadas como las planteadas a través de soportes informáticos tipo tabletas, hasta las más sencillas y artesanales, la limpieza y presencia general de la carta dará una idea de la importancia que los responsables del establecimiento otorgan a la higiene. En España, la ley de prevención de anisakis obliga al establecimiento a informar al consumidor, a través de la carta, de que los productos de pesca susceptibles de provocarla se han sometido a congelación en los términos regulados por la misma.

MENÚ SEGURO EN CASO DE DUDAS

Si ya se ha realizado la elección del restaurante, pero por un motivo u otro no es del todo satisfactoria, siempre quedará el recurso de elegir las elaboraciones que, por sus características, suponen el mínimo riesgo para el consumidor. Las siguientes son las elaboraciones alimentarias según su nivel de riesgo sanitario:

Riesgo Bajo: alimentos procesados con calor intenso en todo el producto y consumidos en caliente. Platos preparados al horno, como cordero asado, guisados y potajes de legumbres o verduras cocidas.
• Riesgo Medio: alimentos procesados con calor, pero consumidos en frío tras manipularse. Pudines de pescado, pasteles de carne o verduras, natillas y postres con crema pastelera.
• Riesgo Alto: alimentos consumidos sin procesado por calor, sobre todo, si contienen ingredientes de riesgo sanitario elevado, como huevos. Ensaladas, ensaladilla rusa con mayonesa, pescado o productos de pesca de consumo crudo como sushi, ostras o almejas de cuchillo.

El riesgo aumenta en la medida en que se incrementa el tiempo entre el cocinado y el consumo, así como en preparaciones con un cocinado poco intenso (alimentos poco hechos). Deben elegirse, por tanto, elaboraciones de nivel de riesgo sanitario medio o bajo y evitar las preparaciones caseras, tipo conservas embotadas, cuajadas o postres lácteos realizados en el propio establecimiento.

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El tomate un aliado contra el colesterol

Así lo demuestra un estudio de la Universidad de Adelaida en Australia.

Fuente: Asozumos (11 agosto 2011)

Ya sea crudo, triturado o en zumo, el tomate es un potente antioxidante que ayuda a reducir los niveles de colesterol y la presión sanguínea, así al menos lo dice un estudio elaborado por la Universidad de Adelaida en Australia.

El licopeno es la sustancia que le da el color rojo brillante al tomate y que tiene propiedades antioxidantes imprescindibles para nuestro organismo.

Según los investigadores de este estudio, ingiriendo más de 25 miligramos de licopeno diariamente se pueden reducir los niveles de colesterol malo en un 10%.

Además, para que el cuerpo absorba mejor el licopeno es preferible tomar el tomate triturado o en zumo. Con medio litro de zumo de esta hortaliza a diario es suficiente para reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

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13 ago 2011

Capacidad contaminante de los alimentos

La capacidad de un alimento para causar una enfermedad depende sobre todo del número de patógenos o toxinas que contenga
 
Las enfermedades causadas por alimentos son, a día de hoy, uno de los problemas de salud más comunes en todo el mundo. La gran mayoría están causadas por agentes biológicos, es decir, por bacterias, hongos o virus que contienen los alimentos en el momento de su consumo.

Su prevalencia es tan elevada, que no hay datos exactos sobre la incidencia real, ya que es muy difícil hacer una estimación global de la magnitud de este problema. Se calcula que los casos notificados de enfermedades de origen alimentario no superan el 10% de los diagnósticos reales. Estos datos indican que, pese a un sistema de información adecuado, las autoridades de salud pública conocen solo una pequeña proporción de estas enfermedades.
Fuente: consumer (13 de junio de 2011)
Autor: Por NATÀLIA GIMFERRER MORATÓ
Hay tres tipologías de enfermedades relacionadas con los alimentos: la intoxicación alimentaria, ocasionada por el consumo de alimentos con sustancias tóxicas (patógenos o sustancias como restos de pesticidas o metales pesados); la infección alimentaria, causada por la presencia de microorganismos patógenos en los alimentos, que desencadenan una infección sin la presencia de ningún tóxico; y la toxiinfección alimentaria, ocasionada por el consumo de alimentos con microorganismos patógenos que, además de multiplicarse, producen toxinas que afectan al cuerpo humano. Es el caso de la bacteria E. coli enterohemorrágica, causante de la intoxicación registrada en Alemania.

No hay un único motivo por el cual un alimento causa una enfermedad en el consumidor, sino que son varios los factores que desencadenan esta situación:
  • Patógenos que proliferan o producen toxinas que pueden ocasionar una enfermedad.
  • El alimento puede resultar tóxico por el tipo y la cantidad de sustancias químicas que contiene.
  • El alimento puede contaminarse de manera accidental por alguna sustancia tóxica.
  • El alimento puede alterarse debido a la adición de sustancias para modificar alguna de sus características.
La capacidad de un alimento para provocar una enfermedad no depende solo del número de patógenos o toxinas que contiene, sino que también está muy ligada a la susceptibilidad de cada individuo. Personas con un sistema inmunológico más débil, como ancianos, niños pequeños o personas enfermas, se verán afectadas con dosis infectivas muy menores a las que afectan a los consumidores con un sistema inmune más fuerte. Un ejemplo de ello es el promedio de casos de salmonelosis, enfermedad causada por la bacteria Salmonella, cuya prevalencia de enfermedad en personas inmunodeprimidas es hasta diez veces mayor que en el resto de la población.
Los patógenos más habituales como causantes de enfermedad son: Salmonella, Staphylococcus, Escherichia, Vibrio, Bacillus y Clostridium, virus como Norwalk y el de la Hepatitis A o parásitos como Anisakis y Triquina. Destacan también los denominados patógenos emergentes, ya que su presencia es cada vez mayor como causante de enfermedad, como Listeria y Campylobacter. En cuanto a los alimentos más habituales por su composición y características, destacan las mayonesas, los productos con huevo, repostería, carnes, quesos, pescados, moluscos y conservas.

Por sus características propias o añadidas, los alimentos tienen una constitución que favorece que los patógenos crezcan y se multipliquen en ellos. El factor más importante es la presencia de nutrientes. Como el resto de seres vivos, los patógenos también necesitan nutrientes para vivir y la gran mayoría de alimentos que se consumen incluyen en su composición una gran variedad. Además, la mayoría de patógenos no pueden vivir sin agua y, como los nutrientes, casi todos los alimentos de consumo contienen agua, sobre todo los crudos. Otro factor que influye en la formación de patógenos es el pH, ya que los microorganismos solo pueden crecer en determinados valores de pH. En un alimento muy ácido, como el vinagre, pocas veces se detectarán patógenos. El oxígeno también influye, puesto que algunos lo necesitan para crecer y multiplicarse.

Si se actúa sobre todas estas variables (nutrientes, agua, pH y oxígeno), se consigue limitar el crecimiento de patógenos en los alimentos o provocar un crecimiento selectivo de los microorganismos que interesa que crezcan. La actuación conjunta sobre estos factores influye de manera sinérgica y limita la proliferación de patógenos, un fenómeno denominado "efecto barrera". En la mayoría de los casos, la forma más eficaz para la destrucción de patógenos es la aplicación de altas temperaturas, pero el tratamiento térmico no asegura la total destrucción, sino que indica en qué grado se disminuye la población inicial de microorganismos.
Es fundamental partir de materia prima con una población microbiana lo más baja posible y utilizar así un tratamiento térmico de menor temperatura o de menor duración. El tiempo juega un papel estratégico. Por término medio y bajo, a una temperatura de 37ºC, óptima para el crecimiento de bacterias, los patógenos multiplican por dos su presencia cada 20 minutos. En un alimento que tuviera una sola bacteria, pasadas ocho horas, la población bacteriana asciende a 16.777.216 ufc (unidades formadoras de colonias).

Los microorganismos tienen una forma de crecimiento peculiar y característica: crecen de forma exponencial. En una primera fase, hay un crecimiento moderado o fase de latencia, en la que el microorganismo se adapta al medio. Esta primera fase será mayor o menor según el medio se adapte a las necesidades de los microorganismos. En la fase de crecimiento exponencial, estos crecen de manera muy rápida mientras haya nutrientes de los que se puedan alimentar. A medida que los nutrientes desaparecen, se ralentiza y entran en la fase de crecimiento estacionario, en la que el número de microorganismos que nacen se equilibra con el número de los que mueren.

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11 ago 2011

Contaminantes alimentarios, nuevas recomendaciones sobre su consumo

La AESAN ha identificado tres casos concretos de consumo especiales de alimentos para bebés, niños y embarazadas

No dar espinacas ni acelgas a los niños menores de un año y limitarlas hasta los tres, no consumir pez espada o atún rojo durante el embarazo o la lactancia y no comer la "carne oscura" de los crustáceos son algunos de los consejos facilitados por los expertos para reducir la exposición de grupos de riesgo a ciertos contaminantes alimentarios. Aunque la fijación de límites máximos en la legislación es la medida de gestión del riesgo más eficaz, en ocasiones no supone una protección adecuada para ciertos grupos de la población considerados "de riesgo", por lo que es necesario recurrir a recomendaciones de consumo especiales para reducir la exposición de los consumidores de estas poblaciones sensibles al factor de riesgo. Esta es la afirmación de la Autoridad Española de Seguridad Alimentaria (AESAN), que ha identificado tres casos concretos en los que se consideran necesarias estas medidas. La AESAN ha emitido recomendaciones de consumo de hortalizas por la presencia de nitratos, de pescado por la presencia de mercurio y de crustáceos para reducir la exposición al cadmio.
Fuente: consumer (10 de junio de 2011)
Autor: Por MAITE PELAYO
Con el objeto de disminuir la exposición a nitratos en las poblaciones más sensibles como bebés y niños de corta edad, la AESAN ha realizado recomendaciones relacionadas con verduras y hortalizas, alimentos en los que los nitratos se encuentran, en mayor o menor medida, de forma natural. Así, recomienda no incluir las espinacas ni las acelgas en sus purés antes del primer año de vida; en caso contrario, procurar que el contenido de espinacas o acelgas no sea mayor del 20% del contenido total del puré.
Entre uno y tres años no debe darse más de una ración de espinicas o acelgas al día, así como evitar suministrar estos alimentos a niños con infecciones bacterianas gastrointestinales, más sensibles a los nitratos. Respecto a la conservación de las verduras ya cocinadas, y para evitar conversiones de nitratos a nitritos, se recomienda no mantenerlas a temperatura ambiente (enteras o en puré) y conservarlas en frigorífico si se van a consumir en el mismo día. De lo contrario, deben congelarse.
Respecto al consumo de pescado y la ingestión de mercurio, las recomendaciones se dirigen sobre todo a las mujeres embarazadas, en fase de lactancia y a los niños pequeños, colectivos a los cuales se aconseja tomar otro tipo de pescado y evitar las especies con mayor contenido en mercurio. En concreto, el consumo de pez espada, atún rojo y lucio deberá evitarse en mujeres embarazadas, en edad fértil o en período de lactancia, así como en niños menores de 3 años.
Respecto a niños más mayores, hasta 12 años, deberá limitarse su consumo a 50 gramos a la semana o 100 gramos cada dos semanas, y no consumir ninguno de los pescados de esta categoría en ese periodo. Sin embargo, todos los especialistas, incluida la AESAN, insisten en considerar el pescado una parte importante de la dieta dentro de una alimentación saludable.

El cadmio no tiene ninguna función biológica en el organismo pero, aunque su absorción en el aparato digestivo es baja, tiende a acumularse sobre todo en el hígado y riñón, durante un tiempo estimado de entre 10 y 30 años. Este metal pesado es tóxico para el riñón y puede llegar a provocar un fallo renal y, a largo plazo, incluso cáncer, también puede causar desmineralización de los huesos. La mayor fuente de exposición humana al cadmio es la alimentación, de ahí que sea considerado un riesgo alimentario. Por su acumulación en hígado y riñones en los animales, los niveles más altos encontrados en alimentos se dan en despojos comestibles.
También se encuentran niveles altos en marisco debido a que en muchos casos se consume el animal entero, incluso vísceras, donde se concentra el cadmio. En productos de origen vegetal, los mayores niveles se encuentran en algas, cacao, setas silvestres y semillas oleaginosas. Cabe destacar que el grupo de alimentos que más cadmio aporta a la ingesta total es el de cereales, no por contener un nivel alto, sino debido a que supone una parte muy importante de la dieta.
Para mantener los niveles de cadmio en los alimentos dentro de unos niveles aceptables para el consumidor, la reglamentación actual establece los contenidos máximos admitidos. En el caso de los crustaceos, el contenido máximo permitido, que ha sido modificado hace poco, se aplica a la carne blanca de los apéndices y el abdomen, excepto para los cangrejos y crustáceos de tipo cangrejo (centollo, buey de mar, etc.) a los que el límite es aplicable sólo en la "carne blanca de los apéndices". La presencia de cadmio en estas partes de los crustáceos se considera baja. Sin embargo, en algunos países europeos, entre los que se encuentra España, se consume, además de la parte "blanca", otras partes de los crustáceos como puede ser la cabeza de las gambas, langostinos o cigalas, y el cuerpo de los crustáceos de tipo cangrejo, cuyos niveles de cadmio son altos, debido a que el cadmio se acumula en la cabeza.


Los controles realizados por la Comisión Europea durante 2009 y 2010 revelaron que los niveles encontrados en la carne del interior del caparazón de los crustáceos tipo cangrejo eran muy altos y muy variables, con unos niveles 100 veces superiores a los de la carne blanca de las patas. La situación en los demás crustáceos, como las gambas y similares, no es tan extrema como en el caso de los cangrejos y apuntan a que la ingesta de cadmio cuando se consume la cabeza supone cuatro veces la ingesta que se obtendría al consumir solo el abdomen. Los consumidores de estos productos deben ser conscientes de que el consumo de estas partes de los crustáceos puede conducir a una exposición inaceptable de cadmio, sobre todo cuando el consumo es habitual.
Por esta razón, la Comisión Europea ha instado a los Estados miembros donde hay un consumo elevado de este marisco entero a hacer recomendaciones de consumo debido al elevado contenido de este metal pesado en ciertas partes del animal. Así, la AESAN recomienda limitar a la población en general y, en la medida de lo posible, el consumo de la carne oscura de los crustáceos, localizada en la cabeza, con el objetivo de reducir la exposición de cadmio.
Los nitratos se encuentran de manera natural en los vegetales, sobre todo en las hortalizas de hoja verde, como las acelgas, las espinacas y la lechuga, pero también en la remolacha y el apio. Su contenido está inversamente relacionado con la intensidad lumínica del cultivo, a mayor luz, menor contenido. En sí, los nitratos son poco tóxicos. Sin embargo, su reducción a nitritos en el cuerpo humano puede originar serias afecciones en el organismo, sobre todo a elevadas concentraciones. Es el caso del llamado "síndrome del bebé azul", en el que bebés y niños de corta edad que están expuestos a altas concentraciones de nitratos a través de la dieta, presentan este característico color debido a la cianosis producida por la alteración de su hemoglobina.

El mercurio tiene una toxicidad variable en función de su forma química, tipo y dosis de exposición así como edad del consumidor. Su forma orgánica, el metil-mercurio, posee una elevada toxicidad, se disuelve de forma fácil en la grasa, llega hasta el embrión durante el embarazo y puede provocar alteraciones en su desarrollo neuronal, así como en niños de corta edad. Se encuentra de forma mayoritaria en pescados y mariscos, procedente de la contaminación medioambiental, sobre todo en grandes depredadores migratorios que lo acumulan a lo largo de su vida.

El cadmio es un metal pesado que se encuentra en el medioambiente de forma natural asociado a otros minerales de cinc, cobre o plomo, por lo que es un subproducto inevitable en las actividades mineras relacionadas con estos metales. Además, tiene muchas aplicaciones industriales, por lo que su liberación al medio ambiente se ve incrementada por la acción del hombre como en el caso de combustión de combustibles fósiles, la metalurgia o la incineración de basuras, así como por el uso de fertilizantes a base de fosfatos y de lodos residuales.

Y tiene razón porque el café, como casi todo, con moderación es incluso saludable, pero cuando se abusa (más de cuatro tazas al día) puede crear dependencia psicológica y física, además de producir inquietud, agitación, nerviosismo, excitación, insomnio, cefalea, taquicardia, diuresis, arritmias, e irritación gástrica.

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8 ago 2011

Cinco cafés al día peligro de alucinación

Si últimamente has notado que escuchas ruidos que realmente solo están en tu cabeza, lo que se conoce como alucinación, puede que estés bebiendo demasiado café. Esta es la conclusión de un estudio de la Universidad La Trobe, en Melbourne (Australia), que afirma que abusar de las bebidas con cafeína (incluido el té, los refrescos de cola y las bebidas energéticas) incrementa el riesgo de sufrir alucinaciones, especialmente en personas sometidas a mucho estrés.

FUENTE | ABC Periódico Electrónico S.A. (08/06/2011)
Autor: C. Garrido

La investigación, publicada en la revista «Personality and Individual Differences», midió el efecto del estrés y la cafeína en 92 participantes sanos. ¿El resultado? Basta con que un individuo beba cinco o más tazas de café al día para que su tendencia a la alucinación se dispare.

Para llegar a esta conclusión, primero se dividió a los voluntarios según su nivel de estrés y consumo de cafeína. Después se les pidió que escucharan una grabación con un sonido confuso de fondo y apretaran un botón cada vez que oyeran a Bing Crosby cantando el villancico «White Christmas» (Blanca Navidad). En realidad se trataba de un engaño. Los investigadores nunca incluyeron este tema musical en la grabación.

Lo curioso del caso es que, a pesar de que la canción no llegó a sonar realmente en los oídos de los participantes, aquellos con altos niveles de estrés y cafeína aseguraron haberla escuchado hasta tres veces más que los del grupo con bajos niveles de ambos factores.

Además, aquellos con bajos índices de estrés pero altos de cafeína apretaron el botón un 40% más que aquellos que no padecían ansiedad ni consumían altas dosis de cafeína.

«La combinación de cafeína y estrés aumenta la probabilidad de que un individuo experimente síntomas propios de la psicosis», asegura el profesor de psicología Simon Crowe, autor principal del estudio, quien considera necesario estudiar más a fondo los riesgos asociados al consumo excesivo de esta sustancia. «Tenemos directrices sobre el consumo responsable de alcohol pero no pasa lo mismo con la cafeína, a pesar de que es una sustancia estimulante», advirtió.

Y tiene razón porque el café, como casi todo, con moderación es incluso saludable, pero cuando se abusa (más de cuatro tazas al día) puede crear dependencia psicológica y física, además de producir inquietud, agitación, nerviosismo, excitación, insomnio, cefalea, taquicardia, diuresis, arritmias, e irritación gástrica.

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6 ago 2011

Los nutricosméticos ¿un mito o una realidad?

Los alimentos con propiedades saludables (los llamados alimentos funcionales) son ya una tendencia consolidada en el mercado. Podemos decir que es una tendencia cada vez más fuerte debido a la creciente preocupación de los consumidores por cuestiones de salud y el bienestar. Por eso, es frecuente que importantes empresas de la industria alimentaria y renombradas farmacéuticas se alíen para desarrollar nuevos productos que satisfagan a estos consumidores preocupados por la salud y el cuidado personal.

Fuente: ainia (1 de junio de 2011)

Dicha tendencia está así mismo abriendo nuevos caminos en el desarrollo de productos adaptados a las exigencias actuales del consumidor. Tal es el caso de los alimentos cosméticos (también llamados nutricosméticos). Estos son alimentos o bebidas que aportan beneficios relacionados con la belleza exterior, como por ejemplo, reducir los signos de la edad, mejorar el tono de la piel, eliminar y reducir las arrugas… etc. Los consumidores ya no tienen tiempo para cuidarse y buscan alimentos que indirectamente que suplan esta necesidad. Algunas de las funciones principales de estos productos son las siguientes:

Estimulan los mecanismos celulares en las capas más profundas de la piel.
Refuerzan las defensas naturales
Enriquecen el pelo y la piel con los nutrientes que necesitan para reforzar el sistema antioxidante e hidratarlos.
• En estos productos se pueden incluir ingredientes que se utilizan en los cosméticos como la coenzima Q10, ácido hialurónico, colágeno, aloe vera, jalea real…


¿Una oportunidad de mercado?

El consumidor de nutricosméticos utiliza estos productos como un complemento a los tradicionales cosméticos, no como un sustitutivo. De hecho, tal y como revela un informe de Mintel, “Beauty foods and Beverages”, de todos los productos con propiedades funcionales lanzados al Mercado mundial en 2010 un 8% eran “beauty foods”.

Pero dentro del mercado mundial hay grandes diferencias entre los distintos países que responden a las diferencias culturales y, sobre todo, legislativas que existen entre ellos. En este sentido, es el mercado asiático el que lidera este tipo de lanzamientos. Del total de nuevos productos con propiedades cosméticas introducidos en el mercado mundial, el 76% corresponden al mercado asiático, mientras que en el mercado europeo se produjeron el 11% de los lanzamientos de este tipo de productos.

De aquí nuestra pregunta sobre si los nutricosméticos son un mito o una realidad. Depende del lugar en el que nos situemos. En el mercado asiático estos productos se encuentran mucho más desarrollados que en Europa. Prueba de ello, es por ejemplo, el lanzamiento de Nestlé en Japón de un Kit-kat con yogurt de aloe vera y con colágeno añadido que desarrolló en colaboración con Tokio Beauty Clinic.

En Europa el mercado no está tan evolucionado al respecto. Para los consumidores europeos todavía no se encuentra tan arraigada la idea de que existe una relación entre lo que se come y la apariencia externa, es decir, que lo que comemos nos puede “hacer parecer más bellos”. Además, las limitaciones legislativas reducen a solo unas pocas las declaraciones saludables autorizadas debiendo enfocarse a declaraciones nutricionales del tipo: “contiene”, “alto contenido en” o “fuente de”.

No obstante y pese a estas limitaciones, durante el último año en occidente también se han desarrollado productos que pueden incluirse dentro de la categoría de nutricosméticos, tratándose principalmente de productos lácteos enriquecidos con coenzima Q10, colágeno, ácido hialurónico o Aloe Vera entre otros ingredientes.

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3 ago 2011

Un estudio francés analiza las causas de la aparición de Campylobacter dentro de las granjas de cría y engorde de aves

Un estudio realizado por el instituto francés Itavi ha permitido conocer mejor la cinética de aparición de Campylobacter dentro de las granjas de aves durante el periodo de cría, analizando factores como la edad a la que aparece, las áreas de las instalaciones en que se encuentra, qué sexo tiene mayores niveles de contaminación o el porcentaje total de animales contaminados. También se ha realizado este estudio con el fin de determinar el grado de influencia que tiene el manejo de las aves, por parte de los criadores, a la hora de que la contaminación bacteriana se expanda al resto de aves.
 
Fuente: eurocarne.com (2011/05/24)
Los investigadores escogieron una explotación de cría de aves que contaba con dos naves. Dentro de cada uno de los edificios, los machos y las hembras estaban separados por una valla. Se hizo el estudio en dos grupos de 10.000 animales.
La aparición de Campylobacter se produce a las 3-5 semanas de edad, evidenciándose su presencia a través de las heces. Una vez que los animales están contaminados, el proceso de contaminación entre ellos es muy rápido y todas las muestras se convierten en positivas, afectando a ambos sexos en todas las zonas de las instalaciones.
Se encontraron múltiples vectores que pudieron motivar la introducción de Campylobacter: llegada de material contaminado al ambiente en el que se encuentran los animales (por ejemplo, los camiones de carga y descarga de los animales). También se puede dar la contaminación en los animales debido a la contaminación cruzada por la ingestión de deshechos.
Por último, otro de los posibles focos de contaminación se encontró en las entradas de aire a las instalaciones.

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