Desde esta experiencia ha alertado sobre cómo la exposición química ambiental modifica el equilibrio de las hormonas, dando lugar a enfermedades como los cánceres hormonodependientes, la mala calidad seminal o problemas de tiroides, además de poder causar trastornos en el comportamiento de los niños.
El experto universitario ha explicado que los causantes de estos desequilibrios en “sistemas muy sensibles” son desde los pesticidas hasta los plásticos y textiles, productos todos con los que el ser humano mantiene un contacto habitual “en niveles que aparentemente parecerían bajos, pero no se considera el efecto combinado”.
EFECTO COCTEL
“El EFECTO COCTEL no está en la agenda de los reguladores”, ha insistido en denunciar, para lamentar además que España no actúe de manera individual y no siga ejemplos como el de Francia a la hora de prohibir los tickets de compra por su contenido en el disruptor endocrino Bisfenol A, una prohibición que la UE sitúa en 2020.
Olea ha reconocido que este discurso “solo triunfa entre los iniciados” y conocedores de estos estudios, mientras el público en general e incluso los médicos “se inquietan mucho”, por lo que ha llamado a todos a tomar medidas como consumidores de los productos que contienen sustancias tóxicas.
Tras opinar que “la casa está adulterada por esos compuestos”, Olea recomienda seguir unas reglas “que pueden parecer de locura”, como aspirar en vez de barrer en el hogar, ser “muy selectivo” en las compras y “comer ecológico, de temporada, de proximidad y pagando el precio justo”.
De la misma opinión es el periodista ambiental Carlos de Prada, que presenta en BioCultura su libro “Embarazo sin tóxicos” y que ha explicado a Efe que la gestación es “uno de los momentos de la vida en el que se es más vulnerable, porque un feto es infinitamente más sensible” a la hora de exponerse a sustancias tóxicas.
De Prada ha sostenido que muchas de las alteraciones y enfermedades que se producen a una determinada edad “tienen un origen fetal”, por lo que ha animado a las mujeres embarazadas a “buscar información y ver de qué manera es posible disminuir el riesgo” de estar en contacto con estos productos.
Ha puesto como ejemplo el reducir en general durante ese periodo el uso de productos cosméticos, no utilizar tintes para el pelo, consumir alimentos ecológicos para eludir los residuos de pesticidas, evitar los insecticidas domésticos o tener precaución en casas con reformas por sustancias como la pintura.
“No es tan complicado”, ha asegurado. “¿Es necesario usar un ambientador? Se puede ventilar bien la casa, colocar bandejas con bicarbonato o utilizar plantas aromáticas”, ha enumerado De Prada, que ha concluido planteando una pregunta: “¿Hace falta una guerra química?”.
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