El reporte de la Universidad, presentado en la reunión anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS), se basó en el análisis del impacto en el aire de los llamados “compuestos químicos volátiles” presentes en artículos como el champú, perfumes y detergentes.
Los investigadores se enfocaron en “actividades hogareñas básicas” y descubrieron que estas “cambian la química de la casa”, que afectan la calidad del aire tanto dentro, como fuera del HOGAR.
“Los hogares nunca habían sido considerados como una fuente importante de contaminación del aire”, explicó Marina Vance, académica del centro universitario, quien en 2018 inició un estudio de campo conocido como HOMEChem (Químicos Hogareños).
El estudio consistió en observar durante un mes el aire dentro de viviendas de 1.200 pies cuadrados (111,4 metros cuadrados) en la Universidad de Texas, en Austin, donde se reprodujeron actividades como cocinar una cena completa usuales en fiestas familiares.
Vance indicó que los resultados preliminares confirman que incluso hervir agua puede contaminar el aire, dado que la llama de gas de algunas cocinas contienen “altos niveles de contaminantes gaseosos”, o que preparar una tostada altera la calidad del aire más de lo que se creía.
Otro de los investigadores, Joost de Gouw, subrayó que “es demasiado temprano para hacer recomendaciones de cambios en las políticas públicas o en la conducta humana”, ya que se necesitan nuevas investigaciones para analizar el volumen de toxinas presente en el aire al interior de los hogares.
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