Concretamente, en España el 99,5% del agua corriente es apta para el consumo humano, aunque no siempre guste el sabor, por lo que es necesario una mayor concienciación y acceso a la información para fomentar su consumo.
El consumo de agua embotellada es un hábito que ha crecido con fuerza en todo el planeta y acarrea importantes impactos a todos los niveles. Cabe destacar el dispendio de recursos en los centros de producción, su posterior transporte y, especialmente, en el destino de los recipientes plásticos en los que se comercializa, que en una elevada proporción termina en los vertederos y en el mar.
Por todo esto, la Comisión Europea presentó una serie de propuestas para modificar la vigente Directiva europea en materia de agua de consumo a principios de este año. El principal propósito de esta revisión se centra en garantizar el acceso al agua potable y al saneamiento de toda la población, apostando por los principios de la economía circular.
En este sentido, la Comisión hace una clara apuesta para incentivar el consumo de AGUA del GRIFO en detrimento del agua embotellada. De este modo se reduciría el impacto sobre el medio ambiente (teniendo en cuenta la elevada presencia de plásticos en nuestros ríos y mares) y también favorecería la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero.
Se pretende elevar el AGUA del GRIFO a la categoría de alimento, incrementando así los controles, favorecer su consumo y reducir la ingesta de agua embotellada. Por esta razón, se propone revisar la inclusión de nuevos controles para la detección y el control de determinadas sustancias. Según la propia Comisión, con esta nueva condición y con las medidas que se adopten, se reducirían los riesgos de salud asociados al consumo de agua del 4 al 1%.
Esto supondría un mayor control del agua, haciendo especial incidencia en la presencia de cloratos y los cloritos (productos que se suelen utilizar para la desinfección del agua), para aumentar las garantías sanitarias ya que pueden ser nocivos para los niños y personas mayores.
También se controlarían los compuestos perfluorados (PFCs) (sustancia consideradas tóxicas, se encuentran habitualmente en aguas subterráneas, procedentes en gran parte de productos destinados a la extinción de incendios) que en algunas ocasiones se ha alertado de su presencia en el AGUA del GRIFO y en algunos alimentos.
Finalmente, se ha decidido adoptar medidas de precaución y controlar los compuestos que alteran el sistema endocrino, como el bisphenol y el nonylphenol, a pesar de que no hay evidencia científica de los daños que pueda causar su presencia en las aguas de consumo tratadas.
Además, estas medidas impulsadas por la Comisión Europea también suponen una decidida lucha para reducir el uso del plástico.
Para garantizar la salud de las personas en relación con el consumo de agua, se pretende potenciar un nuevo sistema más efectivo para informar de incidentes, determinar las causas y aportar las soluciones adoptadas. También se deberá disponer de amplios estudios (a largo plazo) que identifiquen los posibles impactos en la salud asociados al consumo de agua que no cumpla con los requisitos fijados por ley.
La transparencia también será uno de los ejes en las políticas hidráulicas de los países miembros. Por lo tanto, debe ser público el acceso a una mínima información sobre el rendimiento de las redes de suministro y las posibles pérdidas. De este modo se facilitará un mejor análisis de los objetivos marcados. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), y con datos de 2014, se contabilizaron más de 1.000 Hm3 de agua no registrada, lo que supone un tercio del total del agua suministrada.
Pero no se debe confundir, por lo tanto, la calidad con el gusto.
El agua que sale de nuestros grifos es de calidad, pero esta percepción no llega a la ciudadanía. Es necesario ser más transparentes y fomentar la pedagogía y la información en el sector del agua.
Asociaciones para la defensa del consumidor como Facua también defienden el consumo de AGUA del GRIFO en detrimento del agua embotellada. Esta entidad alerta que España es el tercer país que más agua embotellada consume y defiende que el AGUA del GRIFO pasa por exhaustivos controles, aclarando que el único producto no sano que puede contener el AGUA del GRIFO es el cloro, algo que se elimina con un filtro, mientras que el agua embotellada puede contener plásticos y componentes nocivos como el Bisfenol A.
También la OCU hizo un exhaustivo análisis del agua que nos llega a través del grifo, evidenciando que el 90% es de calidad, según una noticia publicada por ABC. A pesar de estos datos tan buenos, la percepción de la ciudadanía es que la calidad del agua no es buena y por eso se recurre al agua embotellada.
Con esta situación, da la sensación que a nivel técnico se ha hecho una gran labor para garantizar la calidad del AGUA del GRIFO, pero ahora queda la asignatura pendiente para informar que el AGUA del GRIFO es buena, saludable, más barata que la embotellada, además que nos permite reducir de un modo considerable la producción y uso de plásticos.
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