Este mineral interviene en múltiples reacciones del organismo
El cinc es un mineral relacionado con la actividad de numerosas enzimas por lo que interviene en el metabolismo de los denominados principios inmediatos (hidratos de carbono, proteínas y grasas). Participa en el desarrollo y crecimiento de los órganos sexuales y es necesario para el buen funcionamiento del gusto y del olfato. Asimismo, permite un adecuado funcionamiento del sistema inmunológico y ha demostrado que tiene acción antioxidante.
Fuente: consumer (13 de abril de 2009)
En España la recomendación de cinc para personas adultas de ambos sexos se sitúa en torno a los 15 miligramos (mg) diarios. Durante la gestación, aumentan ligeramente los requerimientos de cinc hasta los 20 mg en la segunda mitad del embarazo y los 25 mg durante la lactancia.
Alimentos con cinc
Es fácil satisfacer los requerimientos de cinc si se conocen los alimentos que más concentran este elemento mineral. Así, los de origen animal son una fuente dietética relevante y entre ellos destacan el hígado de ternera (7,8 mg/100 g), la carne roja (3-4 mg/100 g), los mariscos (2-3 mg/100 g), que concentran de dos a tres veces más cinc que los pescados (la ostra contiene unos 52 mg/100 g), los huevos (2 mg/100 g) y, dentro de los lácteos, sobresalen los quesos curados como el parmesano o de pasta como el camembert (5 mg/100 g).
Dentro de los vegetales, destaca el germen de trigo (8,40 mg/100 g), los frutos secos (3-5 mg/100 g; sobresalen los piñones, las semillas de sésamo y las pipas de girasol), las semillas de calabaza y las legumbres (3-4 mg/100 g), que son los más interesantes, además de los cereales integrales. Una combinación variada de alimentos garantiza alcanzar sin mayor dificultad los requerimientos diarios.
Prevenir y tratar con suplementos de cinc
El déficit de cinc se asocia sobre todo a una mayor probabilidad de contraer infecciones
La carencia de cinc tiene múltiples efectos sobre el sistema inmunológico y afecta sobre todo a órganos linfoides y a la respuesta inmunológica. Por tanto, su déficit se asocia a una mayor susceptibilidad frente a infecciones. Se estima que las personas que siguen dietas vegetarianas estrictas tienen una menor absorción de cinc, ya que este mineral va unido a otros elementos minerales que limitan su absorción. En estos casos los requerimientos de cinc son mayores con respecto a las personas no vegetarianas, incluso el doble según diversos autores.
Otras alteraciones y síntomas clínicos son: retraso en la maduración sexual, fatiga, retraso del crecimiento y cicatrización lenta de heridas. También se asocia la deficiencia de cinc a la pérdida de olfato y gusto por los alimentos, si bien este déficit nutritivo se detecta en pacientes con cáncer y no tanto en personas sanas.
De hecho, son múltiples los estudios que han sugerido que el suplemento de cinc en forma de sulfato de cinc puede mitigar las alteraciones del gusto en pacientes con cáncer localizado en cabeza y cuello, y ayudar a una recuperación más rápida de la agudeza del gusto. Esto conlleva un mejor apetito, una mayor ingesta, una mejora del estatus nutricional y, por ende, una mejor respuesta al tratamiento.
Las personas con enfermedad hepática también tienen mayor riesgo de deficiencia de cinc, o los efectos de su deficiencia dietética son más marcados ya que empeoran el pronóstico de la enfermedad. Hay estudios que implican al déficit de cinc en la producción de fibrosis hepática inducida por alcohol. En estos casos, la suplementación diaria ha dado, por lo general, buenos resultados.
CURA PARA LAS INFECCIONES
El cinc es un elemento vital para la formación y el desempeño de los linfocitos T, los glóbulos blancos encargados de combatir las infecciones al atacar los virus y las bacterias perjudiciales para nuestro organismo. Según recogen algunos estudios sobre la función orgánica del cinc, los niños desnutridos con bajos niveles de cinc que toman suplementos de cinc experimentan un aumento en el número de linfocitos T y una reducción de la gravedad y duración de sus infecciones.
En países de África, donde las enfermedades diarreicas son una de las principales causas de muerte en la población menor de cinco años de edad, son diversos los estudios que se han realizado para evaluar el beneficio de un suplemento de cinc. Uno de los estudios más recientes es el llevado a cabo desde el Departamento de Pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Lagos en Nigeria. La conclusión del estudio es que la administración de suplementos de zinc es beneficiosa en la diarrea aguda ya que mejora los síntomas y acorta la duración de la enfermedad.
En esta misma línea se manifiesta una revisión llevada a cabo por la Unit of Research on Health Services and International Health en Trieste (Italia), centro colaborador de la OMS para la salud materno-infantil. En noviembre de 2007 se realizaron búsquedas en distintos buscadores y bases de datos biomédicas, como el Registro Especializado de Enfermedades Infecciosas (Grupo Cochrane), MEDLINE, EMBASE, LILACS, CINAHL, mRCT, y se estableció contacto con los investigadores. Se seleccionaron los ensayos controlados aleatorios que comparaban la administración de suplementos de cinc oral (en cantidad igual o superior a los 5 mg al día de cualquier duración) con placebo en niños de edades comprendidas entre un mes y cinco años con diarrea aguda o persistente, incluida la disentería.
Cumplieron los criterios de inclusión 18 ensayos que incluían una muestra de 6.165 participantes. La conclusión de la revisión es consistente e informa que en aquellas áreas donde la diarrea es una causa importante de mortalidad infantil, la investigación muestra evidencia de que el suplemento de cinc es claramente beneficioso en niños a partir de los seis meses.
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5 oct 2009
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