Ello da como resultado final una piel seca y con arrugas. En el proceso de envejecimiento de la piel inciden además otros factores como la pérdida de fibras de colágeno, elastina y ácido hialurónico, responsables de la capacidad de soporte e hidratación.
Con ello la piel se torna seca y flácida, originando arrugas marcadas y profundas. Otros elementos que afectan el perfecto estado de la piel son una inadecuada alimentación, el alcoholismo y tabaquismo. Una piel que se va haciendo madura exige mayor calidad de tratamiento y conservación.
Por estas razones las personas después de los 30 años deben comenzar a utilizar productos cosméticos o naturales para las zonas más expuestas de la piel al medio ambiente y las radiaciones. Dentro de la cosmética se recomiendan cremas y geles para el contorno de los ojos, para el cuello, para las zonas alrededor de la boca y en la frente, más sensibles a las arrugas.
La aplicación de duchas faciales de oxígeno con OZONO combina la emisión de oxígeno puro con OZONO y otros principios activos que penetran en la capa interna de la piel para lograr en ella energía, vitalidad y facilitar la penetración de otros elementos cosméticos. La buena calidad de vida es fundamental para lucir una piel espléndida.
Eso es al menos lo que asegura un estudio realizado por la Universidad Hallym (Corea del Sur), presentado en el encuentro Experimental Biology 2009 que se celebra en Nueva Orleans (Estados Unidos).
La investigación se llevó a cabo con 12 ratones sin pelo machos jóvenes de cuatro semanas. Durante dos meses se les expuso a una mayor radiación ultravioleta tres veces por semana. A la mitad de los ratones expuestos se les proporcionó diariamente aplicaciones tópicas de ácido elágico sobre la superficie de la piel, incluso en los días en los que no recibían la exposición ultravioleta. Estos ratones sufrieron una menor formación de arrugas que los que no recibieron tratamiento.
La cofundadora del 5 Gyres Institute, Anna Cummins, abunda en la falta de estudios sobre el comportamiento de la basura plástica en el océano, cuánto PLASTICO se ha acumulado en los fondos y cómo se degrada con el tiempo. "El PLASTICO fue presentado en los años cincuenta como un producto maravilloso, inocuo. Pero no se pensó en el largo plazo y en cómo iba a afectar al medio ambiente un producto cuyos elementos químicos pueden acabar en nuestro cuerpo".
Y no es únicamente el riesgo que puede tener para la salud animal y humana la ingestión del PLASTICO sino que los residuos no degradados también causan una elevada mortandad en animales marinos. La mitad de los pájaros acuáticos, todas las especies de tortugas (confunden bolsas de PLASTICO con medusas y se las comen) y 22 mamíferos resultan heridos o mueren por ingerir PLASTICO o porque se enredan y se estrangulan con la basura o con aparejos de pesca abandonados.
La tripulación del 5 Gyres navegará por el Pacífico Sur en el mes de marzo y completará así la primera investigación a los cinco giros de los mayores océanos, zonas donde las corrientes y la falta de viento hacen que se acumule la basura.
Los ecologistas ponen el grito en el cielo. El Ministerio de Medio Ambiente calla: ya no es competencia suya sino de las comunidades autónomas.
Y la UE apuesta, por primera vez, por la incineración porque es una fuente de energía: una reciente directiva -aún sin ratificar- da rango energético a las incineradoras y establece que el vertedero debe ser la última solución.
"El tema de los residuos en España está descontrolado. El Ministerio de Medio Ambiente ni siquiera centraliza la información. Y son las grandes empresas las que se han hecho con el negocio de hacer desaparecer la basura: por eso optan por incineradoras, no por tratamientos específicos para reciclar", afirma Sara del Río, de Greenpeace. Para ella, "el problema es de partida: en España, el 90% de los residuos van a vertedero o incineradora, no hay apoyo al reciclaje". "Y así nos va. Tratar la basura en origen es lo único que solucionaría el problema. Los españoles generan cada año un 5% de residuos más que el anterior, mientras que el reciclaje lleva una década estancado por debajo del 10%; así, en 2008 nos encontramos con los vertederos colapsados. ¡Normal!".
La incineración es aún una opción minoritaria en España: de los 22 millones de toneladas de basura que se generaron en 2004 (todas las fuentes consultadas elevan ya esa cifra a 25 millones en 2007), apenas el 7% fue quemado en incineradoras. Otro 30%, según el Ministerio de Medio Ambiente, se convirtió en abono, pero las organizaciones ecologistas aseguran que es una cifra exagerada. La mayoría, en cualquier caso, va a alguno de los 120 grandes vertederos del país (hay otros menores o no controlados). Y al menos 15 de ellos están funcionando al borde del colapso, sobre todo en Valencia, Canarias y Galicia.
"En realidad, entre tirar la basura a un vertedero y quemarla en una incineradora no hay gran diferencia. Son soluciones finalistas: una vez que nos desborda la basura, lo resolvemos así, buscando dónde meterla", añade la responsable de Greenpeace. "Ése es el problema: apostar por soluciones finalistas. Lo que hay que evitar es que se genere ese volumen de residuos tan alto, con programas de concienciación ciudadana y mucha más inversión para la red de reciclaje. Poner dinero en ese trabajo previo, no en construir plantas ni vertederos".
Además del efecto disuasorio frente al reciclaje, está la cuestión de las emisiones contaminantes. Los ecologistas admiten que se ha avanzado mucho desde los años ochenta y noventa, cuando saltó la alarma por los humos tóxicos de las incineradoras. Los filtros ahora son mayores. "Pero son más de 200 sustancias las que una planta de incineración emite a la atmósfera. Y controladas no están más de 20", asegura Sara del Río. Baselga abunda en ello: "No hay filtros para los furanos. Y eso no sólo contamina el aire, sino toda la cadena alimentaria. Hay empresas de alimentación que, en los contratos con sus suministradores de materia prima, obligan a que las verduras sean de campos donde no haya una incineradora cerca. La industria sabe que el problema existe".
Argumentos que niegan tajantemente no sólo el lobby de las incineradoras sino también el Instituto para la Sostenibilidad de los Recursos (ISR), una fundación privada que lleva 15 años asesorando a administraciones y empresas. "En su día se fijaron unos límites de emisiones, lo que hay que hacer es vigilar que se cumplan esos límites. Y en Europa se cumplen. No hay riesgos. Pero, sobre todo, no hay ninguna duda de que el vertedero es mucho más contaminante que la incineradora: el 4% de los gases de efecto invernadero proviene de la gestión de residuos; y, de ésos, el 90% es de los vertederos", explica Carlos Martínez Orgado, ingeniero industrial y director del ISR.
Martínez Orgado sostiene, por otra parte, que éste de las incineradoras "no es un asunto opinable". "La última directiva de gestión de residuos, aprobada por el Parlamento Europeo el pasado junio aunque aún no publicada, obliga a dejar el vertedero como última solución de gestión de la basura. El objetivo es que en 2020 los residuos sean o reciclados o convertidos en abono o eliminados obteniendo energía. Las incineradoras resuelven eso: queman la basura y generan energía. Es una fórmula que la sociedad necesita, más ahora que se buscan fuentes de energía alternativas", insiste el ingeniero. Aunque concede que los ecologistas llevan razón en algo: "No debemos sobredimensionar las plantas de incineración por puro negocio. Hay que combinar esta opción con una apuesta por el reciclaje".
La directiva a la que se refiere Martínez Orgado ha irritado a los ecologistas. "Por primera vez, Europa cataloga las incineradoras como elementos de aprovechamiento energético, no de eliminación de basura. Se olvidan de que incinerar desincentiva el reciclaje, que es la auténtica manera de ahorrar energía", protesta la responsable de Greenpeace.
Maíllo no cuantifica el negocio de la quema de basuras, aunque da un dato: "Las administraciones pagan unos 60 euros por tonelada tratada". Las diez plantas que hay queman dos millones de toneladas al año: serían 120 millones de euros anuales a repartir entre todas (y cada una tiene la concesión de la planta durante 25 o 30 años). A eso habría que sumar lo que ingresan vendiendo la energía que producen y los materiales residuales que venden a las cementeras.
Los "entre 14 y 17" proyectos para nuevas incineradoras que apuntaba el asesor de Aeversu han empezado a ponerse sobre la mesa y a generar los primeros rechazos: en Valencia, el avance del Plan Integral de Residuos del PP propone "como mínimo" tres incineradoras (no tiene ninguna), y ya se han manifestado en contra los ecologistas, el Bloc, IU y, más tímidamente, el PSOE. Unos y otros adivinan tras las incineradoras adjudicaciones millonarias, sospechan que se quemará basura de otras comunidades y consideran la incineración una huida hacia adelante ante el colapso de tres de sus ocho vertederos.
El País Vasco está en trámites para levantar su segunda incineradora, en Zubieta (San Sebastián), dada la situación límite en la que está el vertedero de San Marcos. La primera, abierta en 2004 en Bilbao, levantó tanta polémica -IU-EB y los ecologistas presentaron cuatro demandas judiciales- que, pese a su importancia y la elevada inversión que supuso, no se celebró el menor acto de inauguración y sus responsables no han ofrecido una rueda de prensa en cuatro años. Trata 220.000 toneladas de basura anuales, procedentes de más de un centenar de municipios.
En Andalucía, el debate sobre las incineradoras se zanjó en 2005 con el triunfo de los grupos que se oponían a estas plantas, y la Junta asegura que optó por el reciclaje. Pero el porcentaje de residuos reciclados es similar al del resto del país: apenas el 6%.
Cataluña tiene más incineradoras que nadie, pero ha ido reduciéndolas: hace diez años sumaba nueve, le quedan cuatro. Puso freno a esa fórmula tras el escándalo de la planta de Montcada (Barcelona), que alcanzó cifras récord de contaminación en los años noventa.
Y en Galicia, la paradoja es ésta: su incineradora, sita en Cerceda, tiene capacidad para digerir como combustible medio millón de toneladas al año, pero recibe el doble de basura; la mitad sobrante se ha ido depositando en un vertedero próximo, Areosa.
En Madrid, por último, le ha salido competidor a la mastodóntica planta de Valdemingómez: el Ayuntamiento de Alcalá de Henares ha adjudicado a FCC una incineradora de última generación en una zona de especial protección de aves. El municipio alega que el "interés general" prima sobre el medio ambiente.
Hay mucha vida en África Occidental, como demuestra la ebullición humana del interminable «mercadillo viario» en el que mucha gente se asegura la subsistencia a golpe de intercambios comerciales. Pero está amenazada por la contaminación, la suciedad y la falta de higiene, que emborronan hasta los más bellos paisajes. Y no es sólo cuestión de estética. Es, como han advertido las Naciones Unidas al declarar 2008 como Año Internacional del Saneamiento, cuestión de vida o muerte: 2.600 millones de personas no tienen instalaciones de saneamiento adecuadas, y 1,5 millones de niños fallecen anualmente en el mundo por falta de agua potable, retretes y condiciones higiénicas saludables.
El propio organismo de infancia de la ONU señala que bastaría una inversión anual de 7.000 millones de euros para reducir a la mitad en 2015 las personas sin saneamiento y para conseguir que todo el mundo lo tenga en un máximo de dos décadas.
Ese dinero no llega al 1 del presupuesto militar mundial en 2005, equivale a un tercio del consumo anual de agua embotellada y es igual al gasto europeo en helados. Cifras para el sonrojo del mundo rico y de los grandes planificadores de la ayuda al desarrollo.
Pero hace falta más que dinero para resolver ese enorme problema. Como apunta desde su poblado senegalés de Backombel la vicepresidenta de la ONG española Por una Sonrisa en África, Asunción Fiochi, mucha gente «lleva viviendo en medio del polvo toda la vida», y necesita acostumbrarse a «construir casas de cemento, canalizar las aguas» e incluir, en suma, el saneamiento en sus hábitos cotidianos. A Montse Bosch, técnica de Proyectos de Barcelona Acción Solidaria y coordinadora de la Caravana Solidaria a África Occidental, tal misión le parece perfectamente posible tras la experiencia de su organización para la recogida de basura en Nuadibú, la capital económica de Mauritania. «Todo funciona mejor si se aprovecha el trabajo iniciado en el propio país», remacha.
Las autoridades, cuenta Bosch, «nos invitaron a ver lo que estaban haciendo desde hace dos años en las afueras de la capital», donde se habían habilitado «neveras vacías para dejar allí la basura». Lo importante no era tanto el sistema como la costumbre de acudir a depositar los residuos hogareños. Era un camino recorrido para la inicial campaña de sensibilización en Nuadibú, donde se trata de ir creando hábitos, primero para meter la basura en bolsas y después para llevarlas a un sitio de recogida. El proyecto, que incluye cien contenedores y tres camiones, ha arrancado de forma experimental en el barrio más pobre para, si funciona bien, extenderlo al resto de la ciudad.
Los científicos destacan la relación entre desarrollo urbano y aceleración de la producción de basura. Un residente urbano puede generar hasta cuatro veces más basura que un habitante rural. En 1900, el mundo tenía 220 millones de personas en ciudades, que producían menos de 300.000 toneladas de basura diaria. En 2000, los 2.900 millones de residentes urbanos generaban más de tres millones de toneladas. Hacia 2025, esta última cifra se duplicará, una cantidad suficiente "para hacer una fila india de camiones de basura de 5.000 kilómetros de largo cada día". Esta caravana de residuos podría salir de Madrid, atravesar toda Europa, pasar por Moscú y llegar a Helsinki.
Los autores del informe, en otro estudio elaborado para el Banco Mundial sobre la gestión de los RSU en el mundo, estiman que en la actualidad los 3.000 millones de urbanitas generan 1,20 kilos de basuras por persona al día (1.300 millones de toneladas anuales). Hacia 2025, cerca de 4.300 millones de ciudadanos producirán 1,42 kilos por persona y día (2.200 millones de toneladas anuales).
La zona este de Asia es, en la actualidad, la región del mundo con el crecimiento más rápido de producción de basura, una marca que es probable que consiga India en 2025 y el África subsahariana en 2050.
En cuanto a España, señala Hoornweg, se encuentra en la media de Europa en cuanto a generación de RSU.
Sin acciones "drásticas", el problema de la basura urbana no se reducirá, aseguran los autores del estudio. Para ello, ofrecen varios consejos:
• Marcar de forma local el objetivo "basura cero". Ciudades como San Francisco en California (EE.UU.), que ha logrado altas tasas de reutilización y reciclaje, o como Kawasaki (Japón), que ha mejorado sus procesos industriales para evitar 565.000 toneladas de basura potencial por año, son algunos buenos ejemplos.
• Aumentar las tarifas de gestión de los residuos. En Norteamérica y Europa se ha visto que cuando las tarifas aumentan, la generación de basuras decrece.
• Concienciar a la gente para que no despilfarre cuando su nivel adquisitivo aumenta, y gaste más en actividades que requieren menos recursos.
• Aplicación del ecodiseño. El diseño industrial y los sistemas industriales se deberían concebir para conservar los materiales y no derrocharlos.
Los autores del trabajo, de la Universidad de Nuevo México, señalan que, como testimonio, la mayoría de humanos actuales lleva rastros de neandertal en su ADN. "Esto significa que los neandertales no han desaparecido por completo", explicó a Nature News Jeffrey Long, investigador principal del estudio.
El trabajo ha analizado el ADN de 1.983 personas en África, Asia, Europa, América y Oceanía en busca de huellas características de neandertales u otras especies extintas del género Homo, como el Homo heidelbergensis.
ENCUENTRO EN EL MEDITERRÁNEO
Los resultados mantienen que hubo dos grandes episodios de cruce entre especies después de que el sapiens abandonase África.
El primero sucedió hace 60.000 años en las costas del Mediterráneo.
El segundo encuentro sucedió hace 45.000 años en el este de Asia.
Los expertos no encontraron rastros de hibridación en las poblaciones africanas.
El trabajo se ha centrado en más de 600 microsatélites de ADN. Son marcadores en el genoma que se usan para diferenciar genéticamente a diferentes poblaciones actuales y emparentarlas con las poblaciones ancestrales que vivieron hace miles de años. Los expertos compararon esos microsatélites con la tasa de cambio genético que sería de esperar en ellos después de miles de años de evolución, y también con datos del registro fósil. Reconstruyeron después un árbol evolutivo que llevaba hasta las poblaciones actuales analizadas. La única manera de explicar los resultados era a través de esos dos momentos de hibridación.
"Es una conclusión llamativa", explica Carles Lalueza, profesor de la Unidad de Biología Evolutiva de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. El experto recomienda cautela. Aunque el trabajo se ha presentado en un congreso que reúne a expertos de todo el mundo, no se ha publicado en una revista científica. "Hay que esperar a que aparezcan todos los datos", advierte.
También apunta que este tipo de estudio puede estar viciado, pues se hace en función de la tasa de variación de los sapiens, y no de los neandertales. Estos últimos podría tener una tasa diferente, lo que volvería a poner patas arriba las interpretaciones. Lalueza será uno de los que puedan aportar nuevas respuestas, pues su equipo, liderado por el experto en genética neandertal Svante Pääbo, ya ha secuenciado el primer genoma completo de neandertal, a la espera de publicación.