Otro sistema, llamado sistema de secreción de tipo VI, está presente en alrededor de la cuarta parte de todas las bacterias que tienen dos membranas. A pesar de ser común, los científicos no habían determinado cómo funciona. Ahora, un equipo de especialistas ha deducido cómo es exactamente la estructura del sistema de secreción de tipo VI y ha llegado a la conclusión de que actúa como una especie de ballesta de muelles que dispara dardos envenenados.
La nanoarma, que abarca una distancia no mayor de unos 80 átomos en fila, es un tubo que se contrae muy rápidamente, disparando un dardo o puñal interno a través de las membranas de la célula, hacia el medio circundante y, posiblemente, hacia dentro de otra célula. El tubo entonces se desensambla y puede volver a ensamblarse en cualquier otra parte de la célula, listo para disparar otro dardo molecular.
Dado que otros investigadores ya habían establecido que las proteínas del sistema de secreción de tipo VI son similares a las encontradas en varias partes del "rabo" de esos bacteriófagos y sus estructuras asociadas, no ha sido una sorpresa del todo inesperada el hallazgo del mecanismo del sistema de secreción de tipo VI.
La nueva investigación ha sido realizada por el equipo de Grant Jensen y Martin Pilhofer del Instituto Tecnológico de California, John Mekalanos y Marek Basler de la Escuela Médica de la Universidad de Harvard, y Gregory Henderson (que ahora trabaja como médico en la Clínica Mayo), en Estados Unidos todas estas instituciones.
Fuente: Ecoticias (07/03/2012)
Por Gloria Valdivia
Miquel Porta es Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universitat Autònoma de Barcelona e investigador del Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM) de Barcelona. Es uno de los editores del libro Nuestra CONTAMINACION interna, que examina los efectos de los compuestos tóxicos persistentes (CTPs) sobre la salud humana. Hemos hablado con él para que nos explique qué son exactamente estas sustancias y qué podemos hacer para rebajar los niveles de CONTAMINACION a que estamos expuestos a lo largo de toda la vida, desde el embrión.
Los compuestos tóxicos persistentes son un grupo de compuestos químicos que tienen en común características físicas, como por ejemplo que muchos de ellos contienen átomos de cloro, lo que hace que sean muy persistentes en el organismo humano y en el medio ambiente. De hecho, el cuerpo humano, y el de los otros seres vivos, tiene muchas dificultades para eliminarlos y, por lo tanto, se acumulan. Se disuelven muy bien en grasa, son lo que en inglés se conoce como ’fat lovers’ (amantes de las grasas). Son sustancias tan diferentes como el insecticida DDT, los PCBs o las dioxinas. La peculiaridad de las dioxinas es que no se fabrican intencionadamente, sino que se generan en la combustión de plásticos. Son compuestos, pues, que forman parte de nuestra vida cotidiana. La causa principal de la CONTAMINACION humana por CTPs es clara: cómo vivimos.
Normalmente nos llegan disueltos en las grasas animales, porque ya forman parte de ellos, lo obtienen de los piensos con que se alimentan. Actualmente gran parte de la población mundial come alimentos de origen animal que contienen estos compuestos. A niveles muy bajos, pero este es el origen. Y las concentraciones crecen a lo largo del tiempo por acumulación en el cuerpo humano. La exposición es crónica, y los efectos no son inmediatos ni a corto plazo, pero existen.
El abanico es amplio e importante: son promotores tumorales, neurotóxicos, disruptores endocrinos, hepatotóxicos, alteran los sistemas de defensa del organismo, son immunosupresores y muchos son cancerígenos demostrados, como las dioxinas. En general, alteran el funcionamiento de los genes. Yo creo que los CTPs contribuyen en buena parte a la carga de enfermedad que sufrimos actualmente.
Los niños, las embarazadas, la gente mayor, las personas con afecciones cardíacas o enfermedades respiratorias son más susceptibles.
Y ciertos grupos de trabajadores que han sido más expuestos por su profesión. Pero lo cierto es que los CTPs afectan toda la población, nadie es invulnerable. Tenemos que ser capaces de concienciar, pero sin crear miedo. El miedo es antisaludable.
Yo creo que hay algunos temas que la propia comunidad científica, las organizaciones ciudadanas y las administraciones prefieren ignorar, mirar hacia otro lado, en parte de forma deliberada. Esto es cobardía política, pero los ciudadanos también tenemos mucha responsabilidad en estas cuestiones. Los resultados científicos lo dicen claro, y ya no es una cuestión de principio de precaución, de prohibir por si acaso. Tenemos evidencia de que hacen daño. Hace más de diez años que pedimos incorporar los análisis de CTPs a las encuestas de salud en toda España y sólo se ha hecho en Cataluña y en Barcelona ciudad. Los políticos no han querido hacerlo en ningún otro lugar y las organizaciones ciudadanas tampoco lo han pedido con suficiente fuerza. Los ciudadanos están poco concienciados. Si nos informamos y nos organizamos, los políticos tendrán que ser sensibles a lo que pedimos.
La inmensa mayoría de estos compuestos, sobre todo los que contienen cloro, ya han sido prohibidos, pero continúan presentes. Por ejemplo, el DDT se prohibió hace más de 30 años y en un estudio reciente de población en Cataluña se encontró en el 88% de los casos. Su principal metabolito, el DDE, lo detectamos en el 100% de la población. En Barcelona el DDT se encuentra en el 97% de las personas. ¿Cómo se explica? Hay una industria legal de reciclaje de las grasas de los animales muertos en los mataderos para hacer piensos. Y como la combustión no les hace nada a los CTPs organoclorados, eso significa que continúan a la cadena alimentaria. El problema es complejo, pero mi conclusión es que como sociedad estamos fracasando. Queremos comer mucho y a precios muy bajos, hemos democratizado el consumo de carne, pagamos una miseria a los agricultores… Hemos fracasado como sociedad, este modelo de crecimiento que sin duda nos ha aportado beneficios sociales y humanos enormes, ha fracasado al evitar la CONTAMINACION por productos tóxicos. Todo esto no nos ha salido gratis. La CONTAMINACION interna es la factura que estamos pagando por la forma en que vivimos. ¿Cómo se explica, si no, la gran cantidad de cánceres o enfermedades degenerativas en personas de todas las edades, por ejemplo?.
Pedir más estudios, informarse, reflexionar y concienciarse. Pedir prácticas agrícolas más sostenibles, protección medioambiental.
Incorporar la salud pública y la salud ambiental a todas las agendas puede llevar a dinamizar políticas de seguridad alimentaria, de comercio justo y sano… Tenemos que dejar de lado las actitudes de ‘no se puede hacer nada’ y darnos cuenta que todos podemos actuar. Y podremos forzar políticas más saludables. Y vivir de otro modo.
Hay que tener claro que en el caso de los CTPs los efectos son acumulativos y a largo plazo, no se trata de intoxicaciones agudas sino de una CONTAMINACION crónica. Un cambio de hábitos no hará que desaparezcan inmediatamente, pero puede ayudar a medio plazo. Y tampoco tenemos que dejar de disfrutar de la vida, pero en general la opción sería una dieta más sana, con más verduras libres de plaguicidas y menos carnes y pescados grasas alimentadas con piensos.
En conclusión, los compuestos tóxicos persistentes son peligrosos, son invisibles y muy difíciles de evitar. Individualmente podemos hacer muy poco. Pero ignorarlos no es la solución. Cada pequeño gesto cuenta y cuantos más seamos, más haremos.
Fuente: Modesto Varas Lorenzo, especialista en Aparato Digestivo de Centro Médico Teknon y del Hospital Universitario Valle de Hebrón, de Barcelona.
Entre estos trastornos figura el síndrome del intestino irritable (SII), que a afecta al 15% de la población y representa alrededor de un 3% de los pacientes atendidos en atención primaria y un 25% en la especializada del aparato digestivo; la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), que comprende la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, y que supone más de 10 casos nuevos por 100.000 habitantes y año; y el cáncer de colon, el segundo tipo de cáncer que más afecta a los españoles, por detrás del de pulmón y del que cada año se diagnostican 60 casos por 100.000 habitantes y año.
Los expertos señalan que el mayor número de personas que sufren estas enfermedades se debe a que cada vez se diagnostican antes y mejor. Entretanto, los especialistas aconsejan aplicar el principio de precaución basado en seguir hábitos de vida saludables.
El intestino está poblado por la flora intestinal, que es el conjunto de microorganismos, en su mayoría bacterias, que se localizan en él. Se estima que el cuerpo humano podría albergar más de 1.000 clases de bacterias y que nuestro intestino podría estar colonizado por 10 millones de bacterias. Estas bacterias nos defienden frente a las infecciones, estimulan el sistema inmune, fabrican las vitaminas B y K y ayudan a digerir y absorber los nutrientes, entre otras funciones. Las alteraciones de esta flora intestinal, con la que se nace pero que cambia durante la vida por la dieta y el consumo de antibióticos, se han asociado a desórdenes intestinales como el colon irritable o la enfermedad de Crohn, y en cada uno, la flora está alterada de un modo distinto. Cuando el intestino no funciona bien, el síntoma fundamental que lo advierte es el tipo de defecación (diarrea o estreñimiento), así como dolor abdominal, hinchazón y también, en ocasiones, flatulencia o meteorismo. Además, si hay una mala absorción de nutrientes, puede producirse malnutrición, anemia y hierro bajo, entre otras consecuencias. Y en el cáncer de colon, otro signo delator es la presencia de sangre en las heces.
• Evitar el estreñimiento mediante la dieta mediterránea, que incluya fibra, presente en frutas, alimentos vegetales e integrales y cereales (sobre todo el salvado de trigo).
• No abusar de los laxantes, ya que alteran la flora intestinal, son irritantes y pueden producir síndrome del intestino irritable (SII).
• Mientras que el 70%-80% del cáncer colorrectal se relaciona con una dieta insana, en cambio, una alimentación como la dieta mediterránea, rica en fruta, verdura, con pocas grasas y carne roja podría ayudar a prevenirlo, según el Instituto Catalán de Oncología (ICO).
• Consumir líquidos, ya que favorecen la hidratación, la progresión del bolo alimenticio y previenen el estreñimiento.
• Recurrir a los prebióticos y probióticos. Como el intestino tiene una función en la autoinmunidad, si esta se altera, los prebióticos y probióticos son esenciales para restaurar la flora intestinal. Los prebióticos son sustancias que favorecen el crecimiento de los probióticos, mientras que los probióticos son alimentos funcionales (sobre todo lácteos) que contienen microorganismos que llegan intactos al intestino, donde se alojan y aportan beneficios para nuestra salud. Así, los probióticos son eficaces en la EII, pues mejoran la malabsorción. Entre los probióticos existentes figuran lactobacilos y bifidobacterias de distintas especies.
• La hidroterapia del colon es semejante a la limpieza con enemas o con preparados por vía oral que limpian el intestino. Se trata de un lavado profundo del intestino grueso con agua, que se introduce y extrae con una cánula, mediante un equipo sofisticado, para eliminar todas las toxinas.
Es obligatorio tratar el aire, aunque muchos restaurantes y hoteles utilizan los ambientadores lo único que están haciendo es enmascarar los olores con productos químicos, que generan un aire más viciado y nada sano para la salud de los clientes.
Mantener el Aire limpio y control de los olores que se producen en el restaurante y barras, sólo se consigue con el OZONO.
• El OZONO tiene fuertes propiedades oxidantes más que cualquier otro tipo de desinfectante y es capaz de neutralizar los microorganismos, incluidos los virus.
• El OZONO elimina la acumulación de grasa.
• Hay muchas ventajas al usar el tratamiento con ozono en conductos de ventilación de restaurantes, que no sólo puede mejorar la calidad del aire interior, sino también como resultado un ahorro económico enorme.
Estos científicos estuvieron estudiando desde hace más de diez años cómo los insectos ingieren determinadas toxinas de las plantas y las almacenan en sus propios cuerpos. Estas toxinas, llamados alcaloides de pirrolizidina llamados, se encuentran por ejemplo en la chilca (Senecio jacobaea), una flor salvaje común en Eurasia.
Ahora, los científicos mostraron que la langosta africana ha desarrollado una enzima específica que le permite almacenar las toxinas de plantas para la autodefensa.
Una enzima prácticamente idéntica se encontró hace unos años en la polilla cinabrio. "El aspecto más interesante de este hallazgo es que la evolución ha desarrollado un mecanismo tan complejo dos veces en dos especies muy diferentes", dice el profesor Dietrich Ober, director del grupo de trabajo en Kiel.
Las plantas venenosas utilizan alcaloides como armas químicas para protegerse de ser comidas. Cuando los animales consumen esas plantas, ingieren los alcaloides, que inicialmente son inofensivos. En el sistema digestivo, las sustancias se convierten en toxinas. La enzima identificada ahora permite a los insectos como la polilla cinabrio o la langosta africana volver a transformar los alcaloides en su estado no tóxico para un almacenamiento seguro en sus cuerpos. Por lo general, los insectos señalizan el hecho de que son venenosos por colores brillantes y un sabor desagradable.
Debido a este mecanismo de autodefensa eficaz, los saltamontes africanos no tienen muchos enemigos naturales. Por esta razón, las plagas se producen con frecuencia, a menudo destruyendo cosechas enteras.
El calentamiento global es cada día más evidente, y los científicos de todo el mundo buscan la forma de poner fin a este aumento en la temperatura de nuestro planeta. Ahora, un grupo de químicos británicos y estadounidenses, pertenecientes a la la Universidad de Manchester, la Universidad de Bristol y los Laboratorios Nacionales Sandia han descubierto una molécula denominada birradical Criegee que puede ayudar a combatir este calentamiento. Los resultados de su trabajo han sido publicados en la prestigiosa revista Science y -según parece- el efecto de enfriamiento se produce gracias a que esta molécula se comporta como un poderoso oxidante del dióxido de nitrógeno y dióxido de azufre, conocidos contaminantes atmosféricos.
FABRICADOS EN ENORMES CANTIDADES
Según han explicado, estos birradicales pueden obtenerse a partir de oxígeno y gas metano. Una vez dispersados en la atmósfera, son capaces de transformar el dióxido de nitrógeno y dióxido de azufre en aerosoles que ayudan a formar nubes en la atmósfera que contribuirían a enfriar el planeta. A pesar de que este artículo es el responsable de la repentina fama de estos radicales, su existencia se conoce desde hace unos 60 años, cuando fueron postulados por primera vez por Rudolf Criegee. Sin embargo, nunca habían sido detectados. Para encontrarlos han utilizado un dispositivo que aprovecha la radiación emitida por un sincrotrón del Lawrence Berkeley National Laboratory, y posiblemente algún día puedan ser 'fabricados' en enormes cantidades para -una vez liberados a la atmósfera- contribuir a detener el calentamiento global.
Obviamente, antes de siquiera pensar en embarcarse en un proyecto semejante, habría que analizar profundamente cuáles serían sus efectos a largo plazo para evitar terminar como Venus.
"Los niveles que se detectan en los ríos son generalmente bajos, y de momento no representan ningún riesgo agudo ni para organismos acuáticos ni para humanos", explica Mira Petrovic, investigadora del Instituto Catalán de Investigación del Agua (Icra) y del Instituto Catalán de Investigación y Estudios Avanzados (Icrea). "Sin embargo, todavía no se sabe nada sobre los posibles efectos a largo plazo, y especialmente sobre efectos de mezclas", comenta Petrovic. Desde Acciona aseguran que el numero de estos contaminantes emergentes no es fijo, ya que cada mes se descubre alguno nuevo o algún producto de su descomposición (metabolito).
Las primeras evidencias de la presencia de fármacos en el medio acuático se produjeron en los años 70 con la identificación de aguas residuales en EE.UU. del ácido clofíbrico, que es el metabolito activo de varios reguladores de lípidos en sangre. Sin embargo, no fue hasta la década de los 90 cuando el tema surgió con más fuerza. Aunque para la mayoría de las potabilizadoras estos componentes pasan desapercibidos, algunas cuentan con TRATAMIENTO DE OZONO o carbón activo y son capaces de retener algún contaminante. "Hay fármacos que se eliminan bien, como es el ibuprofeno, y otros que no se eliminan, como algunos antibióticos, -asegura Petrovic-. En la actualidad dos grupos de científicos estamos haciendo una monitorización muy completa de más de 300 contaminantes emergentes de diferentes grupos (fármacos, disruptores endocrinos, pesticidas polares, drogas de abuso...) en cuatro ríos ibéricos (Ebro, Júcar, Llobegrat y Guadalquivir). El trabajo tiene como objetivo describir y predecir los efectos del cambio climático global en la disponibilidad de recursos hídricos, en la calidad del agua y en los servicios que prestan los ecosistemas de las cuencas mediterráneas de la Península Ibérica".
Una de las empresas que cuenta con plantas de agua potable diseñadas para retener y eliminar determinados compuestos es Acciona. "Trabajamos para mejorar la efectividad de los procesos y posibilitar su aplicación a gran escala", explican desde la empresa. En el Centro Tecnológico del Agua de la compañía están llevando a cabo varios trabajos relacionados con la eliminación de estos contaminantes. "Hydra es un proyecto en el que se aplican tecnologías combinadas de membranas y nanofiltración y/o ósmosis inversa. El trabajo de Sisifo está enfocado al desarrollo de nuevas tecnologías fotoquímicas de oxidación avanzada aplicadas a la desinfección de agua y su integración en los procesos", explican. Se estudian tecnologías combinadas que utilizan OZONO, radiación ultravioleta o peróxido, en la búsqueda de la combinación más efectiva para la eliminación de microorganismos y sus posibles interferencias con la materia orgánica natural. Por último, Nanobac se centra en el desarrollo de nuevos materiales nanoestructurados que pueden ser utilizados como catalizadores en procesos de desinfección fotocatalítica.
Fuente: levante-emv (18 mayo 2012)
J. SIERRA VALENCIA
Hay una basura que no huele y que apenas ensucia pero que resulta tan tóxica o más que cualquier otro residuo conocido y que al mismo tiempo esconde en su interior metales preciosos por los que todavía se mata en selvas remotas. Se trata de los Residuos de Aparatos Eléctrico y Electrónicos (RAEE), que cuentan desde ayer con una planta de transformación final en la localidad valenciana de Beniparrell con capacidad para tratar 20.000 toneladas.
Equipos de música, mandos a distancia, teléfonos móviles en desuso; televisores de tubo catódico que conviven ya con pantallas leds de última generación y ordenadores. Algunos de estos elementos contienen gases y sustancias muy tóxicas que hay que recuperar, pero también son una fuente de materias primas tan cotizadas como el cobre, el estaño e incluso el oro y la plata contenido en las placas base de muchos equipos electrónicos.
La nave es un monumento a la sociedad de consumo. También a una cierta cultura del despilfarro, aunque el reciclaje otorga una segunda vida y un valor que no existe en el vertedero. Es también una imagen del futuro.
Gustavo Espejo, director general de Recytech asegura que en los últimos años la recogida de RAEE "ha aumentado entre un 20 y un 42%, la recogida de la basura electrónica, dependiendo del tipo de producto. En 2005 se reciclaba un kilo por habitante; ahora estamos en 3,5 kilogramos y Europa proyecta alcanzar la cifra de 8 kilos por persona y año en 2019".
Recytech se nutre de los materiales recogidos en los ecoparques de la Comunitat Valenciana y de convenios con grandes distribuidores de electrodomésticos. Los materiales aprovechables viajan a China, Alemania o acaban formando parte de un teléfono de última generación.
La empresa valenciana participa en programas LIFE europeos como HTWT, para incrementar el reciclaje de las pantallas de LCD, plasma y paneles solares; o Ecovitrium, que investiga procedimientos para recuperar sin riesgo miles de toneladas de tubos catódicos de los viejos televisores.