23 jun 2011

La irradiación de los alimentos, ¿una necesidad o un fraude?

La irradiación es un tratamiento físico, por el que se aplica sobre el alimento una elevada cantidad de energía en forma de radiación ionizante. Esto significa que se aplica sólo energía y no partículas. Es por ello que resulta muy difícil que los alimentos resulten radiactivos. Esta tecnología puede utilizarse bien para prolongar la vida comercial de los alimentos o bien para destruir los patógenos.

Fuenyte: consumer (26 de mayo de 2010)
Por JOSÉ JUAN RODRÍGUEZ JEREZ

En los alimentos que existe un riesgo de presencia de seres vivos (virus, bacterias o parásitos) con capacidad para desencadenar enfermedades en las personas o en los animales, permite asegurar o mejorar su inocuidad. Tal y como señala la Unión Europea, este tipo de tratamiento puede utilizarse para diferentes fines:

• Prevención de la germinación de patatas, cebollas y ajos, porque elimina las células responsables de la germinación y el envejecimiento de los vegetales.
• Desinfestación mediante la destrucción de los parásitos presentes en diferentes productos vegetales.
• Retraso de la maduración y/o envejecimiento de los vegetales.
• Prolongación de la vida comercial y prevención de las enfermedades transmitidas por los alimentos. Reduce el número de microorganismos, por ejemplo en carne o pescado, entre otros.
• Reducción del número de microorganismos en especias y hierbas.

En la práctica, el empleo de esta tecnología está muy limitada a la autorización en diferentes países y a su aceptación por parte de los consumidores. Desde un punto de vista técnico, emplea residuos procedentes de las centrales nucleares, que de otra manera no tienen ninguna función. Es una tecnología segura que no implica problemas posteriores de tipo sanitario. Sin embargo, cuenta con una mala imagen , lo que implica un rechazo a su consumo.

De la legislación europea a la situación actual

En el ámbito comunitario el empleo de esta tecnología esté regulada por diferentes directivas y queda prohibida la venta de cualquier producto que no cumpla con la normativa desde el 20 de marzo de 2001. Las directivas europeas indican que el tratamiento con radicaciones ionizantes de un alimento sólo puede ser autorizado si:

• Es una necesidad tecnológica
• Su empleo no implica ningún riesgo para la salud
• Supone un beneficio para los consumidores
• No es empleado como un sistema sustitutivo de adecuadas prácticas de higiene.
• Cualquier alimento irradiado, o que contenga componentes irradiados, ha de ser etiquetado como tal.
• Para que un alimento sea autorizado a ser irradiado y se incluya en la lista de productos autorizados es necesario que exista un dictamen favorable del Comité Científico de Alimentos (SCF) de la Comisión.

Desde 1986 hasta la actualidad el SCF ha expresado una opinión favorable para la irradiación de frutas, vegetales, cereales, patatas u otros tubérculos, condimentos, especias, pescado, marisco, carne fresca, pollo, queso camembert elaborado con leche fresca, ancas de rana, goma arábiga, caseína y caseinatos, clara de huevo, copos de cereales, harina de arroz y productos derivados de la sangre.

En la situación real tenemos que o bien no se está empleando o se trata de una información que no está incluida en las etiquetas. Si este segundo apunte es el real nos encontramos que la desinformación del consumidor es elevada y, en consecuencia, podríamos estar delante de otra crisis como la de las vacas locas ya que aplicarían prácticas aceptadas pero no controladas.

Ante esta situación cabe preguntarse: ¿Se están aplicando las dosis de radiación adecuadas? Y, si se aplica esta tecnología sólo a los alimentos, ¿no ha habido mermas de higiene?.

En resumen son varias preguntas que habría que responder para poder dar confianza al consumidor sobre este sistema y, en consecuencia, sobre la seguridad alimentaria. Si tenemos en cuenta que los alimentos sólo pueden ser irradiados en instalaciones aprobadas para ese fin por los gobiernos de los diferentes países miembros, el control sería relativamente fácil, siempre y cuando en la etapa previa a la irradiación se comprobase que los alimentos están correctamente etiquetados.

Bibliografía

NORMATIVA

• Directiva1999/2/EC. Esta directiva cubre los aspectos generales y técnicos para realizar el proceso, el etiquetado de los productos y las condiciones para autorizar la irradiación de los alimentos.
• Directiva 1999/3/EC. Normativa por la que se acepta la irradiación de los alimentos para las hierbas aromáticas secas, especias y algunos vegetales.
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21 jun 2011

Alimentos irradiados cuestión de confianza

Los alimentos irradiados no son una novedad. La cuestión ya viene de lejos, concretamente de la década de los 60, cuando "la conservación de alimentos por irradiación alcanzó el umbral de industrialización en varios países desarrollados", entre ellos España. En octubre de 1966 se dictó un Decreto (2725/1966) por el que se regulaba la conservación por irradiación de alimentos destinados al consumo humano.

Fuente: consumer (26 de mayo de 2010)
Por JUAN RAMÓN HIDALGO MOYA

Radiaciones ionizantes

En 1966 se creaba además la Comisión Asesora de Conservación de Alimentos por Irradiación. En 1983, y fruto de una modificación introducida en el capítulo de "Conservación de alimentos" del Código Alimentario Español, se incorpora como procedimiento de conservación permitido las radiaciones ionizantes. El método, sin embargo, debía garantizar la no alteración de las propiedades esenciales de los alimentos. Consistía en someter los alimentos a la acción de radiaciones, obtenidas por procedimientos autorizados, con el fin de inhibir la germinación de ciertos alimentos vegetales, combatir infestaciones por insectos y contribuir a la destrucción de la flora microbiana.

Los diferentes estudios científicos elaborados en 1980 por varios organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), determinaron como segura una dosis máxima de 10 kGy (kiloGray) en cualquier producto alimenticio. El Comité científico de la alimentación humana emitió posteriormente (en 1986, 1992 y 1998) dictámenes favorables para la irradiación de diferentes productos alimenticios como frutas, hortalizas, cereales, tubérculos, amiláceos, especias y condimentos, pescado, marisco, carnes frescas, carnes de aves de corral, camembert de leche cruda, ancas de rana, goma arábiga, caseína y caseinatos, clara de huevo, copos de cereales, harina de arroz y productos derivados de la sangre.

La aplicación en España

El día 4 de abril de 2001 se aprobó en España la norma que regula la elaboración, comercialización e importación de productos alimenticios e ingredientes alimentarios tratados con radiaciones ionizantes. La nueva regulación está en vigor desde el pasado 6 de abril de 2001 e incorpora al derecho español las Directivas mencionadas (marco y de aplicación de 1999), si bien con un cierto retraso, pues las normas comunitarias establecían como fecha límite para su adaptación el 20 de septiembre de 2000. La finalidad de ambas Directivas respondía a una pretensión armonizadora de la Unión Europea para este tipo de tratamiento en los productos alimenticios que, en ningún caso, puede superar los límites requeridos de protección de la salud humana ni ser sustitutivo de las medidas higiénicas, sanitarias o de prácticas correctas de elaboración o cultivo.

La norma aprobada tiene por objeto establecer los principios generales para la elaboración, comercialización e importación de productos alimenticios e ingredientes alimentarios, tratados con radiaciones ionizantes, así como la instrumentación de su control. A tales efectos, se concretan en una lista (Anexo IV) los productos alimenticios que pueden tratarse con radiaciones ionizantes, estableciendo las fuentes de radiación y las dosis máximas autorizadas a las que pueden someterse. La norma comentada, en el momento de su aprobación, únicamente permite este tipo de tratamiento para las hierbas aromáticas secas, especias y condimentos vegetales, para los que se establece un valor máximo de la dosis total media de radiación absorbida de 10 KGy (kiloGray).

La lista no es cerrada ya que la norma prevé un procedimiento de solicitud para la inclusión de nuevos productos alimenticios para este tipo de tratamiento. La norma se limita a recoger la lista positiva comunitaria aprobada a escala europea por la Directiva de aplicación. La autorización de la irradiación de productos alimenticios sólo podrá otorgarse si está justificada y es necesaria desde el punto de vista tecnológico, no presenta riesgos para la salud, supone un beneficio para el consumidor y no se utiliza como sustituto de las medidas de higiene y sanitarias ni de procedimientos de fabricación o agrícolas correctos.

La irradiación de productos alimenticios únicamente se podrá utilizar para la reducción de los riesgos de enfermedades causadas por estos productos mediante la destrucción de los organismos patógenos, la reducción del deterioro de los productos alimenticios, frenando o deteniendo el proceso de descomposición y destruyendo los organismos responsables de dicho proceso, la reducción de la pérdida de productos alimenticios debida a procesos de maduración prematura, germinación o aparición de brotes y para la eliminación, en los productos alimenticios, de los organismos nocivos para las plantas y los productos vegetales.

Etiquetado: ante todo información

La norma ha optado por informar de forma amplia al consumidor o destinatario final sobre la procedencia de alimentos que han sido tratados con radiaciones ionizantes, estableciendo medidas específicas que deben aplicarse tanto a los productos destinados al consumidor final como a colectividades. En este último caso y, por lo que respecta a los productos envasados, la etiqueta deberá mencionar la expresión "irradiado" o "tratado con radiación ionizante". La utilización de productos irradiados como ingredientes de un producto alimenticio elaborado y envasado requiere que en la lista de ingredientes de la etiqueta se incluya la mención de referencia junto a la denominación del ingrediente, incluso si constituye menos del 25 % del producto final.

Para los productos que se venden a granel, la citada mención deberá figurar junto con la denominación del producto en un cartel o en un letrero colocado encima o al lado del recipiente que los contenga. Ello también es aplicable para el caso de que un producto final a granel incluya como ingrediente un producto irradiado. La norma ha pretendido ofrecer una información transparente y adecuada al consumidor en su elección de este tipo de productos. La información, siempre que se cumpla estrictamente con la norma aprobada, la recibirá únicamente el consumidor final que realiza directamente la compra, especialmente en lo que se refiere a los productos a granel. Los destinatarios finales pertenecientes a colectividades recibirán la información en los algunos casos por parte de quienes les suministran los productos.

En el caso de productos que no son destinados al consumidor final o a colectividades, la norma también establece requisitos específicos de etiquetado. La mención de "irradiado" o "tratado con radiación ionizante" deberá indicarse tanto en el caso de los productos como en el de los ingredientes incluidos en un producto no irradiado. También deberá mencionarse la identidad y la dirección postal de la instalación que haya practicado la irradiación o el número de referencia de la misma. El deber de información sobre el tratamiento aplicado se complementa con el deber de documentación: la mención de que se ha efectuado el tratamiento deberá figurar, en todos los casos, en los documentos que acompañen o se refieran a los productos alimenticios irradiados.

Las obligaciones comentadas, sin embargo, no serán de aplicación para productos alimenticios irradiados que se preparen para pacientes que deban recibir una alimentación esterilizada bajo control médico. Tampoco se aplicará en aquellos productos alimenticios irradiados con radiaciones ionizantes procedentes de aparatos de medición o de prueba, siempre que la dosis absorbida no rebase 0,01 Gy (en el caso de los aparatos de medición que utilicen neutrones), y de 0,5 Gy en los demás casos, y siempre que la energía de radiación máxima sea la establecida legalmente.

La lista de mínimos de los alimentos irradiados

La única lista de alimentos o ingredientes alimentarios autorizados para el tratamiento con radiación ionizante en la Comunidad Europea es la aprobada por la Directiva 1999/3/CE: "hierbas aromáticas secas, especias y condimentos vegetales". La ampliación de la lista ha destapado la complejidad del asunto a tenor del resultado de la consulta enviada por la Comisión a las organizaciones de consumidores y a los sectores industriales en septiembre de 2000 sobre qué productos alimenticios deberían autorizarse para el tratamiento por irradiación en la Comunidad Europea.

En este sentido, se ha adoptado una postura de cautela y el inicio de un amplio debate para la aprobación de la lista de productos alimenticios que pueden ser tratados por radiaciones ionizantes. Las organizaciones de consumidores fueron muy críticas, cuestionándose el beneficio y la necesidad de la irradiación, abogando por la aplicación correcta de las buenas prácticas de higiene o, en su caso, por la aplicación restringida. El sector encargado de la irradiación se pronunció claramente a favor de la autorización para todos los productos que hayan recibido un dictamen favorable por parte del Comité Científico de la Alimentación Humana.

Los principales argumentos se basan en que la comunidad científica considera la irradiación de alimentos como segura y que, además, contribuye a aumentar la protección del consumidor destruyendo organismos patógenos en los alimentos.

La industria alimentaria y, en particular, los productores y comerciantes de productos cárnicos, frutos secos y hortalizas secas, patatas, productos lácteos, copos de cereales y té, se mostraron en contra de incluir sus productos en la lista. Esta posición se fundamenta en el efecto negativo que ello tendría para sus productos, en la desconfianza actual del consumidor frente a estos métodos y en la necesidad de dar prioridad a los sistemas de análisis de peligros y puntos de control crítico.

Algunos Estados miembros, como Francia, Holanda, Bélgica, Italia o el Reino Unido, tienen autorizado irradiar toda una serie de alimentos o ingredientes alimentarios que van más allá de la categoría aprobada por la Directiva. Francia es el Estado miembro con más productos autorizados, entre los que se incluye cebolla, ajo, hortalizas secas y frutos secos, copos y gérmenes de cereales para productos lácteos, harina de arroz, goma arábiga, aves de corral, carne de pollo recuperada mecánicamente, menudillos de pollo, ancas de rana congeladas, clara de huevo, caseína y caseinatos, así como gambas congeladas, peladas o bien decapitadas, entre otros. En el Reino Unido están autorizados, entre otros, las hortalizas y legumbres, las frutas (incluidos los hongos, el tomate y el ruibarbo), las aves de corral (aves domésticas, gansos, patos, pintadas, palomas, codornices y pavos), y los pescados y mariscos (incluidos anguilas, crustáceos y moluscos).

Entre las opciones que se planteaban tras la consulta para redactar la propuesta de lista de alimentos e ingredientes alimentarios se mencionaba que los únicos productos para los que se había identificado una necesidad clara de inclusión eran las gambas peladas y las ancas de rana, y resultaba inevitable "cierta carga microbiana", dado que se importaban de países tropicales y subtropicales. Otra posición proponía incluir aquellos productos que son irradiados en algunos Estados miembros en cantidades importantes: hierbas aromáticas congeladas, frutos secos, copos y gérmenes de cereales, menudillos de pollo, clara de huevo, goma arábiga (aditivo), gambas peladas y ancas de rana. La última opción, en base a la polémica surgida, consideraba a la escueta lista aprobada en 1999 como completa.

La situación, por tanto, queda pendiente y el grado de confianza del consumidor va a resultar decisivo en la solución final. La base normativa se ha establecido y se han impuesto, para su cumplimiento, ciertas condiciones que deben cumplirse estrictamente para proteger la salud y la seguridad de los consumidores. De momento, la información es el mejor instrumento con el que cuenta el consumidor para ejercer y exigir su derecho a la seguridad alimentaria.

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19 jun 2011

Alimento Estrella “Sésamo"

Pocas semillas resultan tan ricas en minerales como las del sésamo, aliadas del corazón y el sistema nervioso. En la cocina constituyen un auténtico tesoro.

Fuente: www.cuerpomente.com (8 de mayo de 2011)
Por Santi Ávalos

El sésamo es una de las mejores fuentes vegetales de calcio, y no solo por su riqueza en este mineral (30 g aportan una tercera parte de la cantidad diaria recomendada o CDR). Además proporciona dosis notables de magnesio, fósforo, cobre, manganeso y también de hierro, sobre todo el sésamo negro. Contiene también algo de potasio, cinc, selenio, silicio y boro, y es rico en vitaminas importantes para el sistema nervioso y otras funciones vitales, en particular B1, B3, B6 y ácido fólico.

Grasas amigas del corazón

Las semillas de sésamo destacan por su alto contenido en lípidos, de los cuales el 80% son ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, como el ácido oleico y el ácido linoleico u omega-6. Estas grasas disminuyen la concentración sanguínea de triglicéridos y la reducción de la presión arterial. Constituyen asimismo una gran fuente de lecitina, una grasa fosforada que desempeña funciones vitales en el organismo; además forma parte del tejido nervioso, del semen y de la bilis, e interviene en el buen funcionamiento de las glándulas sexuales.

La lecitina es también un poderoso emulsionante que facilita la disolución de las grasas en un medio acuoso. Esta propiedad resulta también beneficiosa para la salud, pues al emulsionar el colesterol facilita su eliminación y evita que se deposite en las paredes arteriales.

Muy nutritivo

En cuanto a su contenido en proteínas (20%), el sésamo proporciona 15 aminoácidos distintos, entre los que destaca uno esencial llamado metionina.
Por último, hay que destacar que la fibra del sésamo resulta ligeramente laxante y que sus mucílagos contribuyen a proteger la flora intestinal.

La combinación de todos estos nutrientes confieren al sésamo un gran poder remineralizante, energético y reconstituyente, útil tanto para el sistema muscular como el nervioso. Se considera un buen alcalinizante de la sangre y protege el sistema circulatorio de los efectos del estrés y la falta de actividad física.

Incluido en la dieta de las personas mayores puede atenuar la osteoporosis, la debilidad ósea o la pérdida de cabello, mientras que los jóvenes lo pueden tomar como ayuda en los estudios y en las actividades deportivas.

El sésamo es recomendable si se sufren problemas nerviosos o emocionales como estrés, agotamiento, pérdida de memoria o desánimo, y se aconseja tanto a mujeres embarazadas como a personas convalecientes para evitar carencias de nutrientes importantes y por su efecto regenerador de los tejidos.

La presencia de fitoestrógenos y ácidos grasos puede explicar que en recetarios tradicionales antiguos se indicase para mejorar trastornos menstruales.

La medicina ayurvédica emplea el sésamo como aceite de masaje. En uso externo es idóneo para revitalizar la piel, tratar las grietas en las manos o aliviar los pies fríos.

Unas semillas exquisitas

Su sabor anuezado resulta apropiado tanto para platos salados como para repostería dulce, y al encontrarse varias presentaciones –como el aceite, el tahini o los germinados– ofrece diferentes texturas y usos que dan mucho juego en la cocina. Además, espolvorear unas semillas sobre una ensalada, unas crepes o unas magdalenas, les da siempre un toque más vistoso y apetecible.

Antes de utilizar las semillas, es aconsejable tostarlas un poco, pues resultan más digestivas. Sin embargo, si se van a utilizar para decorar un pastel o un relleno de verduras al horno o al gratén, es preferible emplearlas crudas para evitar que se tuesten demasiado y se resequen.

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18 jun 2011

Los grandes niveles de polución son asimilados por nuestro cuerpo a través de la alimentación

El mercurio en los grandes pescados y productos químicos como los plaguicidas se introducen en algún momento en la cadena alimentaria. A pesar que desde 2004 está en vigor el convenio de Estocolmo para evitar los Contaminantes Orgánicos Persistentes en nuestra dieta, la alimentación es uno de los mayores causantes de contaminación en nuestro cuerpo. La gente dice ‘qué bien vivimos, cuánto bienestar’, pero nadie piensa en el aumento de la infertilidad, del asma infantil, del alzheimer, del cáncer, diabetes... esto se debe al modelo de desarrollo del que disfrutamos.

Fuente: www.ecoportal.net Periodico Diagonal (04/05/11)
Por Héctor Rojo Letón

Riesgos invisibles en la comida

El ‘efecto cóctel’, es decir, la existencia de varios contaminantes, aunque con niveles permitidos, en cada alimento, es la mayor preocupación de los especialistas.

“Generalmente, la producción de verduras de hoja verde así como productos animales como leche y huevos son de mayor preocupación sobre una posible contaminación”, indicaba la Organización Mundial de la Salud a principios de abril, después de que la propietaria de Fukushima vertiera miles de litros de agua contaminada al mar. Estas recomendaciones sirven realmente para cualquier contaminante que esté presente en la cadena alimentaria.

La contaminación por plutonio no sólo llega a través de las fugas y accidentes de centrales. Según la Agencia para las Sustancias Tóxicas y Registro de Enfermedades (ATSDR, por sus siglas en inglés) de EE UU, las pruebas de armas nucleares son “la fuente de la mayor parte de plutonio en el ambiente”. En el Estado español, la mayor fuga de plutonio fue la desatada por las bombas de Palomares (Almería), de la que todavía quedan restos en los alrededores. Un estudio de la Universidad de Sevilla confirmó en 2010 la presencia de este metal en sedimentos marinos del Mediterráneo. “Nadie ha estudiado todavía si ha penetrado en la cadena alimentaria”, explica Eduard Rodríguez Farré, investigador del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (CSIC-IDIBAPS). Estas radiaciones pueden causar daños en el ADN de las células. Si las lesiones no son demasiado importantes, ese ADN se regenerará correctamente. Pero una reparación defectuosa puede facilitar la aparición de un cáncer con posterioridad.

La contaminación diaria

Más allá de los escapes radioactivos, el Estado español no se muestra muy transparente en cuanto a la contaminación que llega a nuestros platos desde el mar. En marzo, la fundación Oceana denunció que el Gobierno lleva cuatro años ocultando datos sobre los niveles de mercurio presentes en ciertas especies marinas. “Desde hace años, se intenta que se incluya al metilmercurio en la lista de Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP), pero hay muchos intereses para evitarlo”, explica Farré.

Los COP son –según resume el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud de CC OO– sustancias químicas que tienen una elevada permanencia en el medioambiente al ser resistentes a la degradación; son bioacumulables, se incorporan en los tejidos de los seres vivos y pueden aumentar su concentración a través de la cadena alimentaria, son altamente tóxicos, y provocan graves efectos sobre la salud humana y el medioambiente; y tienen potencial para trasportarse a larga distancia.

“La gente dice ‘qué bien vivimos, cuánto bienestar’, pero nadie piensa en el aumento de la infertilidad, del asma infantil, del alzheimer, del cáncer, diabetes... esto se debe al puñetero modelo de desarrollo del que hemos disfrutado. Esto no sale gratis”, denunciaba en marzo Miquel Porta, catedrático de salud pública del Instituto Municipal de Investigación Médica y la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona) en El Escarabajo Verde de La2. Más allá de una postura alarmista, Porta (coautor de Nuestra contaminación interna. Concentraciones de Compuestos Tóxicos Persistentes (CTP) en la población española) reclama una sociedad que esté pendiente de lo que come.

“Es muy importante consumir productos frescos y a poder ser ecológicos, no repetir todos los días los mismos alimentos y dedicar un tiempo tranquilo a las comidas. En estos momentos en los que la sensibilidad a los alimentos crece sin parar, es importante observar si algún alimento nos da reacción. La reacción puede ser flatulencia, malestar, contracción del esófago o estómago, espasmos intestinales, somnolencia y también bajada de ánimo u otros”, explica a DIAGONAL Pilar Muñoz-Calero, doctora y presidenta de la Fundación Alborada.

La doctora Muñoz-Calero explica los patrones de las nuevas enfermedades: “Son multisistémicas (pueden afectar a cualquier órgano o sistema aunque la causa sea la misma), son crónicas, pues el organismo que es incapaz de eliminarlos o asimilarlos los acumula en un intento de adaptación hasta que se satura la capacidad de acumular más sin exponerse a un riesgo más grave de que afecte a órganos o sistemas vitales. El intento de adaptación a los tóxicos agota a otros recursos y otras formas de compensación del organismo”.

“Muchos doctores recomiendan una dieta sana asumiendo que el paciente sabe cuál debe ser ésta. En general se manda una dieta que evite sal, azúcar o grasas saturadas sobre todo, eso está bien pero es insuficiente. La primera regla debería ser evitar aditivos, conservantes y colorantes que hacen daño a las personas sensibles y también a las que no lo son tanto”, amplía Muñoz-Calero.

Según el último informe de la Autoridad Europea de la Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), casi el 50% de las frutas y verduras convencionales en el mercado europeo contienen restos de uno o de varios plaguicidas. “Peor aún” –mantiene Claude Aubert en el libro Otra alimentación es posible– “se constata que la proporción de alimentos que contienen más de dos residuos está en aumento constante desde hace varios años. La explicación es sencilla: para evitar rebasar el límite máximo de residuos”, se utilizan varios plaguicidas a niveles permitidos. Esto se denomina “efecto cóctel” y “no hay ninguna normativa que regule esta suma, ni se conocen muy bien sus consecuencias”, reconoce Farré.

El convenio de Estocolmo, que está en vigor desde 2004, es el instrumento legal más importante a nivel global, ya que exige la eliminación total del planeta de plaguicidas que presentan características de COP. De hecho, estableció la prohibición de la fabricación y el uso de nueve conjuntos de plaguicidas clorados y procedimientos para la identificación de nuevos COP que se pueden agregar a la lista inicial que establece el Convenio. En 2010, se añadieron otros nueve más.

Donde más se acumulan estos contaminantes “es en las grasas: leche, mantequilla, carne, etc. El principal problema está cuando se han utilizado grasas en los piensos de animales y luego pasa a nosotros”, mantiene Farré.

La postura oficial de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) es asegurar que todos los alimentos del mercado cumplen la legislación y su consumo es seguro. Aunque este periódico ha intentado ponerse en contacto con la AESAN, ningún responsable ha contestado a nuestras preguntas. Más allá de lo que se utilice como plaguicidas, los COP también pueden llegar de una forma indirecta. Por ejemplo, “se utilizan muchos plaguicidas para limpiar parques o cunetas de carreteras. Esto afecta sobre todo al ganado, que come productos contaminados. Si utilizas un organismo peligroso hay unos plazos de espera en los que no debes ingerir ese alimento. Lo ideal sería que no se utilizaran, pero si se utilizan que sigan los protocolos”, denuncia a Diagonal María Andrés, de Ecologistas en Acción.

Rastros durante años

El DDT fue prohibido a nivel internacional en 1969. En España se ejecutó su prohibición en 1986. Sin embargo, hasta la decáda del 2000 se ha utilizado para producir otros plaguicidas tanto en Aragón como en Catalunya, explica Nicolás Olea, catedrático de Medicina Interna de la Universidad de Granada. En esta ciudad se presentó un informe en 2009, que indica que el DDT sigue presente en el 96% de las placentas de mujeres que dan a luz en la localidad andaluza. Sus principales consecuencias son malformaciones urogenitales en los bebés y menor peso en su nacimiento.

Los COP persisten durante años, por ejemplo, “debajo del aeropuerto de Bilbao hay un vertedero de lindano. También hay otro en Sabiñanigo (Huesca)”, denuncia Farré, quien afirma que cuando se pregunta por su peligrosidad todos sus responsables lo niegan. Según un estudio de 2009 de la Universidad Pierre y Marie Curie, la exposición al lindano y al DDT duplican el riesgo de contraer Parkinson en agricultores.

El descontrol de estos componentes no es algo del pasado. Según Farré, “el queso de mozzarella del sur de Italia es uno de los alimentos más contaminados, porque en Napoles la mafia lleva años quemando residuos ilegalmente”. Mucho más conocido se han hecho las dioxinas, que a inicios de 2011 obligaron a cerrar en Alemania 4.700 granjas, ya que usaban piensos contaminados.

Embarazadas y neonatos

La mayoría de los contaminantes incrementa sus riesgos tanto en las mujeres embarazadas, como en los recién nacidos. Por ejemplo, la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE UU (EPA, por sus siglas en inglés) lanza desde su web unas recomendaciones específicas para mujeres en edad fértil y niños, instándoles a no comer carne de tiburón, pez espada o caballa, por ser peces que contienen altas cantidades en mercurio. Además, limita a 340 gramos semanales la ingesta de pescados y mariscos como gambas, atún enlatado claro, salmón, gado y pez gato; reduciendo a 170 gramos la ingesta de atún blanco (albacora), que tiene más mercurio que el enlatado.

En España, el 64% de los bebés que nacen tienen niveles demasiado altos de mercurio, según un estudio de 2011 de la Universidad de Valencia.

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12 jun 2011

El hígado de los peces contiene compuestos beneficiosos para la salud


Fuente: consumer (29 de abril de 2011)

Los hígados de los peces contienen compuestos que benefician la salud, pese a que, con frecuencia, apenas se utilizan salvo excepciones como el del bacalao, que se emplea para elaborar el denominado aceite medicinal. En general, se desechan las vísceras o se descartan en las factorías, pero un nuevo estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Almería confirma la validez de estos productos. El estudio se ha publicado en el "Journal of Food Composition and Analysis".

"Los hígados de peces comestibles constituyen una fuente rica de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (LCPUFA), especialmente los de la familia del omega 3, como el eicosapentaenoico (EPA) y el docosahexaenoico (DHA)", explica José Luis Guil-Guerrero, investigador principal del trabajo. Estos ácidos grasos se utilizan para prevenir y tratar diversas dolencias, como algunos tipos de cáncer, la depresión, el alzheimer, la esquizofrenia, desórdenes de conducta y enfermedades cardiovasculares.

El estudio se ha centrado en 12 especies de peces de consumo común en el sureste de España, como merluza, marrajo, sardina o aligote. Los hígados del pez araña (Trachinus draco) y del boquerón o anchoa europea (Engraulis encrasicolus) destacan por los contenidos más altos de LCPUFA (51,4% y 47,9% sobre el total de ácidos grasos, respectivamente). Además, todas las especies muestran una relación de ácidos omega-3/omega-6 "ventajosa para el consumo humano", en especial, en el caso del hígado de bacaladilla (Micromesistiu poutasou).

"Desgraciadamente, cuando se descartan estos hígados se desprecian todas sus propiedades nutricionales", lamenta Guil-Guerrero. Si se aprovecharan, en su opinión, se reduciría la contaminación ambiental que supone el vertido de vísceras a las aguas, "un problema inherente a la industria de transformación de productos pesqueros en zonas costeras".

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11 jun 2011

La cuarta parte de la carne a la venta en Estados Unidos está contaminada con una bacteria resistente

Fuente: consumer (Fecha de publicación: 18 de abril de 2011)

Casi la cuarta parte de la carne de vacuno, pollo, cerdo y pavo ofrecida a los consumidores en Estados Unidos revela la presencia de una bacteria resistente, según las muestras tomadas en tiendas de comestibles de cinco ciudades para la elaboración de un estudio.

El "estafilococo aureus", una bacteria que puede causar infecciones en la piel, neumonía, septicemia o endocarditis en personas con corazones débiles, se ha encontrado en casi una de cada cuatro de las muestras, señala un informe dado a conocer por la publicación "Clinical Infectious Diseases". Más de la mitad (52%) de las muestras infectadas contenía una dura cepa del estafilococo aureus, resistente al menos a tres tipos de antibióticos.

En la mayoría de los casos, la bacteria muere durante la cocción, pero los riesgos de contaminación pueden aparecer con la manipulación de la carne cruda en la cocina, si se toca con otros utensilios contaminados o se come la carne muy poco hecha. "Por primera vez, sabemos cuánta de nuestra carne y aves están contaminadas con un estafilococo resistente a los antibióticos", aseguró Lance Price, del Translational Genomics Research Institute de Phoenix (Arizona) y principal autor del estudio.

El asunto es "preocupante" y exige atención sobre cómo se utilizan los antibióticos en la producción actual de alimentos para animales, indicó Price, quien señaló que "probablemente" la bacteria resistente se encuentra en la comida de los propios animales.

El "estafilococo aureus" no figura entre las cuatro bacterias que habitualmente el Gobierno estadounidense busca en los análisis que realiza a la carne: salmonela, campylobacter, escherichia coli y enterococo. Más de dos millones de personas se infectan en Estados Unidos anualmente con estas bacterias, mientras que cientos de ellas mueren, con un mayor riesgo entre niños y ancianos.

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6 jun 2011

Agua y exposición a tóxicos

Por NÚRIA LLAVINA RUBIO

Un estudio llevado a cabo en 1.300 personas ha concluido que toda la población, sin excepciones, está expuesta de algún modo a los trihalometanos (THM), compuestos químicos volátiles que se generan durante el proceso de potabilización de agua para consumo o para el uso higiénico en piscinas. Estos son subproductos que se forman por la combinación de materia orgánica y derivados halogenados, como cloro y flúor.

La exposición prolongada a estas sustancias es un factor importante de riesgo en el desarrollo de cáncer de vejiga. Si bien hasta ahora una de las principales preocupaciones se centraba en la ingesta del agua como principal vía de contaminación, el trabajo ha vuelto a poner en evidencia que estos tóxicos también se absorben por la piel o se inhalan en baños, duchas o piscinas públicas.

El agua, ¿un peligro para la salud?

"Hay muchos estudios que ya han demostrado la asociación de la exposición a estos tóxicos con el cáncer de vejiga. Ahora buscamos otros efectos sobre la salud, no solo relacionados con el cáncer", afirma a Eroski Consumer Gemma Castaño-Vinyals, del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) y líder del trabajo. La investigación forma parte del proyecto nacional EPICURO, centrado en el cáncer de vejiga y publicado en la revista "BioMed Central".

Beber agua embotellada no evita la contaminación por trihalometanos

Una de las conclusiones principales señala que beber agua embotellada no salva de la contaminación por THM. El estudio indica que las personas con un mayor nivel socioeconómico reducen la exposición al beber a menudo agua de botella, si bien se duchan durante más tiempo, se bañan con más frecuencia y utilizan más las piscinas que las personas con un nivel socioeconómico bajo. Por este motivo, ambas son susceptibles. No obstante, "es muy difícil valorar qué nivel de contaminación puede conllevar un riesgo, ya que hacer la cuantificación de trihalometanos que entran en el organismo es muy complicado", aclara Castaño-Vinyals.

Otros análisis han detectado "un riesgo pequeño de cáncer de vejiga en artículos que evalúan de forma más específica todas las vías de entrada", por lo que el peligro abarca a toda la población. Aunque el cloro se utiliza para desinfectar el agua, ya que destruye las bacterias, no es inofensivo pese a no añadir grandes cantidades. Tampoco es el sistema más efectivo, pero resulta muy económico.

Mayor responsabilidad

Los sistemas naturales del agua cuentan con capacidad autodepurativa para eliminar residuos. El problema estriba en que la producción de contaminantes es enorme y pone a prueba la capacidad de las corrientes de agua para librarse de ellos. Numerosos países cuentan con normas para controlar la calidad del agua, pero otros carecen de una normativa adecuada o no la hacen cumplir. Esto implica que el agua pueda ser el principal vehículo para la transmisión de enfermedades.

En la actualidad, más de 2.300 millones de personas en todo el mundo sufren enfermedades relacionadas con este preciado líquido, a menudo más provocadas por patógenos biológicos que químicos. Los niños menores de cinco años, sobre todo, son los más afectados.

Según la experta del CREAL, los resultados de esta investigación pueden ayudar a entender los patrones de uso del agua y a elaborar pautas para la mejora de la salud pública y para prevenir el cáncer u otras enfermedades. Castaño-Vinyals reclama que el Estado intervenga para evitar "la formación de estos contaminantes, mediante el uso de agua para potabilizar que esté limpia de materia orgánica", ya que en caso contrario se generan los THM.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que un 4% de las enfermedades en todo el mundo podrían prevenirse con la mejora en el abastecimiento del agua y en su saneamiento. La clave, asevera la organización, es el desarrollo de herramientas y procedimientos que mejoren y protejan la calidad del agua potable a través de los planes de seguridad del agua.

Su papel en la salud

Los THM se han asociado con neoplasias de pecho en mujeres, aunque sus causas no están muy bien definidas, y tumores de vejiga, uno de los más comunes entre hombres. Datos epidemiológicos han relacionado en varias ocasiones el cáncer de vejiga con estos subproductos y un estudio de 2007, también realizado por el CREAL, informaba de que a partir de 50 microgramos de THM por litro hay más probabilidad de desarrollar este tumor.

Estos niveles están alejados de los permitidos por la legislación española. No obstante, los autores de este estudio hacen hincapié en que los principales factores de riesgo de cáncer de vejiga son el tabaco y los contactos laborales con agentes químicos. Más allá de patologías oncológicas, los THM también se han asociado con bajo peso al nacer y aborto espontáneo. Otros efectos a corto plazo pueden ser daños en el hígado, los riñones y la glándula tiroides.

Hay varias medidas que pueden aplicarse con objeto de minimizar los riesgos: evitar largas duchas o baños con agua caliente, mantener las ventanas abiertas o usar el ventilador durante la ducha o mientras se lavan los platos o la ropa, comprar agua embotellada de fuentes no cloradas, utilizar sistemas de filtración certificados de uso doméstico o dejar reposar el agua al descubierto antes de beberla.

DESINFECCIÓN ALTERNATIVA

La desinfección es el proceso que se lleva a cabo para eliminar o controlar los microorganismos en el agua que pueden afectar a su calidad. La cloración es uno de los métodos más habituales, pero aumentan los procesos alternativos más amables con el medio ambiente y, a la vez, menos costosos. Algunos se pueden realizar incluso desde casa.

La OMS reconoció en 2001 la tecnología SODIS (desinfección solar del agua) como una opción para la desinfección en el hogar, en el informe "Water for Health: Taking Charge", elaborado con motivo del Día Mundial del Agua de ese año.

Es una solución simple, de bajo costo y sostenible, sobre todo para regiones donde el agua no se somete a controles de calidad adecuados o está contaminada, así como en zonas con un acceso complicado. Se llena el agua contaminada en botellas de plástico transparente de politereftalato de etileno (PET) y se exponen a la luz solar durante seis horas. Gracias a la energía del sol, se destruyen los microorganismos. Cuando la nubosidad es mayor del 50%, es necesario dejarlas durante dos días consecutivos para obtener agua segura para el consumo humano. Como las botellas de PET son de fácil acceso para la población y el agua puede consumirse desde las mismas, el método es muy viable.

Otro método cada vez más utilizado es el tratamiento de desinfección con agua electrolizada, también respetuoso con el medio ambiente. El agua se desinfecta a través de una solución compuesta por agua, sal y electricidad, con un coste de producción muy bajo.

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3 jun 2011

Un tipo de miel podría hacer frente a bacterias resistentes


Fuente: europapress (13/04/2011)

Los investigadores, dirigidos por Rose Cooper, examinaron cómo la miel de manuka interactúa con tres tipos de bacterias que suelen infectar las heridas: 'Pseudomonas aeruginosa', estreptococos del grupo A y 'Staphylococcus aureus' resistente a la Meticilina (SARM).

Los autores descubrieron que la miel interfiere con el desarrollo de estas bacterias en una variedad de formas y sugiere que la miel es una opción atractiva para el tratamiento de las heridas infectadas resistentes a los fármacos.

La miel se ha utilizado como tratamiento tópico de las heridas en diversas civilizaciones antiguas. La miel de manuka se deriva del néctar recolectado por las abejas de la miel que se alimentan del árbol de manuka en Nueva Zelanda y se incluye en productos de cuidado de las heridas actuales en todo el mundo. Sin embargo, las propiedades antimicrobianas de la miel no se han explotado por completo en la medicina moderna, ya que se desconocen, en gran medida, sus mecanismos de acción.

Los autores han investigado los mecanismos moleculares que intervienen en la forma en la que la miel de manuka inhibe las bacterias que infectan las heridas. Según explica Cooper, "nuestros descubrimientos con el streptococo y la pseudomonas sugiere que la miel de manuka puede frenar la unión de la bacteria a los tejidos que es un paso esencial en la iniciación de las infecciones agudas. La inhibición de la unión también bloquea la formación de biopelículas, que pueden proteger a las bacterias de los antibióticos y permitirles causar infecciones persistentes".

Otro trabajo en el laboratorio de Cooper han mostrado que la miel puede hacer al SARM más sensible a los antibióticos como la oxacilina, revertiendo la resistencia a los antibióticos. "Esto indica que los antibióticos existentes podrían ser más eficaces contra las infecciones resistentes a los fármacos si se utilizaran en combinación con la miel de manuka", añade el investigador.

La investigación podría aumentar el uso clínico de la miel de manuka a medida que los médicos afronten la amenaza de la menor eficacia de las opciones antimicrobianas.

"Necesitamos formas innovadoras y eficaces para controlar las heridas infectadas que no tiendan a contribuir a una mayor resistencia antimicrobiana. El uso de un agente tópico para erradicar las bacterias de las heridas es potencialmente barato y podría mejorar la terapia de antibióticos en el futuro. Esto ayudaría a reducir la transmisión de bacterias resistentes a los antibióticos de las heridas colonizadas a los pacientes susceptibles", concluye Cooper.

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