24 oct 2010

Eliminar bacterias de la piel del pollo

Una nueva solución elaborada a base de ácido láurico e hidróxido de potasio limpia la piel de los pollos sacrificados de posibles patógenos

La piel de las aves es una de las principales fuentes de bacterias en estos animales, es la parte más contaminada y con un número más elevado de patógenos causantes de toxiinfecciones alimentarias. Sin embargo, en los últimos años se ha logrado eliminar gran parte de esta flora patógena durante el procesado. Según los resultados de un estudio llevado a cabo por científicos del Servicio de Investigación Agrícola (ARS) del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA), una nueva solución limpiadora para lavar los pollos una vez destripados puede ser más eficaz para eliminar los patógenos causantes de infecciones alimentarias.

Fuente: consumer (22 de septiembre de 2010)
Por NATÀLIA GIMFERRER MORATÓ

Para determinar la calidad microbiológica de los pollos se debe evaluar la superficie de las canales, donde residen los principales grupos de patógenos. Con este análisis, también es posible determinar el grado de higiene que se ha seguido en las diferentes etapas del procesado. Las pseudonomas son los principales patógenos que se localizan en los pollos y las responsables de la alteración superficial de la carne. Las enterobacterias, como salmonella, E.Coli o vibrio, también están presentes en la carne y proceden, en su mayoría, de la contaminación fecal. Mohos y levaduras pueden llegar a la carne mediante los equipos utilizados o el aire acondicionado, ya que son patógenos que están en el medio ambiente, y causar alteraciones organolépticas, como olores anormales o gustos desagradables.

La clave para eliminar estos patógenos está en poder diseñar nuevos productos sanitarios sin añadir cloro. Esta solución se ha elaborado a base de ácido láurico con hidróxido de potasio para la limpieza de los pollos sacrificados antes del enfriamiento. En el mercado ya hay otros productos exentos de cloro, pero los expertos del ARS pretenden diseñar productos alternativos más eficaces contra los patógenos.

Mejorar los productos

El efecto de la presión no tiene ninguna relevancia en la reducción de la contaminación de flora bacteriana

Para la investigación, publicada en el "International Journal of Poultry Science", se han evaluado las diferentes maneras de llevar a cabo las mezclas de los elementos químicos con el fin de hallar el elemento que mejor resultado proporciona para limpiar los pollos muertos. En una primera fase del estudio, se limpiaron con diferentes concentraciones de ácido láurico e hidróxido de potasio para averiguar la combinación adecuada. Se concluyó que, tras aumentar la concentración de ácido láurico al 2% y el hidróxido de potasio al 1%, se elimina una mayor cantidad de patógenos en los pollos. Con esto, se determina que las concentraciones de los diferentes elementos son un importante factor en la solución final como producto sanitario.

En una segunda fase, los expertos continuaron con diferentes técnicas, utilizaron variaciones de presión de pulverización y averiguaron que ésta no tuvo ninguna relevancia en la reducción de la contaminación de flora bacteriana. Más tarde, se centraron en la duración del tratamiento y la capacidad de reducción bacteriana. Se percataron de que si aumentaba de 5 a 15 ó 30 segundos, la reducción de patógenos era notable. Por último, examinaron su efecto en la capacidad de disminuir la contaminación bacteriana en los pollos muertos y descubrieron que aumentar este periodo la redujo de forma significativa.

La dureza del agua

La dureza del agua también puede ser un factor relevante para eliminar los patógenos residentes en la piel de los pollos. Esta dureza varía entre los diferentes lugares geográficos de todo el mundo. El agua dura tiene una mayor cantidad de minerales disueltos, como el calcio y el magnesio. Esta concentración se puede minimizar mediante procesos químicos o a la inversa. Al disolver cloruro de calcio y cloruro de magnesio en agua destilada, se crea un agua más dura.

Para la investigación, se han realizado varias pruebas con aguas más o menos duras y se ha concluido que el agua blanda eliminó un 37% más de bacterias. De esta manera, el agua utilizada en las instalaciones de procesado de pollos puede tener un importante papel en la calidad de la carne de estos animales manipulados en las instalaciones. Un control de la dureza del agua durante el procesado representa un punto que se debe tener en cuenta.

LIMPIEZA Y DESINFECCIÓN

Aunque no forma parte del procesado de los alimentos, la limpieza y desinfección del lugar de trabajo resulta vital para garantizar la seguridad e inocuidad de los productos que se elaboran. Llevar a cabo una correcta desinfección implica aplicar ciertos parámetros:

• No barrer en seco para evitar la propagación de polvo y limpiar siempre en húmedo.
• Enjuagar los diferentes equipos con frecuencia y, si es necesario, desmontarlos para asegurar una limpieza total.
• Usar detergentes en cualquier tipo de limpieza.
• Primero limpiar, para eliminar la suciedad visible, y después desinfectar.
• Las superficies fregadas deben secarse de manera natural para evitar la proliferación de patógenos.
• Una vez realizada la limpieza global, es necesario eliminar de manera total los detergentes antes de poner en contacto las superficies limpias con los alimentos.
• Las escobas o cepillos nunca deben estar en contacto con el suelo, sino suspendidos o, en su defecto, cubiertos con un paño de nailon.


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23 oct 2010

Limitar el uso de guantes en la manipulación de alimentos

Fuente: consumer (16 de septiembre de 2010)
Por MAITE PELAYO
Al margen de las alergias, el uso de guantes puede ser problemático por otras razones. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), junto con el Ministerio de Sanidad y Política Social, hizo público un comunicado en el que establecía que la utilización inadecuada de los guantes puede provocar problemas de contaminación cruzada en la manipulación de los alimentos, es decir, la transmisión de microorganismos de un alimento contaminado a otro que no lo está, en su mayoría, entre uno crudo y otro cocinado. Esta contaminación es una de las causas más frecuentes de toxiinfecciones alimentarias en las cocinas y puede originarse por contacto directo entre los dos alimentos o bien de manera indirecta: a través de las manos del manipulador, con o sin guantes, o mediante material de cocina, como utensilios, trapos o superficies.

Con guantes, menos higiene

Con el uso de los guantes, el manipulador tiene una sensación de falsa asepsia, de ahí que tienda a manipular distintos alimentos sin tener en cuenta que puede transmitir, incluso con guantes, la contaminación de uno a otro. En estos casos, se descuida el necesario lavado de manos, que debe realizarse incluso con guantes.

Al usar guantes, a menudo se descuida el necesario lavado de manos

Las recomendaciones para evitar o minimizar situaciones de riesgo se basan en el uso racional de los guantes en el sector alimentario. Es preferible usarlos sólo cuando las características del trabajo o del trabajador así lo requieran. Lo más adecuado es no utilizarlos en la manipulación de alimentos y lavarse las manos tantas veces como sea necesario.

En cualquier caso, los guantes deben tener colores que no puedan confundirse con ningún alimento y permitan distinguir cualquier fragmento que se haya desprendido durante su manipulación. Antes de usar un guante hay que lavar y secar las manos, pero también hay que retirarse anillos o relojes para evitar romperlos y porque fijan a la piel partículas que se desprenden del guante.

Además, estos deben cambiarse cuando se realizan prácticas distintas. Si se utilizan guantes no desechables, deben limpiarse por las dos caras y dejarlos secar al revés. Es fundamental cumplir con los procedimientos de lavado de manos y ajuste, cambio y desechado o lavado para garantizar una máxima eficacia de los mismos y preservar la seguridad en toda la cadena alimentaria.

Las limitaciones del látex

El uso de guantes puede originar otro problema añadido debido al material de fabricación de los mismos. Se ha demostrado la transferencia de proteínas de látex de los fabricados con este material a los alimentos que se han manipulado y también que estas proteínas pueden causar reacciones alérgicas en personas sensibilizadas al látex que lo ingieran, incluso después de que el alimento se haya cocinado. La manipulación de los alimentos con guantes de látex supone la presencia de un alérgeno alimentario oculto.

Las normativas vigentes, tanto nacionales como europeas, no mencionan el uso de guantes como herramienta para preservar la higiene de los alimentos ni el material con que deben estar fabricados. La normativa europea sí regula los materiales aptos para contactar con los alimentos, aunque tampoco toma en consideración la posible toxicidad de las partículas que migran desde el guante al alimento.

Elegir los más adecuados

A pesar de lo expuesto, el uso de guantes, a menudo de látex, es una práctica frecuente en todo el circuito alimentario que, aunque en ocasiones puede responder a una necesidad real de protección de la piel del trabajador, en otros muchos casos se utilizan de forma errónea para una supuesta mejora de la higiene. Los expertos precisan que los guantes de látex no son adecuados para la práctica alimentaria por el riesgo de originar reacciones alérgicas en los consumidores, por lo que, en caso de que sea necesario utilizarlos, es preferible que estén elaborados con otros materiales no alergénicos.

Cuando sea necesario utilizar guantes, se deben seleccionar sólo los fabricados y comercializados de acuerdo a las directivas europeas en materia de seguridad, o a partir de unas Buenas Prácticas de Fabricación, y elegir los más adecuados para cada tarea de contacto con alimentos, de manera que se logre una máxima seguridad. Deben evitarse los de PVC o de vinilo cuando se manipulen alimentos grasos, debido al riesgo de filtración de plastificantes ftalatos potencialmente peligrosos que absorbe la piel del trabajador y contaminan los productos alimenticios. Los principales plastificantes ftalatos, que pueden migrar a los alimentos desde los guantes de PVC o de vinilo, están prohibidos para su uso en contacto con alimentos grasos. El nitrilo es un material idóneo para guantes que estarán en contacto con alimentos que contengan grasas o aceites, incluso en pequeñas concentraciones. En la industria no se deben utilizar guantes de látex en contacto con alimentos debido a las sustancias potencialmente alergénicas que pueden transmitir.

ALERGIA AL LÁTEX

La alergia al látex es una respuesta exagerada del organismo cuando contacta con las proteínas presentes en el látex del caucho natural, un líquido lechoso que circula por los vasos del árbol del caucho y que se obtiene por una maniobra denominada sangrado, que se realiza por incisiones. Esta savia vegetal se procesa para elaborar múltiples productos de uso común y sanitario por sus propiedades elásticas. El látex natural, también conocido como caucho o goma natural, es una sustancia muy común en el entorno. Se calcula que alrededor de unos 40.000 productos lo contienen. En la mayoría de los casos, los objetos duros de caucho liberan menor cantidad de alérgenos que los blandos y elásticos como los guantes. El ámbito hospitalario es uno de los entornos de mayor riesgo para estas alergias debido al gran número de productos elaborados con este material.

No sólo son los objetos, sino que algunas circunstancias, como los saludos de una persona que ha tenido puestos unos guantes de látex o el consumo de alimentos manipulados por esa persona, son susceptibles de desencadenar una alergia. También beber agua de una manguera o los tarros de cierre hermético mediante goma de látex pueden provocarla. El látex se considera como un alérgeno vehiculado por los alimentos.

Cualquier persona que tenga picor, lagrimeo, irritación nasal, enrojecimiento o hinchazón en las manos, tos seca, dificultad de respiración, opresión en el pecho, palpitaciones o mareo después de haber tenido contacto con cualquier objeto a base de látex, es sospechosa de padecer alergia. La alergia al látex es siempre adquirida, es decir, se desarrolla a cualquier edad por el continuo contacto con este material. El único tratamiento eficaz es evitarla, así como prevenir el contacto indirecto a través de objetos, alimentos e, incluso, personas que han contactado con él. Los manipuladores de alimentos son un grupo de riesgo, ya que están en contacto con látex.

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20 oct 2010

La carne de pollo enriquecida con selenio orgánico ayuda a prevenir el cáncer

Fuente: www.eurocarne.com (2010/09/15)
El proyecto "Efecto de la fuente y concentración de selenio en parámetros productivos de pollo broiler y su acumulación en carne", dirigido por el docente del Departamento de Producción Animal de la Facultad de Ciencias Agropecuarias Carlos Augusto González Sepúlveda, encontró que con la adición de selenio orgánico a la dieta del animal se logra la acumulación de este mineral en la carne y se mejora significativamente la calidad de la misma, al reducir la oxidación de las membranas celulares, minimizando el exudado de la carne. Además, el consumo de este alimento enriquecido contribuye a neutralizar los radicales libres, agentes causantes del cáncer, fortaleciendo el organismo contra infecciones.
El selenio como suplemento mineral es esencial para los animales domésticos, porque cumple funciones indispensables en la regulación del metabolismo, ya que orquesta el crecimiento normal, promueve esfuerzos reproductivos exitosos, neutraliza radicales libres y refuerza el organismo contra infecciones. En adición, es elemento primordial de la enzima antioxidante Glutation peroxidasa.
De acuerdo con el profesor Carlos Augusto González Sepúlveda, los minerales como el selenio, el zinc, el cobre, entre otros, han sido usados desde hace mucho tiempo como suplementos alimenticios para complementar la nutrición del hombre, de ahí la pertinencia de esta investigación, puesto que demuestra que de forma natural se puede enriquecer un producto alimenticio más nutritivo para el consumidor.
Para Javier Chica, gerente de investigación y medición de la corporación Premex SA, el principal logro de este trabajo es que al usar las fuentes orgánicas del selenio se mejora el contenido nutritivo de la carne de pollo y el huevo; además, “hay un mejor desempeño inmunológico de las aves, es decir que están mejor preparadas para enfrentar las enfermedades que se les presentan. Por eso hay una mayor retención del agua posterior al sacrificio, lo que significa que hay un mejor rendimiento en el proceso de sacrificio del ave, y por lo tanto se va a obtener mayor cantidad de kilos por las mismas aves que cuando tenía las fuentes tradicionales”.

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18 oct 2010

Evaluar la calidad de los alimentos con los sentidos

El análisis sensorial es la manera más eficaz para determinar por qué se rechaza o se acepta un determinado alimento

Asegurar la calidad de los productos, su inocuidad y ganar la confianza del consumidor son algunos de los principales objetivos de la industria alimentaria. De acuerdo con esta necesidad, la evaluación sensorial de los productos alimentarios se está convirtiendo en un aspecto relevante del análisis general de los productos y de ellos se derivan estudios de aceptación hacia un determinado producto. Las investigaciones en este campo se dirigen ahora a darle un nuevo enfoque que aporte a los profesionales del sector mayor información y nuevos métodos analíticos, tanto cuantitativos como cualitativos.

Fuente: consumer (13 de septiembre de 2010)
Por NATÀLIA GIMFERRER MORATÓ

El color, el aroma, la textura y el sabor son los principales atributos que se tienen en cuenta en el momento de seleccionar y elegir los alimentos. Para entender el proceso que lleva al consumidor a aceptar o rechazar los alimentos es importante saber sus preferencias y también sus recelos. El análisis sensorial es la manera más eficaz de evaluarlos. Esta práctica es útil en muchas otras aplicaciones, como el desarrollo de nuevos productos alimentarios, la adaptación de los alimentos ya existentes, el control de calidad en la producción, la evaluación y la selección de proveedores y la optimización de los procesos y el estudio exhaustivo del mercado.

Panel de catadores

El éxito final de la evaluación sensorial recae en la selección y el entrenamiento de las personas catadoras

El análisis sensorial pretende aportar información al consumidor sin que ésta se quede en el olvido. En los últimos años la metodología utilizada ha evolucionado de forma considerable. Se han ideado numerosas técnicas normalizadas y otras más específicas con el fin de facilitar el análisis de los datos y la toma de decisiones finales. Cuando se habla de técnicas normalizadas, se hace referencia al uso de prácticas específicas y estandarizadas destinadas a minimizar la subjetividad individual que se adapten a la población en general y dejen atrás la opinión personal de cada catador.

En paralelo, se han desarrollado otras técnicas de entrenamiento de los catadores para poder llevar a cabo análisis sensoriales que cubran las necesidades de cada industria. Para obtener el éxito en los análisis y lograr los objetivos esperados es importante utilizar un sistema adaptado, preciso y riguroso para cada caso y alimento. Sin embargo, el éxito final de la evaluación recae en la selección y el entrenamiento de las personas catadoras.

La realización de un test sensorial requiere de varias fases y una gran cantidad de personal formado para ello. Los pasos se dividen en:

• Análisis descriptivo. Participa un panel de catadores no superior a diez personas ya que es difícil entrenar a un número superior de catadores. Se requieren unas ocho sesiones para formar al personal. Este análisis consiste en describir las propiedades sensoriales, tanto cualitativas como cuantitativas. Es el más completo de todos.
• Análisis discriminativo. Un número de catadores de unas 25 personas comprueban si hay diferencias entre los mismos productos.
• Test del consumidor. Para que los resultados sean fiables son necesarias un mínimo de 80 personas. En este tipo de test no se necesita formación previa ya que es de respuesta espontánea. En él el consumidor responde si el producto le gusta o no.

Entrenamiento

Los catadores se someten a un entrenamiento con el fin de mejorar su conocimiento y aumentar su motivación. Aunque existe un número concreto de sesiones de entrenamiento para cada tipo de análisis, el número final de sesiones se determina según la variedad y complejidad del análisis. El principal objetivo del entrenamiento es enseñar a los catadores a saber utilizar sus sentidos y conocer todas las cuestiones prácticas que conlleva un análisis sensorial, como el formato de las pruebas o si se debe ingerir un líquido o no y cómo hacerlo.

Los análisis se desarrollan en unas salas específicas. Una de ellas es la de entrenamiento, formada por una mesa grande en el centro en la que se sientan los catadores. Allí se pretende forjar un vocabulario común entre ellos y se aprende a medir con escalas para unificar criterios. La sala de evaluación consta de unas cabinas separadas entre ellas con lámparas de luz tenue o roja, en función de lo que se quiera evaluar, debe tener aire acondicionado y estar ubicada en un área tranquila y sin olores. En esta sala cada catador realiza su análisis de manera individual sin ver a la persona que tiene a su lado y evitar así posibles influencias en su juicio.

LAS BASES DE LA ELECCIÓN

La tendencia más generalizada es elegir los alimentos por su apariencia. Lo primero en lo que se suele fijar el consumidor en alimentos como la fruta es el color, el brillo y que no esté deteriorada. En la carne se prioriza que ésta tenga un color rojo vivo, sin líquido y de aspecto saludable.

Por tanto, en todos y cada uno de estos aspectos influye de manera considerable el sistema de "packaging", es decir, su envasado. El segundo aspecto más relevante es el sabor, aunque la tendencia más generalizada ahora es la que prioriza el precio ante la calidad.

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13 oct 2010

Alimentos tan adictivos como las drogas

Los miembros de Comedores Compulsivos Anónimos saben desde hace tiempo lo que ahora comienzan a ver claro los neurocientíficos y los endocrinos: hay alimentos que no pueden parar de ingerir, aunque saben perfectamente que no les convienen. Quienes pertenecen a esta organización creada hace 50 años no se decantan por las frutas o las verduras. El paladar les reclama, más bien, costillas con salsa barbacoa, hamburguesas o helados. En definitiva, comidas muy ricas en grasas y azúcares.

FUENTE: El Mundo Digital (14/09/2010)
Autor: María Sánchez Monge


La revista The Journal of Neuroscience publicará próximamente los resultados de un estudio muy revelador. Un equipo de investigadores estadounidenses encabezado por Eric Stice, del Departamento de Psicología de la Universidad de Texas (Estados Unidos), llevó a cabo un experimento con 26 mujeres obesas o con sobrepeso. Durante un periodo de seis meses se les ofrecieron dos tipos de batidos: sabrosos y calóricos o insípidos y sin calorías.


La técnica de imagen conocida como resonancia magnética funcional mostró que las féminas que ingirieron mayores cantidades de la bebida potente y ganaron más peso eran aquellas cuyos cerebros mostraban una menor activación de la zona asociada a las comidas palatables (gratas al paladar).


Esta aparente paradoja tiene su explicación. "Se trata de un mecanismo muy similar al de las drogas", explica Francisco Pérez Jiménez, jefe de grupo del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba. "La hipótesis es que el ser humano, cuando come, recibe una compensación, ya que los alimentos le causan placer", expone el endocrinólogo. En este contexto, "las personas a las que el alimento les produce menos satisfacción suelen coger más peso porque tienden a consumir más para conseguir esa gratificación", agrega.


Con todo, los expertos creen que no se puede hablar de adicción en los mismos términos que cuando nos referimos a las drogas. "Hay muchos puntos en común, pero también algunas diferencias", subraya Rafael Maldonado, catedrático de Farmacología de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.


Entre los aspectos semejantes destacan los síntomas, ya que, según este experto en neurofarmacología, "se puede llegar a la pérdida completa del control tanto en la búsqueda de comida basura como de drogas". Estudios con animales muestran que éstos siguen atiborrándose de forma continua incluso cuando se les castiga cada vez que lo hacen con una descarga eléctrica.


Asimismo, los comedores compulsivos pueden sufrir recaídas tras haber logrado moderar su consumo de calorías.


Desde el punto de vista neurológico también hay coincidencias. Las sustancias de abuso y los platos con una alta palatabilidad producen efectos parecidos en el cerebro. Concretamente, actúan sobre neurotransmisores (compuestos que transmiten los impulsos nerviosos) como la dopamina.


En cuanto a las diferencias, Maldonado apunta, en primer lugar, la propia naturaleza de las sustancias: "La comida es necesaria para la supervivencia; la droga, no". Por eso, la activación de los circuitos de recompensa que produce un estímulo natural no puede ser totalmente equivalente al que genera un compuesto que no nos resulta imprescindible.


Por otra parte, varía el patrón de consumo. Según el farmacólogo, muchas personas toman drogas, pero sólo unas cuantas (en torno a una de cada siete de ellas) se enganchan. El abuso de la comida de alta palatabilidad, a la que todos estamos expuestos, afecta, como mucho, a uno de cada 30 sujetos.

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10 oct 2010

El primer animal transgénico en llegar al plato será un salmón

FUENTE : ABC Periódico Electrónico S.A. (13/09/2010)
Autor: N. Ramírez de Castro

El nuevo salmón se llama «AquAdvantage» y ha sido desarrollado por la compañía AquaBounty. Ofrece el mismo sabor, textura y propiedades nutricionales que su pariente natural más próximo, el salmón común o del Atlántico.

Pero su rendimiento económico es superior. Crece el doble de rápido y alcanza su tamaño final en la mitad de tiempo. Frente a los tres años que necesita el salmón del Atlántico para completar su desarrollo, «AquAdvantage» está listo para servirse en el plato en apenas año y medio. Esa característica tan especial es lo que le convierte en una especie tan atractiva para la acuicultura.

A simple vista es similar a un salmón del Atlántico, aunque sólo lo parece. En realidad es un cóctel genético de tres peces diferentes: el salmón común, un pez de la familia de las anguilas (Zoarces americanus) y el salmón real o Chinook, el gigante de los salmones. El resultado es un pez híbrido, de apariencia similar al salmón común pero con dos genes ajenos, un gen de la hormona de crecimiento del salmón real y otro del pez-anguila. Esos dos genes son los que le permiten acelerar su crecimiento.

Otra diferencia sustancial es que las hembras de estos salmones transgénicos son estériles. La compañía que los ha desarrollado justifica su decisión apelando a la protección de la biodiversidad. En el caso de que algún ejemplar se escapara de las granjas marinas donde se crían no se mezclaría ni pondría en riesgo a la población natural. La fórmula también ofrece a la empresa una rentabilidad asegurada. Las piscifactorías dependerán de AquaBounty para tener nuevos salmones transgénicos y estarán obligadas a adquirir nuevas partidas de alevines cada vez

ETIQUETA IDENTIFICATIVA

Como ocurrió con la carne clonada o los cultivos transgénicos, el salmón modificado genéticamente no ha pasado desapercibido ni para las organizaciones de consumidores ni para los grupos ecologistas. Incluso una coalición que representa a chefs de restaurantes ha pedido a la FDA que rechace la explotación del pescado. Los expertos reunidos por la agencia estadounidense deberán decidir si el consumo y la explotación del nuevo pescado es seguro para la salud y el medio ambiente. Y también si el salmón modificado que llegue a los supermercados lucirá una etiqueta que desvele su origen al consumidor.


7 oct 2010

Procesos culinarios y contaminantes


Fuente: consumer (8 de septiembre de 2010)
Por MARTA CHAVARRÍAS

Una dieta equilibrada no es sólo saludable en términos nutricionales, es decir, incluye todos los nutrientes necesarios y en su justa medida, sino que debe garantizar un bajo contenido en tóxicos.

Hasta ahora, se pensaba que algunos procesos de cocción reducían parte de estas sustancias, como los metales pesados. Sin embargo, tras una exhaustiva investigación realizada en alimentos de consumo generalizado en Cataluña, se ha comprobado que no hay ningún modo de cocinar que, "de forma significativa y para todos los alimentos evaluados, modifique el contenido de contaminantes". Así lo aseguran los responsables del estudio, de la Universitat Rovira i Virgili, de Tarragona.

Contenido de tóxicos según el alimento

La investigación es fruto de la tesis realizada por Gemma Perelló y dirigida por Joan Maria Llobet y Josep Lluís Domingo, con el título "Evaluación de los efectos de diversas técnicas culinarias sobre el contenido de varios contaminantes químicos en alimentos de amplio consumo en Cataluña. Exposición dietética". Su objetivo es dar una visión generalizada de la contaminación química de los alimentos de mayor consumo en Cataluña. Además, significa un paso más hacia la determinación de la presencia de contaminantes en alimentos cocinados, ya que hasta ahora la mayoría de los estudios en este ámbito se habían centrado en los productos en crudo.

Las diferencias entre los diferentes procesos culinarios son poco significativas en cuanto a la reducción de contaminantes

Para la investigación, se han tenido en cuenta grupos de alimentos como el pescado (sardina, merluza y atún) o la carne (lomo de cerdo, pollo, ternera y cordero), además de la judía, la patata, el arroz y el aceite de oliva. Los análisis se han realizado en productos en crudo, a la plancha o fritos (para el bistec de ternera, el lomo de cerdo, la pechuga de pollo, la butifarra negra o el hígado de cordero).r_Emercurio, plomo, dioxinas y furanos, bifenilos policlorados, éteres difenílicos policlorados, éteres difenílicos policromados, hexaclorbenzeno, hidrocarburos aromáticos policíclicos y compuestos perfluorados. De acuerdo con los resultados obtenidos, las diferencias entre los distintos procesos culinarios aplicados son "poco significativas" en cuanto a la reducción de contaminantes.

Variedad y equilibrio

Sería aventurado aconsejar una determinada forma de cocinar para una menor carga de contaminantes, según los resultados de la investigación. Pero a pesar de que los cambios son poco significativos, el hervido "es la forma con menor presencia de tóxicos". La reducción se debe, sobre todo, a la forma en crudo de los alimentos, es decir, "los contaminantes en el alimento cocinado dependen de sus niveles en el producto crudo". Para Perelló, la clave estaría en "eliminar la grasa de los alimentos, una práctica más efectiva que seleccionar una determinada técnica culinaria", puesto que es en esta parte donde se concentra más cantidad de tóxicos.

De una forma u otra, los alimentos en crudo pueden contener sustancias tóxicas ambientales o industriales persistentes. Aunque en la mayoría de los casos esta presencia es anecdótica, de manera que entran en el organismo en cantidades muy bajas y de forma accidental, uno de los aspectos que más preocupa es la capacidad de algunos tóxicos para acumularse en los organismos de los seres vivos a través de la dieta.

La investigación de la URV, sin embargo, demuestra que los niveles detectados están muy por debajo de los considerados como perjudiciales y que tendrían que consumirse cantidades muy elevadas de un sólo producto para que tuviera efectos sobre la salud. Una forma de evitar la exposición prolongada y repetida a tóxicos a través de la dieta pasa por el consumo equilibrado de alimentos, sin abusar de ninguno de ellos de forma reiterada. Además, según apunta Perelló, la mayoría de tóxicos son lipófilos y, por este motivo, se acumulan en el tejido graso.

CAMBIOS

Cualquier proceso altera las propiedades físicas y nutricionales de los alimentos. Textura, forma, color y sabor, así como nutrientes, vitaminas y minerales son aspectos que se modifican cuando un alimento se fríe o se cocina a la plancha, al horno o hervido. Algunos de los cambios químicos que se registran cuando un alimento crudo deja de serlo son: pérdida de agua (en función del tiempo de exposición al calor y de la intensidad del tratamiento), aumento de volumen, pérdida de materia grasas y, en los casos de fritura o asado, es posible que se absorban las grasas.


Gran parte de la química del ámbito culinario se refiere a la aplicación de calor a los alimentos. La física, la química, la biología o la bioquímica son algunos conceptos científicos que explican porqué y cómo se alteran determinadas propiedades de los alimentos, como el sabor o el color. Algunas de las investigaciones aplicadas en este campo no sólo se han centrado en determinar y conocer qué ocurre dentro de una olla o de una paella, sino en intentar entender cómo funciona el sabor. Así se ha concluido que es preferible salar las comidas una vez cocinadas, en lugar de hacerlo durante el proceso, porque el paladar dispone de una mayor variedad de sabores.


3 oct 2010

¿Qué comemos?

Cada día nos llevamos a la boca decenas de alimentos. Confiamos en marcas como Kraft, Coca-cola, Nestlé, Danone. Pensamos que los nuevos alimentos funcionales, a los que se les atribuye cualidades terapéuticas, como huevos enriquecidos con ácidos grasos omega 3, leche y yogures fermentados con cultivos probióticos y cereales con ácido fólico nos permitirán vivir más y mejor. Pero hay un lado oscuro de aquello que comemos.

Fuente: www.ecoportal.net (31-08-10)
Por Esther Vivas coautora de Del campo al plato (Icaria ed., 2009). - Artículo publicado en el El Punt, (09/08/2010)

El uso de colorantes, edulcorantes, emulsionantes y saborizantes es una práctica habitual a la hora de procesar los alimentos que consumimos. En Estados Unidos, y a través de la ingesta de comida, se calcula que cada ciudadano toma anualmente 52 kilos de aditivos, hecho que genera crecientes dosis de intolerancia y alergias a los mismos. El ingrediente artificial que más problemas genera es la sacarina, el más extendido de todos, junto con la cola y la cafeína.

Según una investigación realizada en la Universidad de Southampton, en el 2007, por encargo de la Agencia de Estándares Alimentarios del Reino Unido, la mezcla de colorantes artificiales alimentiarios con el benzoato de sodio, un conservante utilizado en helados y repostería, produciría un aumento de la hiperactividad en niños. Cómo señalaba el profesor Ruperto Bermejo, experto en colorantes alimentarios de la Universidad de Jaén, la solución pasa por sustituir los colorantes artificiales por otros de naturales, sin embargo "para la industria, el coste de los colorantes naturales es mucho más elevado que el de los sintéticos". Una vez más los intereses económicos prevalecen por encima las necesidades y el bienestar de las personas.

Y es que unas pocas empresas monopolizan cada uno de los tramos de la cadena agroalimentaria, desde las semillas, pasando por los fertilizantes hasta la distribución de los alimentos. La distancia entre el campesino y el consumidor se ha ido alargando en los últimos años, con la consecuente pérdida de autonomía por parte del productor y la creciente mercantilización de la comida. Unas pocas empresas acaban determinando aquello que comemos: qué, cómo, cuándo y dónde se elaboran los alimentos y qué precio se paga por los mismos tanto en el origen, al campesino, como en destino, en el supermercado.

El derecho a decidir en las políticas agrícolas y alimentarias no está hoy garantizado. Hay que reivindicar el derecho de los pueblos a la soberanía alimentaria, el acceso del campesinado al agua, a la tierra y a las semillas, a poder escoger alimentos libres de transgénicos. Sólo así nuestra seguridad alimentaria será una realidad.